Jorge Salvador escribió:Hola Pablo, lo primero decirte que con Luis comparto opinión en este punto, pero sin embargo nos hallamos en las Antípodas en cuestiones a nivel espiritual, por eso hablo sólo en mi nombre, como él lo hace en el suyo.
Claro que no se trata de hacer de médium, eso es un absurdo. Se trata de trabajar, pero no sólo usando la mente, ya que de ella jamás brotará nada nuevo. La mente funciona en base al software que tiene instalado, pero lo nuevo se halla más allá de ella. Hay que escapar de la mente para encontrar a las musas. Cuando consigue silenciar la mente, traspasarla, es cuando las musas le pueden hacer entrega al poeta de ese verso perfecto que siempre va buscando, donde además de la perfección sintáctica se halla un mensaje profundo que impacta al ser leído.
Es difícil explicar esto a un incrédulo, pues estas cosas solo se pueden entender a través de la propia experimentación.
Claro que hay que entrenar, formarse, estudiar... pero la diferencia la hace el ingenio, y eso no se estudia ni se compra.
Respecto a las normas, yo no prescindo de ellas, tan sólo prescindo de las que me parecen arbitrarias y caprichosas, que son muchas y parecen dictadas por gente que se aburría.
Eso de que nosotros pontificamos lo que es poesía lo dejaremos ahí, tú sabrás de donde sacas esa conclusión. Yo sólo expongo lo que pienso, que seguramente será desacertado la mayoría de las veces.
Finalmente, claro que las máquinas podrán hacer poesía, pero siempre a través de un software predeterminado. Eso me vuelve a dar la razón... es el ingenio el que nunca podrán usar, por lo que sólo podrán crear fotocopias.
Un saludo amigo, no sin antes dejar claro que todas las ideas son válidas y ninguna tiene la certeza absoluta
Vale, aclarado. Mejor continuamos dialogando por separado. Cuando antes dije que "pontificáis" me refería a ciertas afirmaciones de Luis, que tú has dicho que suscribes, como éstas (las extracto en la cita):
Luis M. escribió:
el ingenio es algo fundamental para el arte.
El arte sin ingenio solo sería una actividad de artesanía u orfebrería (osea, un arte menor
El ingenio tiene poco que ver con el esfuerzo, y menos con la educación y el aprendizaje. Es más una capacidad intelectual abstracta relacionada con la creatividad y la intuición.
El verdadero arte es ingenio, y lo demás son meras fotocopias retocadas de lo ya creado o inventado. Es así de simple.
Yo llamo pontificar a ese hacer afirmaciones absolutas y no justificadas que se lanzan como evidencias innegables, cuando en realidad son bastante discutibles. Por ejemplo: el "Cancionero" de Petrarca tiene más de trescientos sonetos que hablan del amor del poeta por Laura; todos son bastante parecidos; ¿es razonable decir que el conjunto se ha generado mediante "fotocopia" de unos pocos originales? ¿Qué entendemos entonces por "cultivar" en arte? El cultivo exige repetición y dedicación, es lo contrario de arrancar frutos silvestres. Creo que descalificar este sistema llamándolo "fotocopia" o "arte menor" no es adecuado.
En cuanto al tema de la inspiración o de las musas, veo que vamos avanzando. Antes decías que la inspiración le viene al poeta de fuera, y la personificabas en unos seres llamados musas. El nombre es lo de menos, lo que yo quiero destacar es la concepción extrinsecista de la inspiración que tú estabas defendiendo: algo que viene de fuera y que el poeta capta y registra. Por eso hablaba yo de un médium poseído por un espíritu, como podría haber hablado de un radar que capta señales del espacio exterior.
Ahora cambias tu versión y hablas del un software instalado en el cerebro: con esto ya descartas el extrinsecismo y señalas que la fuente de inspiración no es externa al poeta. Vale, con eso sí estoy de acuerdo. Pero en seguida afirmars que lo valioso aparece cuando el poeta silencia su mente... Ahí ya volvemos a discrepar: esto me sugiere una concepción del poeta muy cercana a esos estados espirituales propios de las místicas orientales, que buscan suspender el juicio y la razón y llegar a una especie de nirvana que no piensa ni siente para poder recibir cierta misteriosa iluminación. Ahora el poeta ya no es un médium, sino un místico. Bueno, yo no niego que haya quien pueda crear de ese modo, pero me inclino a pensar que no es el sistema mayoritario —desde luego, no es el mío—.
Vamos ahora con Luis.
Dices algo muy interesante: que el ingenio es una capacidad del cerebro (superamos también el extrinsecismo de la inspiración) que —y aquí viene lo que quiero destacar— está más desarrollado en unas personas que en otras. ¿Debo entender, entonces, que el poeta es un superdotado en algún sentido? Es decir, alguien provisto de una excelencia que supera la capacidad dos demás. Luis: ¿tú te consideras un superdotado? ¿Consideras que todos los poetas del foro a quienes alabas habitualmente lo son?
