El Lechuga y su cuadrilla
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Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Un abrazo
Simon
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
No estoy de acuerdo contigo, Miguel. Los animales sí tienen emociones. Los sentimientos que te dije antes ( el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad, la tristeza...) son emociones, o sentimientos de carácter emocional. Las plantas no los tienen. Cualquiera que tenga un perro y algo de inteligencia lo puede confirmar.Armilo Brotón escribió:
Entiendo, porque ya hemos compartido algún tiempo leyéndonos, que este tipo de formatos y temas no sean los que más te gusten y aprecio que así lo manifiestes, con la confianza que nos tenemos. Pienso que el romance es una estructura hermosa, muy española; y que se adapta graciosamente bien a lo que pretendía exponer, que no es un manifiesto protaurino como es evidente. No creo desfasados ni anacrónicos los recursos que el poeta pueda utilizar en cada obra suya si el genio y el arte es lo que predomina, acorde a la plástica en la que está imbuido.
Sí nos puede servir este romance para intercambiar ideas y opiniones sobre el mundo del toro en lo que se refiere a su lidia; de su naturaleza biológica estamos ,creo, de acuerdo en lo que respecta a su belleza y los taurinos somos los primeros celosos de la genealogía, depuración fenotípica y respeto al animal, dentro y fuera del albero. Sé la distancia que nos separa en cuanto a la validez artística y ética de este evento se refiere pero ello me motiva, por tratarse de un poeta y amigo, por tratarse de una buena persona que busca a compartir conmigo estas ideas, a compartir lo que me lleva a defender la tauromaquia.
Excluyendo, con ciertos matices, grupos ya calificados a priori de violentos o dañinos -véase criminales o terroristas- sigo afirmando que la cantidad de buena o mala gente, se reparte por igual entre políticos, periodistas, españoles, franceses, deportistas, poetas, astrónomos, hombres y mujeres, médicos, religiosos, ateos, etc cada uno difiere en profesión, ideas, aspiraciones pero no en su corazón e interés en que su mundo, el nuestro, devenga cada días más amable a nuestra condición y existencia puntual.
La extrema vitalidad que se manifiesta en una corrida no existe en ninguna otra expresión artística, de ahí su convulsa y particular historia. Efímero, simbólico, a vida o muerte, intuitivo, técnico, alegórico, preciso; serían algunas de las características con la que definiría su estela y brillantez.
Una cosa es sentimiento, común en todos los seres vivos -vegetales incluidos-, y otra emoción, amor. Estas últimas no está demostrado que la tengan otras especies que no sea el hombre. Un animal evolucionado, como un perro, tiene fidelidad y apego al líder -está en su naturaleza gregaria-, pero no debemos confundir: la emoción la sentimos nosotros, los humanos, hacia él. Y emoción extrema es al arte de la Tauromaquia para algunos de nosotros que, sin intentar hacer proselitismo, queremos que por lo menos se nos respete en el contexto de igualdad que existe hoy en el mundo, donde se matan otros animales sin que la mayoría cuestione tal situación, por creerla normal: la alimentación; cosa en la que yo también creo.
Con el toro sólo se produce una leve deferencia: se realza su valor, se lo ensalza hasta convertir su estirpe en mito.
Un abrazo
Y partiendo de este punto no es difícil considerar como muy poco ético y moral utilizar la violencia contra un animal (aunque ese animal no tenga exactamente la misma inteligencia que un perro) para hacer espectáculo y/o diversión humanas.
Y por lo tanto tampoco se puede considerar igual desde el punto vista ético a un grupo que aplaude o consiente la violencia innecesaria contra los animales (taurinos, cazadores deportivos, aficionados a las peleas de gallos..) que un grupo que se vuelca en intentar que esa violencia no se ejerza. Son todo lo contrario.
Otros abrazo.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
No pretendo pagarte un abono, ni un habano, en el tendido Siete de las Ventas. No quiero un “amor civilizado”, pero sí unas cervezas porque tus palabras me sirven de reflexión y sana autocrítica cada cierto tiempo.Luis M. escribió: No estoy de acuerdo contigo, Miguel. Los animales sí tienen emociones. Los sentimientos que te dije antes ( el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad, la tristeza...) son emociones, o sentimientos de carácter emocional. Las plantas no los tienen. Cualquiera que tenga un perro y algo de inteligencia lo puede confirmar.
