Gracias Rafael, me alegro de que te gustara.Rafael Valdemar escribió:Buen poema el que nos dejas Raul. Me gustó y lo disfruté leyendo
saludos
rafael
Un abrazo.
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Gracias Rafael, me alegro de que te gustara.Rafael Valdemar escribió:Buen poema el que nos dejas Raul. Me gustó y lo disfruté leyendo
saludos
rafael
Gracias Pepa, me alegro de tu visita.Josefa A. Sánchez escribió:La soledad, el silencio, la tarde y la nostalgia atados en un poema. Un gusto venir.
Un abrazo.
Pepa
Hola Ventura, me alegro de tu paso. Buena reflexión, cómo se arma la madeja? Me quedo con ese interrogante y te doy las gracias, amigo.Ventura Ramos López escribió:Hilando...me pregunto donde esta el ovillo, en que extremo...lo deshacemos o lo componemos...
¿Es esa nostalgia la que va creando en nuestra alma ese ovillo de sensaciones, o tenemos que ir desenredando el ovillo de nuestros bloqueos a través de canalizar las emociones en esos sentimientos en madeja...?
Me gusto leerte querido Raul, un fuerte abrazo
Muchas gracias, amigo Gonzalo, por resaltar mi poema y apoyarme en la fascinante y laboriosa tarea de escribir poemas.Gonzalo Martínez escribió:Raul Muñoz escribió:Estirándola con mis manos,
pregunté a la mustia tarde:
-¿Seguirá soñando conmigo,
será un ovillo en mis manos?
-Va mirando un cielo callado,
ya no recuerda tu canción;
es en vano que afinas tu voz.
Dijo la tarde su canción,
retirándose con cansancio,
y enturbiando mi pensamiento.
-¿A dónde vas tú? -pregunté
a la tarde que se ocultaba.
-Busco al hombre que un día amó.
Creo que aún está cosiendo
con el hilo de un claro cielo
enredándose en su recuerdo.
-Dime soledad, ¿es posible
bordar pañuelos de claridad,
con tristes manos de cartón?
-No dejes de hilar en mi ausencia.
Se acabó de apagar la tarde.
Y la luna vio su soledad,
queriendo acariciar cabellos,
y sosteniendo su silencio.
-Gracias a ti, hombre sin amor,
por nombrarme con tu canción.
Tú bordas, con cariño senil,
de negro azabache mi cielo,
y yo te regalo mis sueños
iluminados y esféricos.
-Gracias a ti, luna de cristal.
En tu espejo veo mi soledad.[/quo
Amigo Raul, me gusta tu poema está hilado con hermosos hilos poéticos. Te feliicito amigo.
Un fuerte abrazo
Gonzalo
Para mí es un placer, estimado poeta, contar con sus palabras de ánimo y apoyo.Gallardo Chambonnet escribió:RAÚL MIÑOZ
"-¿A dónde vas tú? -pregunté
a la tarde que se ocultaba.
-Busco al hombre que un día amó.
Creo que aún está cosiendo
con el hilo de un claro cielo
enredándose en su recuerdo.
-Dime soledad, ¿es posible
bordar pañuelos de claridad,
con tristes manos de cartón?
-No dejes de hilar en mi ausencia. "
Apeciado ppoeta , un placer pasar por tus versos...constancia de elo esta estrofa...
FRATERNAL ABRAZO... Gallnnet
Muchas gracias, amigo Rafael, me alegro que te guste.Rafel Calle escribió:Hermoso poema de Raul.
Me gustó la conversación que mantienes con tu soledad. Hermoso poema. Un saludoRaul Muñoz escribió:Estirándola con mis manos,
pregunté a la mustia tarde:
-¿Seguirá soñando conmigo,
será un ovillo en mis manos?
-Va mirando un cielo callado,
ya no recuerda tu canción;
es en vano que afinas tu voz.
Dijo la tarde su canción,
retirándose con cansancio,
y enturbiando mi pensamiento.
-¿A dónde vas tú? -pregunté
a la tarde que se ocultaba.
-Busco al hombre que un día amó.
Creo que aún está cosiendo
con el hilo de un claro cielo
enredándose en su recuerdo.
-Dime soledad, ¿es posible
bordar pañuelos de claridad,
con tristes manos de cartón?
-No dejes de hilar en mi ausencia.
Se acabó de apagar la tarde.
Y la luna vio su soledad,
queriendo acariciar cabellos,
y sosteniendo su silencio.
-Gracias a ti, hombre sin amor,
por nombrarme con tu canción.
Tú bordas, con cariño senil,
de negro azabache mi cielo,
y yo te regalo mis sueños
iluminados y esféricos.
-Gracias a ti, luna de cristal.
En tu espejo veo mi soledad.
Gracias, Minona, por tu lectura. Me alegro que te guste el soliloquio.Minona McEwen escribió:Me gustó la conversación que mantienes con tu soledad. Hermoso poema. Un saludoRaul Muñoz escribió:Estirándola con mis manos,
pregunté a la mustia tarde:
-¿Seguirá soñando conmigo,
será un ovillo en mis manos?
-Va mirando un cielo callado,
ya no recuerda tu canción;
es en vano que afinas tu voz.
Dijo la tarde su canción,
retirándose con cansancio,
y enturbiando mi pensamiento.
-¿A dónde vas tú? -pregunté
a la tarde que se ocultaba.
-Busco al hombre que un día amó.
Creo que aún está cosiendo
con el hilo de un claro cielo
enredándose en su recuerdo.
-Dime soledad, ¿es posible
bordar pañuelos de claridad,
con tristes manos de cartón?
-No dejes de hilar en mi ausencia.
Se acabó de apagar la tarde.
Y la luna vio su soledad,
queriendo acariciar cabellos,
y sosteniendo su silencio.
-Gracias a ti, hombre sin amor,
por nombrarme con tu canción.
Tú bordas, con cariño senil,
de negro azabache mi cielo,
y yo te regalo mis sueños
iluminados y esféricos.
-Gracias a ti, luna de cristal.
En tu espejo veo mi soledad.