En cuanto a la comparación entre poesía y deporte, a mí no me parece tan arbitraria. Dices que la poesía es, por una parte, función cerebral, y, por otra, que, a diferencia del deporte, no necesita soporte físico. ¿Cómo? ¿En qué quedamos? ¿Una actividad cerebral que no necesita soporte físico? Creo que te contradices, lo mismo que cuando hablamos del entrenamiento: hace pocas semanas te pregunté cómo haces tú para entrenarte poéticamente, y me lo dijiste; ahora acabas de afirmar que "el arte no necesita entrenamiento". Me tienes totalmente despistado con tantos cambios de opinión.
Si la "injusta realidad", como tú la llamas, es que hay enfermos mentales, drogadictos o borrachos que miran el culo a las mulatas han creado "genialidades" (estoy citándote en todo momento), eso depende mucho de lo que cada público reciba como poético. ¿Desde cuándo el éxito o el aplauso masivo es sinónimo de genialidad, de calidad, de valor artístico...? Éxito es sinónimo de triunfo. En García Lorca tenemos un magnífico ejemplo (podemos poner tantos como queramos): la mejor poesía de mi paisano no es la más aplaudida; de hecho es desconocida para una grandísima parte de sus incondicionales. Tú mismo, hace poco, decías que te gusta mucho "Poeta en Nueva York", que es, desde luego, está entre lo mejor de la poesía lorquiana y es uno de los más importantes poemarios en verso libre que hay; pero no estoy seguro de si eres consciente de la estrecha relación que guarda ese poemario con la poesía de nuestro Siglo de Oro, mucho más intensa y constituyente que el tan famoso surrealismo del libro (digo que dudo de que seas consciente de esto, ya que hace poco calificaste como surrealista mi poema "Corrida de toros", cuando es evidentemente una imitación descarada de "Soledades", el gran poema barroco de Góngora).
Lo que trato de decir con todo esto es que el que un texto se reciba como poético, como ingenioso, como artístico, como pleno de inspiración (como queráis llamarlo) depende en una medida muy alta del receptor (lector individual, público, sociedad...), no tanto de sus cualidades intrínsecas, con lo cual todas las valoraciones que se hagan en tal sentido han de ser necesariamente relativas (sí, yo también sé pontificar y trato de hacerlo razonadamente).
Por último me gustaría dejaros un texto que me parece muy valioso: un fragmento del "Arte poética" de Horacio.
Horacio (ed. J. A. Gonz, ález Iglesias) escribió:
Mucho se ha debatido si el poema es por naturaleza o es por arte merecedor de elogio. Yo no veo de qué puede servir solo el estudio sin una rica inspiración. Tampoco solo el talento en bruto. Cada uno de los dos solicita ayuda al otro y se conjuran como dos amigos (408-411).
Es curioso que Horacio se ocupe de explicar algo que tendría que ser evidente, y que ya tenemos claro que no lo es. Qué fino Horacio: veintiún o veintidós siglos después se sigue discutiendo sobre lo mismo. Yo suscribo enteramente estos versos de Horacio (sí, son versos monométricos incluso en la traducción, lo que ocurre es que los he copiado sin saltos de línea), y construyo sobre ellos mi propia experiencia poética sobre la inspiración: no la entiendo como resultado de una incorporaci´on de material externo dictado por unos seres extraños (poeta-médium) ni como resultado de la suspensión de las altas facultades del ser humano (poeta-místico), sino como una "emergencia de la complejidad": el poeta cultiva la poesía con todo su oficio aprendido, educado y entrenado y elabora el fruto de su trabajo, en el cual, en la medida en que adquiere cierto grado de complejidad (=elaboración), emerge algo nuevo que no estaá determinado de forma absoluta por la actividad del creador, aunque en gran medida depende de ella. Es algo análogo a lo que ocurre con la vida: la vida tiene unos procesos físicos y químicos en su base, pero cuando tales procesos llegan a un nivel determinado de complejidad, se produce la emergencia de fenómenos no completamente derivables o explicables a paritr de ellos, aunque ellos sigan estando en su base y sean condición de posibilidad para su existencia. Como ya notó Aristóteles —éste también era más fino que el coral—, el todo es más que la suma de las partes. A mí me gusta verlo así: el poeta crea "a su imagen y semejanza" a la criatura poética, la cual, si no nace muerta, en seguida toma la dignidad de hijo y se hace mayor, erigiéndose en una realidad mayor de edad que no depende ya exclusivamente de su padre. Por ahí debe de andar el misterio de la poesía y de la inspiración, digo yo, y no en las musarañas.
Detrás de toda esta concepción que hoy comparto con vosotros está todo lo que hemos aprendido recientemente cuando la Filosofía y la Ciencia se han dado la mano (cosa perfectamente posible: conjuradas como dos amigos, que diría Horacio) y han surgido las teorías sobre sistemas complejos. De lo que no estoy seguro es de que las teorías literarias actuales estén investigando en esta dirección: me parece que hoy lo que se lleva es la concepción centrada en el contexto, que se llama "pragmática" o "pragmalingüística".
Cambio. Deseoso de escuchar vuestras apreciaciones. Saludos.