Poema nº 3

[F. Enrique]

Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Muy buen poema, Ramón, concebido cuando solo que nos queda cantar ante la agresión del paisaje que otrora fuera nuestro amigo. Pesar y un lenguaje acercado que nos dice que ya somos sombras, un barco sin amarras que navega hacia el olvido de las aguas procelosas.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Bajo el sol de los jueves, la ciudad bosteza
y, aún así, se levanta rezumando cal en su hueso.
Mira al mar con la sed del poniente,
como un istmo de blancas palomas en fuga
arrebatado a las mareas o al tiempo.

Recorro sus calles con paso torpe
y lento como si la vida me agotara.
Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.

Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

De este número 3 he destacado los 5 primeros versos y los 5 últimos, pero no porque esos 4 centrales, de recorrido lento y en soledad no me hayan gustado.
Todo el poema rezuma nostalgia y recuerdos que, al pasar del tiempo, se añoran.
Es un placer leerte, compañero, felicidades por el poema y gracias por la belleza.

Abrazos fuertes.

[Ana Muela Sopeña]

Qué bien escribes. He disfrutado de tu mano por esa ciudad nostálgica, Ramón:

Tu poesìa crece. Cada vez me agrada más.

Enhorabuena, poeta
Un beso grande
Ana

[Ramón Castro Méndez]

Bajo el sol de los jueves, la ciudad bosteza
y, aún así, se levanta rezumando cal en su hueso.
Mira al mar con la sed del poniente,
como un istmo de blancas palomas en fuga
arrebatado a las mareas o al tiempo.
Recorro sus calles con paso torpe
y lento como si la vida me agotara.
Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.


Querido compañero, hermoso poema donde observas a la ciudad, bajo el prisma de una visión poética. Con mucho placer lo he leído. Felicitaciones.

Desde la soledad de mi isla, un fuerte abrazo.

José Manuel F. Febles

Muchas gracias, amigo José Manuel, por tus amables palabras.

Un fuerte abrazo desde el norte.

[Ramón Castro Méndez]

.

El dolor empaña el cristal de los jueves, colisiona las pautas de la ausencia.
Me ha gustado mucho este poema 3 (es un número lleno de magia y poder).

Abrazo de los grandes, querido amigo.

Muchas gracias, amiga Hallie, por ser y estar siempre.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

"Hoy el cielo tiene el color de una lágrima", qué verso tan hermoso, todo el poema lo es, con ese aire melancólico y esas atinadas imágenes que lo pueblan. Felicidades y un abrazo.

Muchas gracias, Ramón, un placer que estas letras hayan sido de tu agrado.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Hay jueves que son como domingos, ¿verdad? (no me gustan nada estos últimos). Nostalgia y un punto de tristeza. Ya llegará el viernes, compañero. Siempre llega. Claro está que la mochila del jueves siempre va como una rémora.

Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Un abrazo o dos.

El mejor día de la semana es el viernes a partir de las siete de la tarde. La mañana del domingo es llevadera, a partir de ahí empiezan a no gustarme los lunes.

Muchas gracias por acercarte hasta mis letras.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Buen poema, amigo

Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Mis primeros sesenta y tantos poemas no tuvieron titulo, solo un numero. Estos versos son superiores a aquellos. Un abrazo

Muchas gracias, Francisco, eres amable y generoso en extremo.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Hermoso querido amigo...profundo y conmovedor...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

Muchas gracias, querida amiga Nancy, por tus siempre cálidas palabras.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

¿Sabes, Ramón? Leerte me causa una muy buena sensación, me gusta.

Pero hay algo que me sobresale, al que le doy mucho valor en la poesía, y que en mi forma de verla se me hace necesaria y casi obligado para inundar de más brillo la escritura, la metáfora.

Tú la empleas maravillosamente, la coses a cada uno de los versos, le das valor, las creas sin alardes, pero suelen ser magníficas y por supuesto, realzan mucho la escritura, la buena escritura, la tuya.

Sinceramente, Ramón, me gusta como te mueves en este mundo.

Un abrazo, compañero.

Agradezco muy mucho , Alejandro, tus palabras, en extremo generosas y me alegra especialmente que la lectura de mis poemas te produzcan buenas sensaciones.

Respecto a tu apreciación sobre la metáfora, estoy cien por cien de acuerdo contigo.

Muchas gracias, compañero, por leerme y dejarme tus apreciados comentarios.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Me ha encantado tu poema. Describe con precisión y belleza tantos paseos sin rumbo en una ciudad que no conoce a nadie. Felicidades

Muchas gracias, Pablo. Celebro que estas letrillas mías hayan sido de tu agrado.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Bajo el sol de los jueves, la ciudad bosteza
y, aún así, se levanta rezumando cal en su hueso.
Mira al mar con la sed del poniente,
como un istmo de blancas palomas en fuga
arrebatado a las mareas o al tiempo.
Recorro sus calles con paso torpe
y lento como si la vida me agotara.
Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Hay en los que cuesta caminar, y no pasa nada por ralentizar el ritmo y esperar a que la oscuridad se marche, y cueste menos la vida.

Me gustó leerte.

Muchas gracias, Ana, por leerme y dejarme tu apreciado comentario.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Bajo el sol de los jueves, la ciudad bosteza
y, aún así, se levanta rezumando cal en su hueso.
Mira al mar con la sed del poniente,
como un istmo de blancas palomas en fuga
arrebatado a las mareas o al tiempo.
Recorro sus calles con paso torpe
y lento como si la vida me agotara.
Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Bellísimo poema y claramente lograda expresión de tristeza y agobio. Te felicito Ramón Castro Méndez por esta joya poética. Un abrazo grande.

Muchas gracias, amiga E.R.A., un placer encontrarte entre mis letras.

Un afectuoso abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

Muy buen poema, Ramón, concebido cuando solo que nos queda cantar ante la agresión del paisaje que otrora fuera nuestro amigo. Pesar y un lenguaje acercado que nos dice que ya somos sombras, un barco sin amarras que navega hacia el olvido de las aguas procelosas.

Un abrazo.

Muchas gracias, F. Enrique, aprecio en mucho tu atento comentario.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Bajo el sol de los jueves, la ciudad bosteza
y, aún así, se levanta rezumando cal en su hueso.
Mira al mar con la sed del poniente,
como un istmo de blancas palomas en fuga
arrebatado a las mareas o al tiempo.

Recorro sus calles con paso torpe
y lento como si la vida me agotara.
Escucho su canto de soledad y silencio,
pero a mi alrededor solo acude la niebla.

Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.

De este número 3 he destacado los 5 primeros versos y los 5 últimos, pero no porque esos 4 centrales, de recorrido lento y en soledad no me hayan gustado.
Todo el poema rezuma nostalgia y recuerdos que, al pasar del tiempo, se añoran.
Es un placer leerte, compañero, felicidades por el poema y gracias por la belleza.

Abrazos fuertes.

Muchas gracias, amiga Marisa, por pasarte por mis letras y por tus siempre amables palabras. Y sí, coincido contigo en las estrofas que señalas.

Un afectuoso abrazo.