Consciencia

[Tito Mann]

CONSCIENCIA


Yo dormía, y durmiendo tuve un sueño
donde me vi a mí mismo en este
existencial contexto:

Yo miraba a un perro que miraba a un gato que miraba a un pájaro
que miraba a un insecto que volaba sobre un caballo que pastaba
viendo pasar un tren lleno de gente que miraba tras los cristales
el paisaje de un campo donde un paisano araba
y ojeaba de vez en cuando un reloj en su muñeca.

El tren corría, el tiempo pasaba y, mientras tanto,
en mi sueño, aquel perro al que yo miraba se lanzó
de pronto tras el gato, que a su vez saltó a por el pájaro
que voló en ese instante hacia el insecto que acechaba
el lomo del caballo que veía pasar un tren
con gente que miraba el campo.

Se escuchaban campanas a lo lejos.
El paisano que araba se marchó mirando su reloj…
y la tierra quedó desierta. Llegó el silencio, la quietud, la nada…
y me sentí muy solo: y yo, consciente
de lo que acontecía alrededor, miré a mis espaldas temeroso
de mí mismo, y del ojo que sin duda me espiaba,
pues, en medio de aquel sueño donde todos se observaban,
sentí que yo también formaba parte de aquella trama
extraña y misteriosa.

Entonces me sentí desnudo, y desperté de mi ensueño.

Por un momento estuve, al mismo tiempo,
en la mente de aquel perro, en la del gato, en el instinto
del pájaro, el insecto y el caballo.

Me introduje en el cuerpo del paisano, en su reloj y en un átomo del campo.
Me metí en el anhelo de la gente de aquel tren, en el propio tren,
la tierra, las campanas y el arado. Yo miraba a través del ojo
de todo lo creado. Fui, en un instante, el ahora, el pasado
y el futuro. Viví la evolución del universo a través
del tiempo y el espacio. Experimenté, por un segundo,
aquel primer aliento de un ser vivo sobre la tierra
y el último estertor de gas de la galaxia. Dormido,
un sentimiento atávico iluminó, como un estigma,
la propia infinitud de mi conciencia.

Por un instante supe quién era y el significado exacto
de mi nombre. Entendí lo que Adán y Eva sintieron
al degustar el fruto del Árbol de la Ciencia.
Sin saberlo, durmiendo, comí de la manzana
pura de la consciencia.

Desde entonces
nunca más me sentí dormido.


--oOo--

Has despertado a la conciencia que sobrevuela y ve por fuera de la dualidad. La conciencia no es un estado que inocula del dolor ni de las cosas del ordinario vivir. Todo cobra su justo derecho de ser en el tiempo. Te felicito, Saiz! Es un poema extaordinario y bello.

[Lunamar Solano]

Tus versos trasladan en cada salto que dibuja, un palpitar que atraviesa los silencios y consigue convocar...
Un gusto leerte querido amigo... te abrazo con todo mi cariño...
Nancy