Estimado amigo:Lisandro Sánchez escribió: ↑Jue, 12 Jun 2025 3:11Muchísimas gracias, Francisco.Francisco Lobo escribió: ↑Lun, 02 Jun 2025 11:17 Buenos días,poeta. Aquí, en Andalucia, también decimos cachete y cachetazo. Es un gran poema, digno de la distinción. ¿ Leíste alguna vez a Rosa Buk, mi gran amiga, ya fallecida. También era de Buenos Aires. Fue un placer leerte. Un abrazo..
Qué sorpresa enterarme que en Andalucía también lo dicen. Mi abuela paterna era andaluza, de Nerva. Acá sabemos que en general la influencia andaluza en estas tierras ha sido muy importante, muy probablemente la más importante dentro de las distintas vertientes españolas, pero muchas veces no sabemos qué elementos puntuales de nuestro acervo son andaluces. Para mí siempre es muy interesante enterarme de estas cosas.
No sabía de la existencia de Rosa Buk. Ahora que me la nombraste, la busqué, encontré su blog y leí algunos poemas. Me han parecido entrañables, muy porteños, tangueros... especialmente la serie Abel. Yo no soy de Buenos Aires. Soy oriundo del Litoral (litoral fluvial, la costa del Río Paraná), más precisamente de la provincia de Santa Fe (podría decirse, el noreste argentino), y ahora vivo en la Patagonia Andina, más precisamente en la provincia de Neuquén (podría decirse, el suroeste argentino), pero por supuesto el tango y los influjos porteños me son familiares (y entrañables), como a casi cualquier argentino.
Un fraterno abrazo.
Lisandro
Por aquí decimos que la vida es un pañuelo. Hace unos anos escribí un relato, Dolor y tango, que a la postre resultó ser ganador del Certamen Internacional de Sanlucar de Barrameda. Te dejo el inicio, para que veas a qué me refiero en lo referente a lo del pañuelo:
Mi abuela Guillermina se ahogó en un balde de cinc lleno de agua jabonosa. Fue allá por junio del año 40 ó 41. Yo por entonces tendría unos once o doce años. Casi todos los veranos u otoños, desde que guardo memoria, hasta esa fecha, íbamos a verla al pueblito en que ella vivía, no muy lejos de Neuquén, a donde llegábamos desde Buenos Aires bien entrada la noche tras unas quince horas de viaje entre el bondi y el sufrir las tablas de los asientos de un tren que diríase todo de madera. Junto con mis viejos atravesaba toda La Pampa siempre con dirección sur, hacia la Tierra de Fuego.