El milagro de la vida

[F. Enrique]

La luz y el silencio tendrán
un orgullo apasionado cuando todo decline,
mientras sientes que la vida se te escapa
y se han perdido los cielos de la infancia.

Ya no quiero ser un mártir.
He visto que la luz también sangra,
y que el alma no se salva del cuerpo.

No miro los espejos del aire,
ni las puertas del sueño.
Me quedo en este hombre que llora
por un pájaro muerto,
por un lobo enjaulado,
que ha pecado por amor
y lo haría,
en cada instante,
como si fuera el último.

Ya no quiero alas dormidas en los hombros,
ni ofrecer a los dioses mis palabras ocultas.
Quiero ser prisionero de la tierra que amo,
entre aquellos que abrazan,
sin fronteras ni signos,
el milagro de la vida,
la tristeza de la muerte,
y el fuego que nos hace humanos.


Borrador

La luz y el silencio guardan
un orgullo apasionado cuando todo declina,
mientras sientes que la vida se escapa
y los cielos de la infancia se pierden.

Ya no quiero ser mártir,
ni morir por el alma de una rosa.
No busco vidrieras ni puertas del Paraíso;
me quedo en este hombre que llora
por un pájaro caído o un lobo enjaulado,
que ha pecado por amor y lo haría
cada vez que se le ofreciera como último instante.

No deseo alas colgadas en los hombros,
ni entregar a los santos mis palabras escondidas.
Quiero ser prisionero de la tierra que amo,
entre aquellos que abrazan sin fronteras ni signos
el milagro de la vida,
la tristeza de la muerte
y el fuego que nos hace humanos.

[Marisa Peral]

¡Wow!
Me llevo el cero y me siento afortunada por abrir este “canto a la vida”
Es un poema excelente, Paco.
Felicidades y un abrazo.

[F. Enrique]

¡Wow!
Me llevo el cero y me siento afortunada por abrir este “canto a la vida”
Es un poema excelente, Paco.
Felicidades y un abrazo.

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Me agrada especialmente que haya sido tú quien se ha llevado el vacío.

Un abrazo.

[Pilar Morte]

Le hablas a la vida con la certeza que da el tiempo y la realidad de la muerte. Buen poema pleno de aciertos. Un placer leerte.
Un abrazo grande

[E. R. Aristy]

La luz y el silencio tendrán
un orgullo apasionado cuando todo decline
mientras sientes que la vida se te escapa
y se han perdido los cielos de la infancia.

Ya no quiero ser un mártir,
ya no muero por el alma de la rosa,
no miro las vidrieras
ni las puertas del Paraíso,
me quedo en este hombre que llora
por un pájaro muerto o un lobo enjaulado,
que ha pecado por amor y lo haría
en cada momento
que se le ofreciera como si fuera el último.

Ya no quiero unas alas en los hombros colgadas
ni ofrecerles a los santos mis palabras ocultas.
Quiero ser prisionero de una tierra que amo
entre aquellos que abrazan sin fronteras ni signos
el milagro de la vida, la tristeza de la muerte.

Uno de los poemas más bellos y significativos que he encontrado en el camino. El coraje de ser y de cesar ser es lo más hondo de la integridad y si hay integridad en uno, todo cuanto este fuera del ser humano, tiene que ser la prueba de esa integridad mental y emocional, presente e interrelacionar. Solo podemos vivir porque la muerte es inactividad y ausencia. Se puede inventar, soñar con vida después de la muerte, si, pero hoy los tenemos de frente, mirándonos a los ojos, tomándonos de la mano, y hay que honrar estar vivos. Maravilloso poema!