Y partiendo de este punto no es difícil considerar como muy poco ético y moral utilizar la violencia contra un animal (aunque ese animal no tenga exactamente la misma inteligencia que un perro) para hacer espectáculo y/o diversión humanas.
Y por lo tanto tampoco se puede considerar igual desde el punto vista ético a un grupo que aplaude o consiente la violencia innecesaria contra los animales (taurinos, cazadores deportivos, aficionados a las peleas de gallos..) que un grupo que se vuelca en intentar que esa violencia no se ejerza. Son todo lo contrario.
Otros abrazo.
Walt Disney, que tanto nos entretuvo en la infancia con sus producciones, finalmente hizo un flaco favor a unos niños que apenas tenían contacto con la naturaleza, algunos de los cuales son animalistas convencidos y sin criterio; detractores, otros, de los crueles omnívoros, sin pensar que ellos mismos están donde están porque los aminoácidos que integran sus estructuras cerebrales están proveídos por la carne animal fundamentalmente. Son lo que piensan que la leche es un producto sintético, como la coca cola, y que las hamburguesas las hace McDonald's con la varita mágica de la hermosa Campanilla. Piensan que las orugas hablan, que las serpientes siempre son malas criaturas que sisean en el infierno. El infantilismo manifiesto de algunos sigue siendo el valor predominante en una estirpe de urbanitas que apenas han tenido contacto con el instinto de supervivencia del ser vivo; la fuerza mayor que nos alienta y hace evolucionar. Mientras los animales a menudo en esas series animadas son presentados como pobres criaturas indefensas, a los humanos nos ha quedado el papel de crueles finiquitarios de su vida.
Es cierto que la mayor parte de las personas, más acérrimas defensoras de un proselitismo antitaurino, no han matado nunca a un animal para comer porque lo van a buscar ya descuartizado y más o menos bien presentado y disimulado su origen al supermercado; sin pensar en la "trágica" trayectoria de ese producto hasta llegar al anaquel, hasta llegar a su carrito de compra. Te puedo asegurar que sé matar con precisión. Lo he hecho innumerables veces -a una gallina, a un conejo, a un cordero, a un cerdo- para comer y no me tiembla la mano ni el corazón con sentimentalismos. Nací en el campo, me crié en un lugar pobre donde la vida estaba en función de una cadena trófica regular, nunca extraordinaria -por suerte-, pero eso me sirvió para equilibrar mi perspectiva sobre la relación entre el hombre y el resto de los animales; saber dónde están los límites. Soy amigo de pastores y cazadores, de ambientalistas y detractores pero nunca de maltratadores ni enemigos de la vida en concepto amplio; no puntual.
Es cierto, también, que tengo amigos en el mundo taurino, como también los tengo entre los que no le gusta este arte; como no les gusta la pintura o la poesía pero eso finalmente es cuestión de aficiones y sensibilidad hacia una expresión artística determinada.
El legado de Walt Disney, conscientemente o no, ha manipulado y lo sigue haciendo, la sensibilidad de muchos niños y atrofió su capacidad de percepción en un campo concreto que es el de la realidad. Me genera cierta sonrisa ver a esos esos peces con capacidad de nostalgia, me confunde que se estigmatice al coyote hambriento que soñaba zamparse al correcaminos bid-bid; me jode la liebre que se come los sembrados del granjero y el piolín hipócrita y mentiroso. La primara vez que vi a Bambi me dio un subidón y pensé que era zoofílico; estuve una semanas sin acercarme a mis queridas cabras, a las que ordeñaba para beber la leche de las mañanas o la merengada de las tardes de verano, para evitar tentaciones.
Un animal siente, es sentimental entonces, pero la emoción es una cualidad humana. Confundir ambos términos ha sido común estos últimos tiempos para no centrar la labor en cosas más trascendentales para el conjunto de los seres vivos en general que es el respeto al entorno, más concretamente al concepto de ecosistema.
Tirar a una cabra desde un campanario es un acto de crueldad manifiesta pues no tiene ningún tipo de valor cultural. Enfrentarse a un toro, con la regulación legal y veterinaria que existe, es un arte que te puede gustar o no, pero demostrable.
