F. Enrique escribió:Alabo tu ejercicio barroco de hondura y reflexión, me parece un gran poema al que se debe volver por si ayudas un poco, con tus comentarios, a desentrañarlo.
Querido amigo, te agradezco mucho tu llegada y tu interés. si bien creo que entrar en la interpretación o esclarecimiento del poema puede enturbiar lecturas más amplias, donde el lector pueda atisbar un reflejo de sus propias emociones, vengo a intentar traerte esto que me sugieres...
...
Vengo a apelarte, a invocarte, a rogarte hasta las ultimas consecuencias.
Necesito saberte, conocer tus dudas, tus miedos, lo que callas entre silencios,
todo
lo que aun no me cuentas, busco tu voz, y el verbo que se guardan las caricias
que no llegan, en mi vigilia.
La mesilla de noche esta deshabitada, permanece mi mirada perdida
cuando la pequeña luz de la lampara de la mesilla grita al lado
iluminada para una lectura que no llega.
Cuando digo que quiero saberte, es porque quiero que me hables
desde tu piel, de todo lo que guardas por miedo a herirme,
de todo lo que me amas y te reservas por miedo a herirte.
Trae todo lo que ya he sido para ti aunque me asuste oirte,
si lo que tu ya has sido permanece en tus abismos
donde no quieres reconocerte.
¡Escríbeme en mi cuerpo!
-son indivisibles la palabra y el cuerpo-
el mío existe para recoger al tuyo,
para oir cada uno de tus pasos
cuando no sabías como darlos,
¡estoy solo a tu espera
incluso cuando quieres huir de mi!,
solo necesito que me enseñes a nombrarte cuando no me oyes.
Soy tu rendido confidente, amando
tus sombras que tanto te odian
cuando hablas con ellas.
Nada quedará fuera de nosotros.
En mi, tú,
grabado está tu más secreto yo.
No temas, quedan sepultadas
tus cicatrices en mis manos,
vasija de mi alma.
...