La Editorial Alaire, auspiciada por la Academia de Poesía Alaire, pone gratuitamente a disposición de sus foristas registrados, varios foros de poesía, prosa literaria, debates…, para que puedan publicar sus obras e interactuar entre ellos, así como, la tienda de libros donde se muestran las publicaciones, tanto en papel como en formato digital, estos mediante descarga gratuita. La razón de ser de nuestros foros se centra en promocionar la poesía, mediante las obras de los autores que participan en la plataforma de la Academia de Poesía Alaire. La promoción de la poesía, a nivel del mundo de habla hispana, conlleva una enorme responsabilidad, por ello, pedimos la máxima implicación de todos los miembros de Alaire. Vale recordar al gran maestro Dumas: uno para todos y todos para uno. Muchas gracias por todo, queridos compañeros.
Alonso Vicent escribió: ↑Dom, 25 May 2025 10:39
Excelente poema que encuentra y comparte esa grieta que es una puerta de entrada y de salida al exterior y al interior de uno mismo.
En ocasiones demasiada luz deslumbra, pero esta grieta poema deja pasar la justa y necesaria para sentirse a gusto. Bello rincón para expresarse.
Un abrazo, Alejandro, y feliz domingo.
Magnífico comentario me dejas, Alonso.
Me alegra que te gustase.
Un abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Allá ya no se esconden, ni la piel tersa, ni la mente lúcida,
y es en este momento,
sumido en el atroz desengaño de una existencia errática,
cuando decido, que, sentado en la oscuridad,
un simple rayo de luz delicado y prudente
alimenta este cuerpo destinado a abandonar el alma en breve,
y a esta mente, que perdió la lucidez jugando la última partida.
No siempre logramos saber lo que nos duele y lo que tú has logrado expresar, no sabemos de dónde venimos y adónde vamos, pero sí que jugaremos una última partida que perderemos aunque tengamos las cartas marcadas.
Un abrazo.
Los besos por escrito no llegan, se los beben los fantasmas por el camino.
(Franz Kafka)
Alejandro Costa escribió: ↑Mié, 04 Jun 2025 11:33
Gracias corazón.
Ojalá pudiera hacer algo para que estas letras no reflejarán nada de tu pintura.
Sabes que siempre puedes contar conmigo.
Un beso desde el alma.
Gracias, Alejandro, por ofrecerme tu apoyo.
Y no te preocupes, al menos la poesía permite creer que en lo terrible también hay belleza. Así que esa pintura que me refleja, a veces, parece sin tantas grietas.
Gracias, Alejandro, por ese resquicio que tan bien deja entrever unos sentimientos de serenidad y de reajuste vital.
El título puede parecer algo pícaro, pero uno encuentra sabiduría cuando se mete de lleno en esta grieta.
J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Jue, 29 May 2025 18:02"Puede parecer débil,
carcomida y triste,
pero la grieta de este viejo bastidor de ventana
invita día a día, a un simple rayo de luz"
Un poema rabiosamente honesto y valiente.
Todo un placer de lectura, amigo Alejandro.
Un abrazo.
Mil gracias, amigo Ferreiro.
Un placer recibirte.
Abrazos.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Allá ya no se esconden, ni la piel tersa, ni la mente lúcida,
y es en este momento,
sumido en el atroz desengaño de una existencia errática,
cuando decido, que, sentado en la oscuridad,
un simple rayo de luz delicado y prudente
alimenta este cuerpo destinado a abandonar el alma en breve,
y a esta mente, que perdió la lucidez jugando la última partida.
No siempre logramos saber lo que nos duele y lo que tú has logrado expresar, no sabemos de dónde venimos y adónde vamos, pero sí que jugaremos una última partida que perderemos aunque tengamos las cartas marcadas.
Un abrazo.
Buen comentario me dejas.
Gracias, por estar siempre a mi lado.
Un abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Francisco Lobo escribió: ↑Mié, 04 Jun 2025 17:23
Me produjo satisfacción. Sin metáforas imposibles ni manidas o lexicalizádas, todo el poema es poesía. Mis felicitaciones. Un abrazo.
Gracias, eternas gracias.
Tus palabras me han llegado.
Un fuerte abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
Lucidez y tristeza en tus letras, amigo Ramón. Pero... mientras ese "simple rayo de luz" siga vivo, seguiremos disfrutando de tus bellos poemas. Un abrazo.
"El saber el tener y el querer, si no lo compartes con alguien, no tiene razón de ser"
Alejandro Costa escribió: ↑Mié, 04 Jun 2025 11:33
Gracias corazón.
Ojalá pudiera hacer algo para que estas letras no reflejarán nada de tu pintura.
Sabes que siempre puedes contar conmigo.
Un beso desde el alma.