Un abrazo hasta los mandriles
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Armilo Brotón escribió:
No pretendo pagarte un abono, ni un habano, en el tendido Siete de las Ventas. No quiero un “amor civilizado”, pero sí unas cervezas porque tus palabras me sirven de reflexión y sana autocrítica cada cierto tiempo.
Walt Disney, que tanto nos entretuvo en la infancia con sus producciones, finalmente hizo un flaco favor a unos niños que apenas tenían contacto con la naturaleza, algunos de los cuales son animalistas convencidos y sin criterio; detractores, otros, de los crueles omnívoros, sin pensar que ellos mismos están donde están porque los aminoácidos que integran sus estructuras cerebrales están proveídos por la carne animal fundamentalmente. Son lo que piensan que la leche es un producto sintético, como la coca cola, y que las hamburguesas las hace McDonald's con la varita mágica de la hermosa Campanilla. Piensan que las orugas hablan, que las serpientes siempre son malas criaturas que sisean en el infierno. El infantilismo manifiesto de algunos sigue siendo el valor predominante en una estirpe de urbanitas que apenas han tenido contacto con el instinto de supervivencia del ser vivo; la fuerza mayor que nos alienta y hace evolucionar. Mientras los animales a menudo en esas series animadas son presentados como pobres criaturas indefensas, a los humanos nos ha quedado el papel de crueles finiquitarios de su vida.
Es cierto que la mayor parte de las personas, más acérrimas defensoras de un proselitismo antitaurino, no han matado nunca a un animal para comer porque lo van a buscar ya descuartizado y más o menos bien presentado y disimulado su origen al supermercado; sin pensar en la "trágica" trayectoria de ese producto hasta llegar al anaquel, hasta llegar a su carrito de compra. Te puedo asegurar que sé matar con precisión. Lo he hecho innumerables veces -a una gallina, a un conejo, a un cordero, a un cerdo- para comer y no me tiembla la mano ni el corazón con sentimentalismos. Nací en el campo, me crié en un lugar pobre donde la vida estaba en función de una cadena trófica regular, nunca extraordinaria -por suerte-, pero eso me sirvió para equilibrar mi perspectiva sobre la relación entre el hombre y el resto de los animales; saber dónde están los límites. Soy amigo de pastores y cazadores, de ambientalistas y detractores pero nunca de maltratadores ni enemigos de la vida en concepto amplio; no puntual.
Es cierto, también, que tengo amigos en el mundo taurino, como también los tengo entre los que no le gusta este arte; como no les gusta la pintura o la poesía pero eso finalmente es cuestión de aficiones y sensibilidad hacia una expresión artística determinada.
El legado de Walt Disney, conscientemente o no, ha manipulado y lo sigue haciendo, la sensibilidad de muchos niños y atrofió su capacidad de percepción en un campo concreto que es el de la realidad. Me genera cierta sonrisa ver a esos esos peces con capacidad de nostalgia, me confunde que se estigmatice al coyote hambriento que soñaba zamparse al correcaminos bid-bid; me jode la liebre que se come los sembrados del granjero y el piolín hipócrita y mentiroso. La primara vez que vi a Bambi me dio un subidón y pensé que era zoofílico; estuve una semanas sin acercarme a mis queridas cabras, a las que ordeñaba para beber la leche de las mañanas o la merengada de las tardes de verano, para evitar tentaciones.
Un animal siente, es sentimental entonces, pero la emoción es una cualidad humana. Confundir ambos términos ha sido común estos últimos tiempos para no centrar la labor en cosas más trascendentales para el conjunto de los seres vivos en general que es el respeto al entorno, más concretamente al concepto de ecosistema.
Tirar a una cabra desde un campanario es un acto de crueldad manifiesta pues no tiene ningún tipo de valor cultural. Enfrentarse a un toro, con la regulación legal y veterinaria que existe, es un arte que te puede gustar o no, pero demostrable.
Un abrazo hasta los mandriles
Entonces según tú el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad o la tristeza ¿no son emociones?
...Y te garantizo que muchas especies animales son capaces de sentirlas..
No tengo nada contra las personas que trabajan en un matadero y hacen de manera correcta su trabajo. De momento el hombre tiene que continuar matando animales para alimentarse, pero también se debe tener cierta conciencia y empatía hacia estos seres vivos capaces de sentir emociones.
