pero a mi alrededor solo acude la niebla.
Hoy el cielo tiene el color de una lágrima,
las nubes pasan por detras de mis pupilas,
respiran mis pulmones un alcohol triste.
Cae la noche envuelta en una austera mortaja,
y los pájaros son sombras que trepan a los muros.
Muy buen poema, Ramón, concebido cuando solo que nos queda cantar ante la agresión del paisaje que otrora fuera nuestro amigo. Pesar y un lenguaje acercado que nos dice que ya somos sombras, un barco sin amarras que navega hacia el olvido de las aguas procelosas.
Un abrazo.