El albor de la presencia

[Carmela Viñas]

Caminar blanco entre cerezos.
Contento inusitado.
Hablan los misterios de la aurora somnolienta sobre el embrujo de tu voz, recostada en mi memoria.

Me acerco más al temblor grato
de los pétalos que caen,
como plumas de agua,
a mi sentir de lluvia.

Intuición de pasos.
Una melodía sublime
— límite de lo resistible
porque abarca
el itinerario
de todas las derrotas
y las besa —,
llama al corazón del sueño.

Apenas unas sílabas danzantes,
en mitad del sobresalto.
Es un llamado.

¿Has visto cómo el cielo
nos devuelve aquel lucero?
Mi susurro.
 ¿Has visto que yo jamás
me fui de tus metáforas?
Su gratitud.

Silencios de sol,
encontrados.

Los remos mutuos nunca se cansaron, a pesar de las tormentas. Y nos reunieron aquí, en este espacio de las flores —delicado portal de intimidades —, donde huyen las quimeras.

El pestañear del tiempo cesa, y fija el ahora sus ojos en el albor de la presencia.

Eres,
con tu azul
de inmensidad profunda,
mi remanso y mi bravío.
Nunca dejaste de ser ola
en mis orillas.

Soy,
con los cerezos,
tu sensibilidad naciente.
Nunca dejé de reposar
en tu blanca luz
y brisa celta.

[Ricardo Linares]

La música clásica de Sarah y tus letras Carmela, te llevan a la relajación y degustar momentos buenos que no siempre están a nuestro alcance. Gracias por compartir tu arte poético.
Un abrazo y Felices Fiestas.

[Carmela Viñas]

La música clásica de Sarah y tus letras Carmela, te llevan a la relajación y degustar momentos buenos que no siempre están a nuestro alcance. Gracias por compartir tu arte poético.
Un abrazo y Felices Fiestas.

Muchas gracias por tu estimada huella en mis letras, Ricardo. Agradezco mucho tus palabras y celebro que hayas disfrutado de la música y del poema.
Muy Feliz Navidad!
Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema muy hermoso, Carmela. Lo he disfrutado. Un abrazo y felices fiestas.

[Carmela Viñas]

Un poema muy hermoso, Carmela. Lo he disfrutado. Un abrazo y felices fiestas.

Gracias,Ramón, por la generosidad de tu lectura y comentario.
Muy Felices Fiestas.
Otro abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema de gran lirismo. Escribes muy bien, Carmela

Hermoso vídeo...

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

[Carmela Viñas]

Muy agradecida por tus palabras,Ana!
Tu estilo poético me gusta mucho, también.
Un beso.

[Alejandro Costa]

Precioso, Carmela, y además aderezado de una gran música que te invita a la relajación.

Muy bello.

Un beso.

Feliz Navidad.

[Rafel Calle]

Mi querida amiga y admirada colega Carmela:
En El albor de la presencia se me hecho cuesta arriba atinar con el significado de la obra, porque eliges no nombrar los hechos, sino transformarlos. Hablas desde el símbolo, desde la imagen que protege lo vivido y lo eleva. Por eso el poema avanza con tanta delicadeza: no quiere explicar, quiere acompañar. Así pues, no sé si habré acertado en mis apreciaciones...

Los cerezos, el blanco, la lluvia, los pétalos que caen podrían hablar de un reencuentro sereno, sin estridencias, después de un tiempo difícil. Se ha aprendido a caminar despacio por la emoción, a dejar que el temblor exista sin romperse. Cada imagen sostiene una espera que ya no es angustia, sino confianza.

Cuando escribes sobre el “llamado”, sobre los remos que no se cansan, tal vez hables de un vínculo que ha resistido la distancia y el miedo. No hay reproche ni dramatismo: hay dos voluntades que han seguido remando juntas, incluso desde orillas distintas. Diría que la indisposición física no ocupa el centro del poema, pero está presente en lo que ha sido atravesado y besado.

El tiempo, en tus versos, deja de ser amenaza y se vuelve pausa. Ese instante en el que “el pestañear del tiempo cesa” fija el ahora como una certeza: la presencia ya existe, aunque el reencuentro definitivo esté aún por llegar. Lo esencial ya ha ocurrido.

Y al final nombras con claridad amorosa: Eres y Soy. Ola y orilla. Remanso y bravío. No hablas de posesión, sino de pertenencia profunda. De una relación que ha madurado en la espera y que ahora se reconoce con serenidad.

En fin, vaya mi enhorabuena por esta obra que enmarca tu regreso a la palabra desde la luz contenida. Escribes cuando la esperanza ya no es frágil, cuando el futuro empieza a respirarse cerca. Y esa calma, esa fidelidad blanca, se queda en quien te lee.

Feliz Año Nuevo y un fuerte abrazo, compañera.