Ignacio Mincholed escribió: ↑Lun, 04 Ene 2021 22:29
Tenía previsto, tal como me recuerdas, hacer una entrada con estas notas en el foro de crítica, pero ya que estamos en el ajo al hilo del poema de Alejandro y contestándote las pongo aquí.
Así es, Armilo, pero a la vista de la historia dudo yo que alimentara con ironía su mito del poeta rural, me inclino más a pensar que lo hizo de forma legítimamente interesada para conseguir hacerse escuchar.
Lo que está claro es que Miguel Hernández fue un hombre maltratado y utilizado por las corrientes políticas en su condición de persona y de poeta. Oscurecido y prácticamente anulado de la historia popular, resurge en los años setenta otra vez de la mano política con todos los sesgos que cualquier resurgimiento condicionado por lo político suponen. No resurge como un poeta de plenitud poética sino como un banderín de enganche ante los nuevos tiempos, otra vez políticos. Importaba más su figura que su poesía.
Murió con 31 años, apenas tuvo 9/10 años de creación válida. Desde su primer libro,
Perito en Lunas, hasta el último que no vio publicado en vida,
Cancionero y romancero de ausencias, dos voces poéticas absolutamente distintas en un periodo de 8 años. Desde una voz de metáforas crípticas hasta la claridad de ideas de una penetrante humanidad.
Emplea en su primer libro, en octavas reales, un tratamiento adivinatorio:
A fuego de arenal, frío de asfalto
Sobre la Norteamérica de hielo,
con un chorro de lengua, África en lo alto
por vínculos de cáñamo, del cielo.
Con este tratamiento pretende no perder el estilo de la modernidad imperante de los poetas de referencia, pero no parece sentirse cómodo en esos terrenos de la insinuación que los autores afamados utilizaban.
En la modernidad no cabía fácilmente el sentido religioso que bullía en Hernández, no se sabe bien en qué alcance pero en él estaba latente la influencia religiosa hasta el punto de escribir su obra de teatro,
Quien te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras, un auto sacramental al gusto del XVII que publica en 1933 de la mano de Bergamín en un momento álgido de la república, y que, curiosamente, es la obra que le da empaque, cosa que no le había dado hasta el momento la poesía. ¿Lo escribió por convencimiento o, inteligentemente, para procurarse una llamada de atención? El caso es que le abre las puertas para relacionarse con autores y personas influyentes en lo cultural. Y ahí es cuando, posiblemente, empieza a explotar esa imagen rural para de algún modo hacerse acoger en las condescendientes y cultivadas filas de lo urbano.
Conoce a Lorca en un encuentro con poca fortuna para Hernández. Lorca era para Hernández el poeta de referencia, pero a Lorca nunca le entró por el ojo el Hernández persona ni poeta. Quizá Hernández no midió bien su forma de aproximación a Lorca extremando sus modales y ruralidad para relacionarse con él. La impresión que produjo en Lorca no resultó favorable. Hernández utilizó su aura rural en temas que Lorca trataba desde otra perspectiva, y a una distancia prudente desde su posición. El caso es que Lorca ninguneó a Hernández.
Por lo que fuera, no le sale del todo bien
presumir de su condición rural, cuestión que posteriormente utilizarán en su contra y para su desprestigio, haciéndole pasar por un gañán, las fuerzas vivas del golpe de estado del 36; pero les salió mal la jugada, cuando se dieron cuenta trataron de ocultarlo, y así pasó años en terreno de nadie hasta su encumbramiento como poeta del pueblo. Y lo encumbraron no precisamente por su poesía sino por la tragedia de su muerte
programada. Digo no por su poesía porque no sería hasta más tarde cuando se realzó y se puso en valor su figura como poeta pleno.
En el año 1935, ya instalado en Madrid animado por Neruda, se producen en Hernández una serie de cambios amorosos e ideológicos, se desprende de la autocensura de su formación católica atisbando otras posibilidades de libertad de pensamiento en las que tendrá mucho que ver su amistad con Vicente Aleixandre y la relación con la que fuera novia de Alberti la pintora Maruja Mallo.
La visión diametralmente opuesta de Neruda frente a la de Sijé, debieron producir en Hernández una tensión de pensamiento que contribuyo a fortalecer su ánimo y su poesía, tensión que le supuso ciertos disgustos con su amigo de Orihuela que no pudieron solucionar debido a la muerte de Sijé. El dolor por el amigo perdido durante esas circunstancias es lo que le llevó a escribir el tremendo poema
Elegía.
Estos hechos, y otros muchos, indican que la poesía relevante que conocemos de Hernández es fruto de un poeta culturizado y con una amplia visión del mundo de su época, muy alejada de la idea de una poesía de
espontaneidad rural que tanto interesó difundir al franquismo para instalarlo en ese nicho mucho menos peligroso que en el nicho de los intelectuales beligerantes; aun así, el revanchismo y el miedo al libre pensamiento hicieron de Hernández una víctima real de las cárceles franquistas que posteriormente aprovecharon los contrarios al régimen, sin demasiados escrúpulos, para su utilización como figura emblemática. Yo me acuso, porque me dejé llevar por su figura sin tener el conocimiento que hoy puedo tener sobre su obra poética.
Estos versos de la Elegía a Ramón Sijé se instrumentalizaron de tal modo que popularmente no es bien conocido todavía hoy el motivo que dio lugar a ellos, quedando como bandera política:
Temprano levantó la muerte el vuelo, […]compañero del alma, compañero.
Estas luces y sombras, la manipulación por parte de unos y otros, unos por su figura y otros por su poesía, desdibuja la realidad del hombre y del poeta. Cuestión que no resta nada a sus vitales convencimientos ideológicos sobre el poder de la palabra en su compromiso humano, social y político en
Viento del pueblo y
El hombre acecha.
Cierra las puertas, echa la aldaba, carcelero.
Ata duro a ese hombre: no le atarás el alma.
Con el tiempo, resulta doloroso ver cómo desde los poderes se manipula a las personas y sus obras a conveniencia hasta quedar en estereotipos. A la poesía de Miguel Hernández se le debe reconocimiento por sí misma. Esto es lo que pretendía señalar, Armilo; los avatares de su poesía y su persona, de su obra inamovible en el recuerdo y en la historia de la mejor literatura poética.
…
[Mi sobrina, Prior, ¡ay mi sobrina! Está en ese etapa rebelde que da el desarrollo del organismo, desarrollo que, como dijo el gran franciscano Ubertino da Casale:
Pulchra enim sunt ubera quae paululum supereminet et tument modice, nec fluitantia licenter, sed leniter restricta…
Espero que la buena guarda de nuestro querido Protonotario la mantenga alejada de tentaciones propias y ajenas. Quedo en sus oraciones].
…
Alejandro, disculpa que se hayan producido sobre la marcha estos comentarios en el espacio de tu poema que quizá deberían figurar en el foro de crítica; tú y la Administración diréis. De todos modos gracias por dar salida a tu reconocimiento de Miguel Hernández con tu buen poema.
Abrazos.
Ignacio