Demasiado malo, para nosotros, es que conozcas tanto a la Corporación Delirium, Ana; siempre en eterna disputa sobre lo que es la poesía, entre vinos y fantochadas, el refectorio hace aguas por sus flancos y eso casi siempre está presente en cada obra sea de Roger, Armilo o Renato. En este caso las fronteras antes de destruirlas deben estar, aunque sean las de Jerusalén, sagradas; qué fina eres, me quito el sombrero, de verdad porque sólo era una reflexión interna y tú la has destapado, me has dejado con el culete Alaire. Aunque cada uno, en el monasterio, tenga su concepto siempre está la duda presente y además esta palabra aparece a menudo en sus obras. De lo que sí no dudamos es de que la herramienta hay que conocerla y dominarla en todas sus facetas. Frente a los que nos dicen que es un muro nosotros decimos que es una oportunidad. La verdad es que fácil desdeñar la técnica en literatura porque nacimos hablando, no pintando ni esculpiendo; en estas artes nunca se cuestiona la técnica como en la poesía. El personal se reiría a carcajadas si alguien que entra en esos mundos dijera que va a su bola y no le importa la historia ni las formas.Ana García escribió:Dado que tus poemas, Prior, tienen varias lecturas yo voy a arriesgar la mía.
El Gólgota o los arrabales de la poesía se enfrentan a la pureza virginal de la métrica.
Para tirar piedras negras contra los muros tienes que haber estado dentro. Conocer las norma para luego deshacerte de ellas.
Es la libertad de entrar y salir en los conocimientos según lo que interese en cada momento. Y creo que es en la primera estrofa donde encontramos la causa y la consecuencia de tu rebeldía. Una vez que conoces la virginal fe mariana, lo más puro de la poesía, escuchas otras voces, otras formas de pulir la diversión. Leíste a Villa que es todo lo contrario. Y a otros que enriquecieron tu bagage.
Una vez en el Gólgota,
empujamos Jerusalén contra sus muros,
a la virginidad en sus estigmas adyacentes.
Minúsculas hormigas cosquilleaban nuestro cuerpo;
los lienzos, con olor a hierbabuena,
eran abrigo de una fe mariana,
índica y submarina, de alga en el intento.
Y ahí entra otra forma de hacer poesía, la tuya. Desaprender para ganar en conocimientos. Todo dentro y todo fuera.
Es de esos poemas que se pueden degustar una y otra vez. Me disculpas si me he ido por la tangente.
Te felicito.
Besazo.
Un besazo