Gracias, Alejandro, por ofrecerme tu apoyo.
Y no te preocupes, al menos la poesía permite creer que en lo terrible también hay belleza. Así que esa pintura que me refleja, a veces, parece sin tantas grietas.
Un abrazo.
Me alegra que así lo veas y que sigas luchando por ello.
Si alguna vez ves que tu cuerpo se desvia a un lado, ahí me tendrás a mí, para que nunca caigas.
Un beso desde el alma.
Infinitas gracias.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…
En su poema La grieta, Alejandro Costa construye un delicado y sombrío equilibrio entre la desesperanza y la belleza última de lo minúsculo. El texto se inscribe con sensibilidad y verdad en la tradición de una poesía existencial que dialoga con el vacío, la decadencia y el fracaso de los consuelos. Y sin embargo, desde esa misma oscuridad, surge una grieta —una fisura literal y simbólica— como revelación y como redención.
El primer verso, rotundo, es a la vez declaración y epifanía: “Una grieta puede ser un paraíso.” Con esta afirmación, Alejandro subvierte la carga negativa habitual de la grieta como símbolo de ruptura, para devolverle su potencial poético: el de ser umbral, resquicio por donde entra la luz, punto vulnerable por donde se cuela la esperanza. Ya no es solo herida, sino también salvación.
La voz poética se presenta de inmediato como un sujeto agotado, desgastado por el desencanto (“Estoy denostado por el desencanto traicionero de la vida”) y sin capacidad de acción. La sintaxis se enreda en largas oraciones donde la desesperanza se ramifica: “buscar soluciones ya no está en mi poder”, “asignar páginas… es inútil”, “tratar de sanar… es algo terrible e ineficaz”. Todo intento parece fútil, todo verbo de sanación o expresión se desvanece ante una experiencia vital errática y quebrada.
En la segunda estrofa, sin transición explícita, aparece el momento de inflexión. La oscuridad ya no es sólo escenario emocional, sino también literal: el yo poético está “sentado en la oscuridad”, y es allí donde acontece la aparición de “un simple rayo de luz delicado y prudente”. La imagen de la luz es deliberadamente frágil, casi humilde, pero de una fuerza poética estremecedora. La luz no irrumpe, no salva, no enardece: alimenta con suavidad. En esta economía expresiva, Alejandro Costa logra una poesía de la contención, del temblor sereno, de lo casi imperceptible.
La tercera estrofa es quizás la más reveladora, en tanto plasma la grieta como espacio cotidiano, concreto: “la grieta de este viejo bastidor de ventana”. El objeto doméstico, casi insignificante, se transforma en altar, en pasaje místico. Así, en plena pérdida, el poema reconoce una epifanía modesta: el instante de belleza que, lejos de negar el dolor, lo resignifica.
El cierre del poema (“Es mi paraíso particular”) funciona como redención íntima, privada. No hay redención universal ni salvación grandilocuente. Hay una grieta. Hay una luz. Hay un cuerpo viejo y una mente cansada, que aún reconoce —en lo leve— un sentido.
En fin, Alejandro Costa ha escrito un poema bastante breve, pero de hondura sincera y resonancia sostenida. Su mayor logro es convertir la grieta —esa imagen que nace de la fractura— en símbolo de una espiritualidad melancólica, contenida y personal. La grieta no ofrece respuestas, pero sí una certeza poética: que incluso en la ruina, hay belleza y que, a veces, una fisura basta para mantenernos vivos.
Me alegra mucho verte tan inspirado, amigo Alejandro. Vaya mi felicitación por esta obra y, en general, por el nivel que te leo.
Bueno, Alejandro, después de leer el excelente análisis de Rafel, siento que lo mío es una sonsera...
Pero bueno, como decía un jefe mío: miedo y vergüenza nunca tuvimos. Aquí voy...
Imagino esa grieta (en mi hablar argentino, casi lunfardo, se me antoja llamarla "rendija"), hasta me parece recordarla vagamente en alguna puerta o ventana desvencijada de alguna casa en la que viví (he vivido en muchas), y pienso: ¿porqué no abrir la ventana, y que la luz entre a patadas?
Pero después me respondo: No; mejor así; si no, no habría poesía.
Felicitaciones, compañero.
Mi abrazo fraterno.
Víctor F. Mallada escribió: ↑Sab, 07 Jun 2025 11:29
Gracias, Alejandro, por ese resquicio que tan bien deja entrever unos sentimientos de serenidad y de reajuste vital.
El título puede parecer algo pícaro, pero uno encuentra sabiduría cuando se mete de lleno en esta grieta.
Cuídate mucho, amigo.
Víctor
Gracias a ti siempre.
Sin mis grandes compañeros nada sería posible.
Un abrazo.
Salud, paz y felicidad.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.…