Y a mí Walt Disney no me inculco el amor por los animales, mucho más me influyó tener perros.
Y bueno, amigo, lo de que la tauromaquia sea un arte es tu opinión, no la mía. Para mí es tan "arte" como lo pueda ser la guerra, el tiro al pichón o las peleas de gallos..
Otro abrazo amigo.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Una cosa es el sentimiento -de sentir: impulso nervioso que nos permite procesar en un centro que según las especies recibe distintos nombre, en el caso humano cerebro, las sensaciones producidas por causas externas o internas a través de los sentidos-, común a todos los seres vivos; a todos sin excepción y otra la emoción: conmoción afectiva de carácter estrictamente humano.Luis M. escribió:
Entonces según tú el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad o la tristeza ¿no son emociones?
...Y te garantizo que muchas especies animales son capaces de sentirlas..
No tengo nada contra las personas que trabajan en un matadero y hacen de manera correcta su trabajo. De momento el hombre tiene que continuar matando animales para alimentarse, pero también se debe tener cierta conciencia y empatía hacia estos seres vivos capaces de sentir emociones.
Y a mí Walt Disney no me inculco el amor por los animales, mucho más me influyó tener perros.
Y bueno, amigo, lo de que la tauromaquia sea un arte es tu opinión, no la mía. Para mí es tan "arte" como lo pueda ser la guerra, el tiro al pichón o las peleas de gallos..
Otro abrazo amigo.
No puedes garantizar nada sin fundamento científico Luis. No te dejes llevar por la "emoción".
Mi familia ha organizado y organiza tiro al pichón, al que yo soy muy aficionado, también tiro al plato que es más neutral.
Las peleas de gallos me crean cierta contradicción pero tengo muchos amigos en Dominicana que tienen las mejores galleras; pero te confieso que no voy a los eventos.
Lo de la guerra, amigo Luis, es mear fuera del tiesto; es acción que no viene al caso aquí y para nada comparable a lo que estamos hablando. Meter esas cuñas es desesperación argumental. Quiero decir: desviar el tema hacia otros lugares favorables al que lo hace pero lejanos al tema del que estamos debatiendo racionalmente.
Un abrazo
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Jeje, gracias, Miguel, por regalarme tan interesante reflexión científica y de paso por el consejo de no llevarme por la emoción en mi discurso , pero no me has contestado a si el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad o la tristeza son emociones, y si los animales son capaces o no de sentirlas.Armilo Brotón escribió:
Una cosa es el sentimiento -de sentir: impulso nervioso que nos permite procesar en un centro que según las especies recibe distintos nombre, en el caso humano cerebro, las sensaciones producidas por causas externas o internas a través de los sentidos-, común a todos los seres vivos; a todos sin excepción y otra la emoción: conmoción afectiva de carácter estrictamente humano.
No puedes garantizar nada sin fundamento científico Luis. No te dejes llevar por la "emoción".
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Perdona Luis que pensara que estaba implícito en mi respuesta tu planteamiento.Luis M. escribió:
Jeje, gracias, Miguel, por regalarme tan interesante reflexión científica y de paso por el consejo de no llevarme por la emoción en mi discurso , pero no me has contestado a si el cariño, la gratitud, el miedo, la alegría, la curiosidad o la tristeza son emociones, y si los animales son capaces o no de sentirlas.
Decididamente no, los animales no tienen emoción, sí sensación; no hay nada demostrado, hasta ahora, por ningún estudio científico.
Desde esa sensación su cerebro trabaja hacia la supervivencia de la especie: buscan al líder de la manada que los proteja; buscan al que consideran más fuerte y lo buscan donde sea y se adaptan a él fervientemente.
Te aconsejo ver una serie americana, pero no por ello insustancial, aunque comercial -eso sí-, que se llama Encantador de perros; quitándole la parte edulcorada puedes llegar a reflexiones interesantes.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Simón, gracias por tu lectura y comentario.Simon Abadia escribió:Me gustó mucho tu romance y te felicito. Felicidades.
Un abrazo
Simon
Un abrazo
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Armilo Brotón escribió:
Perdona Luis que pensara que estaba implícita en mi respuesta tu planteamiento.
Decididamente no, los animales no tienen emoción, sí sensación; no hay nada demostrado, hasta ahora, por ningún estudio científico.
