me arrastro en el olvido como un lobo enjaulado
que vaga en cuatro metros y no conoce a nadie,
muero en la soledad de una especie extinguida.
(Palabras a Constance IV)
Tan fría era, tan fría
que al estrecharla contra mi pecho
su corazón no latía.
(Friedrich Nietszche - tr- Mariano Manent)
cada vez que te miro y no me encuentro;
soy la soledad de una cita con las sombras,
el lobo abatido entre las rejas de San Amaro.
Es agosto y esta ciudad se ha llevado el rumor del río.
Nietszche vuelve a vivir en tu locura,
te busca en una carta que nunca llegará,
en cada pensamiento que no puede ser amado.
Sufro en las ramajes
más frágiles del Averno, pero ya ves;
te amo incluso cuando me regañas,
cuando quieres destruirme
por matar el tiempo...
No tengo la culpa de sentirme
un chico abandonado
cuando no me sonríes.
Hablé con Andrés
el día de la mujer mundial
pero no me escuchaba,
le decía que en Hoyos del Espinar
no deben atar un purasangre a una noria.