Aquí resido
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
- Rafael Valdemar
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Aquí resido
Aquí donde cada sombra
conoce la oscura geografía de mis días,
donde descubro tardes de soledad
entre las anotaciones baldías del pasado
y mordeduras del vacío que hieren
el vientre del amanecer preñado de utopías,
resido y a veces tomo posesión de la palabra
solo para tratar de salvarme del olvido.
Ahora que huele a lluvia sobre la piel del asfalto
y se incendia el instante que habla
de las cenizas de un sueño que se llevó el viento,
estoy queriendo encontrar a un hombre,
por eso escribo tratando de rescatar su identidad
de entre los escombros
y dibujar sobre sus cicatrices mis inquietudes,
y abrir de par en par las puertas a la vida,
para que a través del umbral del tiempo
la ilusión se adentre
y esperar a que estallen en mi boca
relámpagos de sonrisas,
y descargue contra la decepción del corazón
una tormenta con nombre de mujer.
Yo siempre estaré aquí,
como un latido sangriento que fluye del oleaje
de unas caderas volcánicas y daré refugio
a la noche cuando atraviese mi intimidad desnuda,
o juegue a seducir esta carne trémula
que se arrastra a ras de suelo como un torrente cálido
buscando en su efervescencia
el pulso de un deseo que no renuncie a ser caníbal.
-
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Re: Aquí resido
Abrazos y Feliz Navidad
- Rafael Valdemar
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Re: Aquí resido
rafael
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Re: Aquí resido
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Re: Aquí resido
Intenso y hermoso poema, querido compañero.
Construyes canales y puentes que llegan con fuerza al lector.
Salud y felicidad.
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."
El faro, Ramón Carballal
- Alonso Vicent
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Re: Aquí resido
Una residencia tan propia como compartida.Rafael Valdemar escribió: ↑Mié, 14 Dic 2022 0:17
Aquí donde cada sombra
conoce la oscura geografía de mis días,
donde descubro tardes de soledad
entre las anotaciones baldías del pasado
y mordeduras del vacío que hieren
el vientre del amanecer preñado de utopías,
resido y a veces tomo posesión de la palabra
solo para tratar de salvarme del olvido.
Ahora que huele a lluvia sobre la piel del asfalto
y se incendia el instante que habla
de las cenizas de un sueño que se llevó el viento,
estoy queriendo encontrar a un hombre,
por eso escribo tratando de rescatar su identidad
de entre los escombros
y dibujar sobre sus cicatrices mis inquietudes,
y abrir de par en par las puertas a la vida,
para que a través del umbral del tiempo
la ilusión se adentre
y esperar a que estallen en mi boca
relámpagos de sonrisas,
y descargue contra la decepción del corazón
una tormenta con nombre de mujer.
Yo siempre estaré aquí,
como un latido sangriento que fluye del oleaje
de unas caderas volcánicas y daré refugio
a la noche cuando atraviese mi intimidad desnuda,
o juegue a seducir esta carne trémula
que se arrastra a ras de suelo como un torrente cálido
buscando en su efervescencia
el pulso de un deseo que no renuncie a ser caníbal.
Tiempo y circunstancias, y la constancia en las palabras que nos atañen.
Me gustó el espacio que creas en tu residencia, Rafael.
Un abrazote.
- Rafael Valdemar
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Re: Aquí resido
saludos
rafael
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Re: Aquí resido
Un poema que no se rinde en la busqueda. Apasionados versos, Rafael. Abrazos.Rafael Valdemar escribió: ↑Mié, 14 Dic 2022 0:17
Aquí donde cada sombra
conoce la oscura geografía de mis días,
donde descubro tardes de soledad
entre las anotaciones baldías del pasado
y mordeduras del vacío que hieren
el vientre del amanecer preñado de utopías,
resido y a veces tomo posesión de la palabra
solo para tratar de salvarme del olvido.
Ahora que huele a lluvia sobre la piel del asfalto
y se incendia el instante que habla
de las cenizas de un sueño que se llevó el viento,
estoy queriendo encontrar a un hombre,
por eso escribo tratando de rescatar su identidad
de entre los escombros
y dibujar sobre sus cicatrices mis inquietudes,
y abrir de par en par las puertas a la vida,
para que a través del umbral del tiempo
la ilusión se adentre
y esperar a que estallen en mi boca
relámpagos de sonrisas,
y descargue contra la decepción del corazón
una tormenta con nombre de mujer.
Yo siempre estaré aquí,
como un latido sangriento que fluye del oleaje
de unas caderas volcánicas y daré refugio
a la noche cuando atraviese mi intimidad desnuda,
o juegue a seducir esta carne trémula
que se arrastra a ras de suelo como un torrente cálido
buscando en su efervescencia
el pulso de un deseo que no renuncie a ser caníbal.