Crítica literaria a "Brinden por eso", de Ara López

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
Avatar de Usuario
Rafel Calle
Mensajes: 25008
Registrado: Dom, 18 Nov 2007 18:27
Ubicación: Palma de Mallorca

Crítica literaria a "Brinden por eso", de Ara López

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

BRINDEN POR ESO, DE ARA LÓPEZ

viewtopic.php?t=41775

Ara López en “Brinden por eso” logra un poema profundamente teatral, confesional y humano, que despliega su potencia lírica como una escena cuidadosamente construida entre la épica de un brindis y la tragedia íntima del poeta despojado. Ara utiliza con una gran habilidad, la figura arquetípica del viejo bebedor como vehículo para una meditación desgarradora sobre el tiempo, la memoria, la amistad, el amor y la pérdida de la voz poética.

El poema se inicia con una imagen visual y auditiva contundente: “El golpe seco de un vaso sobre una mesa / un disparo seco que nos hizo girar”. Aquí se instala desde el primer verso una tensión casi cinematográfica, una interrupción abrupta que detona el relato. La metáfora del “disparo seco” y el símil con “soldados sorprendidos” nos sitúan en un ambiente de confrontación emocional, de revelación inesperada.

El personaje central —ese hombre barbado que se alza como orador improvisado— se presenta con rasgos de dignidad decadente. Su cuerpo envejecido pero aún firme, su voz cargada de experiencia alcohólica y emocional, lo convierten en un símbolo del sobreviviente que ha resistido a través de excesos, nostalgias y derrotas.

La estructura del poema avanza mediante una enumeración de escenas y confesiones que funcionan como brindis —cada uno un disparo más de vida vivida—, con repeticiones que actúan como estribillos: “¡Brinden por eso!” Este recurso retórico, casi litúrgico, otorga ritmo y cohesión, y convierte el poema en un ritual colectivo de memoria y redención. La voz del orador se confiesa con ironía y ternura: fue un ladrón de besos, un deudor sentimental, un soñador nocturno. Las imágenes se vuelven cada vez más poéticas y profundas, como esta: “Descifró las caricias de la lluvia / y escribió, en una noche imposible / un verso por cada gota.”

La segunda mitad del poema se ensombrece: el tono se vuelve más introspectivo y vulnerable. El poeta ya no celebra, sino que expone sus cicatrices y se presenta como alguien despojado: “Reflejó la mirada de un niño en un cuerpo añejo.” “Hasta que apareció una mirada… me destrozó y me devolvió el alma reparada.”

Esa mirada final, esa experiencia de amor transformador, es tan intensa que “asesina al poeta”. Ara López propone aquí una idea poderosa y paradójica: que la felicidad —ese estado pleno y sin fisuras— puede silenciar la creación poética, pues es el dolor quien da forma a los versos. Esta idea final, que cierra el poema como una revelación amarga, está expresada con la rotundidad de una sentencia: “Porque la felicidad puede ser muda, pero el dolor… el dolor siempre exige poesía.”

En fin, Ara López construye un poema magistralmente narrativo y lírico, donde se entrelazan el humor y la melancolía, la exaltación y la derrota. Su fuerza radica en la autenticidad del personaje y en la precisión emocional del lenguaje. “Brinden por eso” no es solo un poema: es un monólogo dramático, una declaración de principios vitales, una elegía disfrazada de celebración. Un brindis que duele y emociona.

Vaya hasta tus lares mi más efusiva enhorabuena, amiga Ara, por este, a todas luces, reseñable poema, junto a un fuerte abrazo.
Responder

Volver a “Crítica literaria, análisis, ensayos y debates”