Papel inseminado

[Ricardo López Castro.]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

[Julio Gonzalez Alonso]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

A estas horas de la noche no estoy para muchas reflexiones, pero sí me han interesado tus versos tan llenos de desazón, tan necesitados de respuestas. Es un poema de los que nos remiten a uno de los orígenes de la poesía, tal vez el más ignorado en los últimos siglos pero que late en el pulso existencial de cada autor, la Filosofía.
Salud.

[Pilar Morte]

Pues, a pesar de todo, tus reflexiones vienen del pensamiento. Un poema con un final sin esperanza. Me gustó leerte.
Besos
Pilar

[E. R. Aristy]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

Siento el peso sofocante de esa nada que los pensamientos hechos ahogan con la almohada de las escuelas de pensamientos. Ese querer no repetir como un loro o imitar o fingir que entendemos el cable pelado que bien puede tatuarnos la frente con la palabra lobotomía. Cualquier palabra es un universo de ideas de otros. Sin embargo queda el arreglo personal del artista.

La locura salvadora del artista. Tu poema es una obra de arte, una genuina expresión de cansancio y a la vez de integridad con la creatividad, y pues aquí tenemos un poema que rechaza todo lo rayado de los pensamientos. Lo inútil de las palabras. Es un poema al amor incondicional de simplemente ser y punto. Todo un reto de lectura y una climáctica serie de contradicciones y detraccioccnes al pensamiento prefabricado. Aplausos, Ricardo. E.R.A.

[Ricardo López Castro.]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

A estas horas de la noche no estoy para muchas reflexiones, pero sí me han interesado tus versos tan llenos de desazón, tan necesitados de respuestas. Es un poema de los que nos remiten a uno de los orígenes de la poesía, tal vez el más ignorado en los últimos siglos pero que late en el pulso existencial de cada autor, la Filosofía.
Salud.

Gracias por tus palabras e impresiones, Julio.
Es cierto, y reconozco que la no implicación emocional en lo que escribo, deja poco pie al sentimentalismo, pero soy de los que piensa firmemente que los tiros van por otro lado.
Te mando un abrazo fuerte, con mis mejores deseos y bendiciones.

[Ricardo López Castro.]

Pues, a pesar de todo, tus reflexiones vienen del pensamiento. Un poema con un final sin esperanza. Me gustó leerte.
Besos
Pilar

Cierto es, Pilar, o también puede tratarse de impulsos, reacciones escritas y pulimentadas al uso.
Lo final de mi pensamiento es que nada es.
El último pensamiento.
Es un pensamiento, pero muy potente y radical, sin embargo a mí no me lo parece.
Te agradezco el paso por estas letras, y te mando un abrazo con mis mejores deseos y bendiciones.

[Ricardo López Castro.]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

Siento el peso sofocante de esa nada que los pensamientos hechos ahogan con la almohada de las escuelas de pensamientos. Ese querer no repetir como un loro o imitar o fingir que entendemos el cable pelado que bien puede tatuarnos la frente con la palabra lobotomía. Cualquier palabra es un universo de ideas de otros. Sin embargo queda el arreglo personal del artista.

La locura salvadora del artista. Tu poema es una obra de arte, una genuina expresión de cansancio y a la vez de integridad con la creatividad, y pues aquí tenemos un poema que rechaza todo lo rayado de los pensamientos. Lo inútil de las palabras. Es un poema al amor incondicional de simplemente ser y punto. Todo un reto de lectura y una climáctica serie de contradicciones y detraccioccnes al pensamiento prefabricado. Aplausos, Ricardo. E.R.A.

Te agradezco tus palabras, a veces yo comprendo y de hecho entiendo perfectamente de lo cargante de mis textos.
No pretendo decir que son diferentes, pero lo que sí te aseguro es que escribo, inconscientemente, o no, contra la contradicción sobrecogedora de esos pensamientos que condenan.

[Alonso Vicent]

El último concepto es el de la verdad.
Creerme mis textos es un insulto a mi inteligencia.
¿Por qué implicarme emocionalmente en ellos?
¿Por qué inmutarme?
¿Por qué si puedo crear un mundo a mi manera?
"Esto, señoras y señores, es la nada".


En realidad, no hay más que decir.
El pensamiento está destinado al fracaso.
Ahora bien, ¿quién cree en el destino?
¿Quién demonios demuestra que el pensamiento es imprescindible?
¿Quién demonios demuestra lo contrario?
No existen no, no, no, pensamientos distintos.
Lo que sucede es que cada quien persigue su equilibrio.
Y, de una u otra forma, lo nocivo es abrir interrogantes.
Hay palabras que son inofensivas.
Hay textos y poemas que para mi desgracia no tienen nada que ver con ustedes.
Hay algo que me duerme por las noches.
Me levanta cada mañana.
No es mi cuerpo.
Ni mi mente.
Ni siquiera la nada.
"La nada tiene tanto que ver conmigo como en mí."

Preguntas que quedan; siempre creí que son más auténticas que las respuestas.
Interesante adentrarse en otras realidades, si las hubiera, y no perder la facultad de crear, en todos los campos... aunque el resultado sea una cabaña. Me gusta construir cabañas cuando no escribo ni trabajo... pero eso ya sería otro tema.
Estupendo y muy bien aprovechado el papel con el que escribes.