Desde esa sensación su cerebro trabaja hacia la supervivencia de la especie: buscan al líder de la manada que los proteja; buscan al que consideran más fuerte y lo buscan donde sea y se adaptan a él fervientemente.
Te aconsejo ver una serie americana, pero no por ello insustancial, aunque comercial -eso sí-, que se llama Encantador de perros; quitándole la parte edulcorada puedes llegar a reflexiones interesantes.
Entonces ¿tú piensas que algunas especies animales no pueden sentir cariño, gratitud, miedo, alegría, curiosidad o tristeza de la misma manera que los humanos?
Si es así difícilmente podremos entendernos en este asunto, Miguel, pues partimos de unas premisas básicas completamente distintas..
emoción
Del lat. emotio, -ōnis.
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés, generalmente expectante, con que se participa en algo que está ocurriendo.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Estimado, las definiciones etimológicas que presentas corroboran exactamente lo que en la anterior intervención ofrecía a nuestro diálogo: emoción es una cualidad estrictamente humana.Luis M. escribió: Entonces ¿tú piensas que algunas especies animales no pueden sentir cariño, gratitud, miedo, alegría, curiosidad o tristeza de la misma manera que los humanos?
Si es así difícilmente podremos entendernos en este asunto, Miguel, pues partimos de unas premisas básicas completamente distintas..
emoción
Del lat. emotio, -ōnis.
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés, generalmente expectante, con que se participa en algo que está ocurriendo.
Las especies animales no pueden sentir cariño, gratitud, miedo, alegría, curiosidad o tristeza de la misma manera que los humanos Luis.
Deja de ver películas de Disney.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Esas definiciones no distinguen entre humanos o animales, y son perfectamente aplicables a los segundos.Armilo Brotón escribió:
Estimado, las definiciones etimológicas que presentas corroboran exactamente lo que en la anterior intervención ofrecía a nuestro diálogo: emoción es una cualidad estrictamente humana.
Las especies animales no pueden sentir cariño, gratitud, miedo, alegría, curiosidad o tristeza de la misma manera que los humanos Luis.
Deja de ver películas de Disney.
Pero en cualquier caso si tú ves la montaña verde y yo marrón, lo demás es hablar por hablar (entretenido pero insustancial). Yo tengo más que claro que muchos animales tienen esas emociones de la misma manera o similares a nosotros, si tú tienes claro lo contrario no nos vamos a convencer en la vida,
Y vale, dejaré de ver pelis de Disney, pero tú deberías cambiar de gafas (de esas modernas que no se empañan), o quizás empezar a usarlas ..que nunca es tarde...

Un abrazote amigo,
-
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- Registrado: Lun, 11 May 2009 18:31
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Brotón, con los talones bien asentados en la arena de las letras realizó una crónica de temperamento, bien cuajada, más allá de una faena aseada, siempre comprometido con su talante.
Un fuerte abrazo. (Pañuelos)
Ignacio
- Rafel Calle
- Mensajes: 25029
- Registrado: Dom, 18 Nov 2007 18:27
- Ubicación: Palma de Mallorca
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Abrazos.
Re: El Lechuga y "su cuadrilla"
Qué buen aficionado eres mi estimado Ignacio.Ignacio Mincholed escribió:Al día siguiente se podría haber leído en los papeles…
Brotón, con los talones bien asentados en la arena de las letras realizó una crónica de temperamento, bien cuajada, más allá de una faena aseada, siempre comprometido con su talante.
Un fuerte abrazo. (Pañuelos)
Ignacio
Gracias por pedir trofeos a la presidencia para este humilde aficionado.
Un abrazo y salud
- Ricardo Serna G
- Mensajes: 6358
- Registrado: Lun, 18 Feb 2008 0:55
- Ubicación: rsg3nov@gmail.com
Re: El Lechuga y su cuadrilla
Me gusta las faenas del toreo, a pesar, que mucha gente no está de acuerdo con ello, por la violencia
para los animales... bueno, quizá solamente veo la belleza en el ruedo
y me olvido de lo demás...
Aquí solo veo la belleza de los versos y me olvido de lo demás...
Un abrazo fuerte, querido amigo
que la fuerza de la poesía nos acompañe
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Ricardo Serna G