La montaña sobre los párpados

[José Manuel F. Febles]

Amigo Ferreiro, un bello poema, descriptivo, con el sello inconfundible que te caracteriza. Recibe un fuerte abrazo y mi sincera felicitación.

Un fuerte abrazo desde mi isla.

José Manuel F. Febles

[J. J. Martínez Ferreiro]

Un Arca de Noé, equilibrado y bien dispuesto, reflota retratos de poesía natural bajo la ecuación de metáforas
consagradas y afines.

Un abrazo

Gracias, Guillermo, por tan generosos comentarios. Celebro que hayas disfrutado de estos versos.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Descriptivo, una geografía bellamente incardinada en la visión del alma. Abrazos y buen verano.
Salud.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Me ha gustado mucho el poema, que me parece fabuloso. Esa estampa marinera, la descripción del paisaje, me recuerda mucho a la costa occidental asturiana. Vienen a mí el color desde el que atalaya la pizarra, el olor a salitre y los verdes y azules aromas en los que se encuentran inmersos esos pueblos. Te felicito por tan bella obra.
Un abrazo.

Gracias Ramón por disfrutar tan efusivamente de este poema. Es todo un honor.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Hoy rescato este poema tuyo que, además de ser muy bueno, me resulta entrañable dado que mi familia procede de Muras, un sitio que seguramente conoces. Felicidades y un abrazo.

[F. Enrique]

Siempre cumples, Ferreiro.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Magnífico rescate de uno de los poemas que más he disfrutado.
Gracias a Ramón Carballal por subirlo y felicidades de nuevo, Ferreiriño.

Bicos a ambos.

[Alejandro Costa]

Muy bueno, Ferreiro.

Mil gracias por su rescate, Ramón.

Las joyas no hay que esconderlas.

Un fuerte abrazo.

[xaime oroza carballo]

Desde Lugo, bajando los montes de “A gañidoira” se llega a Viveiro.

Centellea el silencio sobre un tiempo
trasnochado de caras, frío y sórdido;
podrido de años quietos que se olvidan
en la floja tiniebla de la altura.
El invierno esta vez
ha nacido con mucho espanto.
La hierba se arrincona.
Sueña el hongo agua y tierra pausada.
Despierta la montaña desafiante
a la errática alma de los potros,
a la tristeza de las vacas
y al denso planear de los miñatos.

Tarde o más lejos,
el fulgor verde de los bosques
azulea sobre las aguas
y enardece pequeñas lanchas quietas;
cavila gris el humo de los barcos;
atrapa en manos francas, enseres y aparejos,
aroma y resplandor de peces
que tal vez algún ahogado
pintó, dorados, en Celeiro.

Toda esta impalpable nervadura,
izada por corrientes locas,
transborda el gusto a mar
hasta el rocío de los pinos,
encandeciendo la mirada
de gentes y lugares, penados y otras sombras
—muchedumbre callada
sin el rigor de los relojes—
flores raras, colores desplomados de la montaña
sobre los párpados, en el rumor
de una mañana que se muere sola.

Como recende a mar a nosa terra, meu. Ás veces o vento trae, por riba dos montes, o muxido das ondas.

Fermoso agasallo.
Un bico, boi meu, irmao.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Es un gran poema, amigo Ferrreiro, que hace posible que el pinar de olvidos acomode sus agujas para que existan paisajes come este, exentos de la dulcificación innecesaria de la palabra. Mis abrazos. Me gusta que, en tus poemas, la percepción sobre el universo tiene que ver con el habito de cuervos del alma. Sí, creo que eres un poeta gótico, pero no estoy seguro del resultado de esta afirmación mía. Abrazos.

Gracias, Marius, por tan generoso y magnífico comentario. Se te echa de menos, querido amigo.

Un abrazo.

[A. Satír]

Todo lo que dices es cómo si estuvieras describiendo una acuarela nocturna, imágenes frescas, imágenes en movimiento, segundos quietos, sin duda un joya de poema.

Un abrazo, Satír.

[Fernando Marcos Rentero]

Precioso poema, amigo J. J. Martinez, en cuya lectura he podido sabotear el olor de esa bendita tierra, sus montañas, sus bosques, su mar y la paz y sosiego de sus gentes. Gracias. Un abrazo.