Conversación en silencio

[Marisa Peral]

Felicidades, Paco, por esta Conversación íntima y silenciosa que leo entre lo mejor de tu poesía.
Me ha gustado mucho.

Gracias y un abrazo fuerte.

[F. Enrique]

No encuentro motivo para que dejemos de ser hermanos, Armilo, nadie como tú me ha comprendido en este foro. Podría decirte que defiendo con vehemencia a Billie Holiday y a Jacques Brel, que no he sabido defenderme a mí mismo. Estas palabras tuyas las considero una gota de aceite perdida en la inmensidad del mar que me has entregado, contigo he aprendido, no dejo de leer tus prodigiosas críticas que se me ponen a mano. No hay problema entre personas que están destinadas a entenderse.

Un abrazo, hermano.

Mi querido F. Enique, me encanta compartir contigo. Nunca vamos a dejar de ser hermanos. El resto del mensaje lo borro porque no me gusta. Un abrazo grande y bendiciones

Ignoro, Armilo, lo que te ha ocurrido, pero, ya ves, estoy contigo, estoy a tu lado sin saber la causa que te quema, no concibo que el foro no reconozca tu inteligente, culta e interesante aportación, ya que cómo te dije, suelo leer lo que me llega de ti (no solo lo dirigido a mí), en fin quiero decirte que estoy a tu lado y leo varias veces tus escritos y comentarios celebrando tus poemas y degustando tus comentarios; eres necesario, yo diría más, imprescindible.

Un abrazo, hermano.

[F. Enrique]

Qué belleza! Logras que hable el silencio por medio de tu gran arte. Un placer volver a leerte.

Gracias, Roxane, siempre es un placer volverme a encontrar contigo.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Es un poema muy logrado, por su ritmo, por la profundidad de los versos y el sentimiento de melancolía que transmiten. Hay elegancia en el decir y maestría en la forma. Felicidades, es un lujo leerte. Abrazos.

[F. Enrique]

Qué belleza! Logras que hable el silencio por medio de tu gran arte. Un placer volver a leerte.

Gracias, Roxane. Se hace lo que se puede, siempre será así.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, compañero, es un muy hermoso.

Fonda aperta.

Gracias a ti, Xaime. Siempre eres discreto y entrañable.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Vienes de aquella casa de los malvones tenues
Escuchas el lamento del pájaro extraviado
mientras me miras, lenta,
sedienta de cansancio.
Acaricias el aire con un gesto que sufre
las huellas de un fracaso,
el caos del anhelo de los días más tristes
en el soplo más lánguido.

Vienes de la colina que llora por tu ausencia
Rememoras la brisa en el recuerdo cálido,
Abrazas los espejos
Que reflejan la herida que llega de tu paso
Añoras los desvelos que siguen en las nubes
que llegan tras de ti y se van alejando

Qué belleza! Logras que hable el silencio por medio de tu gran arte. Un placer volver a leerte.

Gracias, Roxane. Tu presencia siempre me es grata.

Un abrazo.

[F. Enrique]

"Acaricia el aire con gesto que sufre
la huella de un fracaso".
Preciosos versos de melancolía, tristeza y dolor. Gracias por compartir, amigo F. Enrique. Un abrazo.

Gracias, Fernando, eres muy amable.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Felicidades, Paco, por esta Conversación íntima y silenciosa que leo entre lo mejor de tu poesía.
Me ha gustado mucho.

Gracias y un abrazo fuerte.

Gracias, Marisa, es un lujo poder contar contigo siempre.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Marisa.

Un abrazo fuerte.

[enrique sanmol]

Vienes de aquella casa de los tenues malvones
que esperaban tu aliento en el muro caído,
escuchas la plegaria del pájaro enjaulado
mientras sube la niebla de aquella soledad
que nunca dibujaste de luna en tu perfil,
mientras me miras, lenta,
sedienta de cansancio, y tiembla la esperanza
del arlequín perdido que te espera en la esquina.

Acaricias el aire con un gesto que sufre
la huella de un fracaso,
el caos del anhelo de los días más tristes
de una alondra que muere en el soplo más lánguido
con las alas abiertas y el corazón marchito
en los escaparates que mostraran tu credo.

Vienes de la colina que implora por tu ausencia,
rememoras un verso en el recuerdo cálido
que se posa en tu frente,
abrazas los espejos que reflejan la aurora,
y supura la herida que llega de tu olvido,
añoras los desvelos que siguen en las nubes
que llegan tras de ti y se van alejando
en la lira que mece la palabra que cubre
las voces del silencio que lloran en un carmen
que te busca en un cuadro y no encuentra tu nombre.

Alejandrinos y heptasílabos para una conversación con los sonidos del silencio (hola oscuridad, mi vieja amiga). Heridas que supuran, ausencias, derrotas, soledades y nieblas. Todo visto desde la altura, como en una noria detenida, algo quizá más cerca de un Cohen que de Simon. Palabras que dicen a cualquier desconocido que haya sentido en sus carnes la soledad de estar vivo.

Dulce locura esta de la poesía. Que no nos falte, F. Enrique. Todo un placer la lectura. Un fuerte abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Enrique.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, un abrazo fuerte.