Luis M. escribió:Estoy totalmente de acuerdo con todo lo dicho. Excelente exposición, Miguel. Gracias y un abrazo amigo.
Gracias amigo Luis, quería hacer un añadido.
Hubo un momento, estaba haciendo poemas que creía realismo, en el que pensé mucho, lo sigo haciendo, si lo que escribía era poesía o no y tuve, para seguir, que tener claro los conceptos; tener una teoría sólida que justificara lo que hacía. Entonces descubrí, seguro que ya estaba documentado , que el ritmo no sólo se podía crear con golpes de voz regulares, acentos; que se podía generar con ondas de pensamiento que lo propiciara, un campo semántico regular; sentí que era otro tipo de armonía distinta, no actuaba exclusivamente sobre el oído, como tradicionalmente había ocurrido con el realismo antes; hoy ya no necesitábamos eso para recordar, existe Wikipedia, impactaba en la mente porque no estaba destinada, la obra, exclusivamente para la expresión oral, el recitado.
En resumen, era sustituir el ritmo de intensidad por una estructura sintáctica básicamente nominal que, regularmente, creara esa sensación en la mente del lector. Por eso -con todo el respeto a Rafel, a la Administración y a los compañeros participantes- es una incongruencia, darle la cuerda al ahorcado, proponer una estrofa realista con cuatro versos. Nosotros, Ana y Luis, yo también, consideramos algunas de las estrofas que se han presentado como no realistas, yo ninguna; y no es una crítica negativa a la impronta lírica de los versos, que la tienen y mucho, es que los compañeros, buenos poetas, no tuvieron apenas posibilidad de ello; es un tema conceptual; me repito, tú puedes hacer una cuarteta, redondillas muy bellas, pero es difícil en cuatro versos desplegar la riqueza del realismo, necesita más espacio. Lo más próximo que yo conozco es el haikú y es muy difícil de componer acertadamente por ello. Sólo el equilibrio entre el sintagma nominal y el verbal actúa como percutor. Por poner otro ejemplo actual, el de Karmelo Iribarren, que cuando reduce a pocos versos su poema termina en aforismo, como él mismo reconoce, en lo que es francamente genial y un goce leerlo.
Este estilo necesita espacio, narrar, por eso se acerca peligrosamente al prosaísmo, ocupa un desarrollo mínimo para generar ritmo, pues es más largo que en una estructura acentual. La tendencia al minimalisto es, en poesía. utilizar los justos elementos formales que tradicionalmente se han usado; perdón si induje a confusión en un anterior comentario a Luis. Cuando decía que menos es más, no me refería a la extensión, quería hablar del minimalismo en el sentido que acabo de exponer. El poema puede ser tan largo como se quiera si mantiene en vilo al lector hasta el último verso, esto sí es arte, pero sin elementos redundantes.
Un abrazo y salud