Nos enajena en estos días que monstruosidades se vean tamizadas por el halo violento de la modernidad. Ahora todos nosotros y nuestros días somos demasiados importantes para consagrarlos a alguien que no seamos nosotros, habrá muchos niños en Gales que no sepan la letra de "La tierra de mis mayores", y en Abyla, Madrid o donde sea se encadenen a una consola, vayan a clase inglés, danza o fútbol y no conozcan la leyenda de sus padres cuando tenían la misma edad que ellos. Hoy pasa por loco quien ayer era un profeta admirado y, sin embargo, querido. En fin, Manuel, me ha gustado mucho el poema aunque no entienda a qué se debe ese verso largo. El artista decide y debemos respetarlo.
Un abrazo.