[F. Enrique]

Le hablas a la vida con la certeza que da el tiempo y la realidad de la muerte. Buen poema pleno de aciertos. Un placer leerte.
Un abrazo grande

Gracias, Pilar, tan atenta como siempre, siempre estás en tu sitio.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Uno de los poemas más bellos y significativos que he encontrado en el camino. El coraje de ser y de cesar ser es lo más hondo de la integridad y si hay integridad en uno, todo cuanto este fuera del ser humano, tiene que ser la prueba de esa integridad mental y emocional, presente e interrelacionar. Solo podemos vivir porque la muerte es inactividad y ausencia. Se puede inventar, soñar con vida después de la muerte, si, pero hoy los tenemos de frente, mirándonos a los ojos, tomándonos de la mano, y hay que honrar estar vivos. Maravilloso poema!

Me agrada tu comentario, Roxane, se nota que lo has leído detenidamente.

Un abrazo.

[Alejandro Costa]

Magistral, compañero.

Y todo un acierto, al insertar el borrador de donde partió tal maravilla.

Contigo se aprende, y, sobre todo, se disfruta.

Un abrazo, paisano.

[Lisandro Sánchez]

Me han gustado muchísimo los dos, Francisco. Si tuviese que elegir, elijo el borrador, por "el fuego que nos hace humanos". Un gran abrazo.

Lisandro

[F. Enrique]

Magistral, compañero.

Y todo un acierto, al insertar el borrador de donde partió tal maravilla.

Contigo se aprende, y, sobre todo, se disfruta.

Un abrazo, paisano.

Gracias, Alejandro, nunca me fallas.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Me han gustado muchísimo los dos, Francisco. Si tuviese que elegir, elijo el borrador, por "el fuego que nos hace humanos". Un gran abrazo.

Lisandro

Gracias, Lisandro, tendré en cuenta tu observación.

Un abrazo.

[Rafel Calle]

Estimado Enrique:
No he podido evitar detenerme un buen rato en ese juego entre las dos versiones que has publicado de tu poema, como si fueran espejos en los que se refleja la misma emoción, pero con diferentes matices. Tú siempre nos sorprendes con los aportes audiovisuales, pero esta vez has preferido el propio borrador para dejarnos ver la cocina del poema, ese espacio íntimo donde se fragua la palabra antes de tomar forma definitiva. Ciertamente, resulta valioso poder asomarnos a ese proceso, porque humaniza aún más lo que ya de por sí late en los decires.

“El milagro de la vida” es un poema profundamente tuyo, con esa hondura que, a mi juicio, te afanas por plasmar en tus entregas. Hay en él una renuncia hermosa: la de no querer ser mártir ni perseguir paraísos y, a cambio, quedarte en lo terrenal, en lo humano, en lo que duele y lo que se ama. La imagen del hombre que llora por un pájaro muerto o un lobo enjaulado es, sin duda, de las más conmovedoras que te he leído. Nos recuerda que la sensibilidad es también rebeldía, que sentir compasión es un modo de resistencia.

En el borrador destaco ese “fuego que nos hace humanos”, que luego en la versión definitiva se transforma en una mayor sobriedad, más recogida, más contenida. Ambas opciones son válidas: una expone la chispa, la otra se queda con la ceniza. Entre las dos se muestra el pulso de tu voz, siempre en busca de una forma honesta de transmisión.

En fin, a veces desapareces, atraviesas silencios largos como cauces secos del Guadiana, pero cuando vuelves lo haces con fuerza, con versos que nos recuerdan por qué eres una de las voces importantes de Alaire. Me alegro de tu regreso, de leerte y de sentir que en tu palabra vuelve a encenderse ese milagro del que hablas.

Vaya con mi enhorabuena un fuerte abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Rafel, por el inmenso comentario que me dejas.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Quiero ser prisionero de la tierra que amo,
entre aquellos que abrazan sin fronteras ni signos
el milagro de la vida,
la tristeza de la muerte
y el fuego que nos hace humanos.

Vuelvo a tu poema, Paco.
Y destaco la última estrofa del “Borrador”
Excelente.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Ya lo arreglo; Marisa, muchas gracias.

Un abrazo.