
Tambores todo el día
bum-bum-bum repiten las paredes,
los suelos de la estancia, los cimientos
de aquel hogar de tránsito.
Gestos de buena hombría
cuerpos pintados de negro como si fueran Aetas
bum-bum en la explanada, y en la esquina
de esa plaza encantada por ancestros,
dos ascuas miran desde un árbol recelosas
mientras el campanario voltea
sus peticiones al cielo.
Brotes de paganía, disfraces de mil colores
que procesiona pasiones y estatuas
del Dios infante mientras alguien grita cerca:
¡Viva Señor Santo Niño! con estas mismas palabras.
Bum-bum, cuerpos
Bum-bum, horas
Bum-bum, ron y procesiones.
El viajero mira y piensa
y se mezcla con la gente y baila con el bum-bum
y ve que su alma sangra.
¡Viva Señor Santo Niño!
¡Viva! Grita y el acento le delata.
Qué lejos queda la historia.
Qué lejos quedas, España.
*(como Aetas, en aklanon, uno de los idiomas de la isla de Panay en Filipinas.
Ati-Atihan da nombre al festival que conmemora la bienvenida que los Aetas dieron a un grupo de malayos en el siglo XIII y que ahora representan la inmensa mayoría de la población. Los misioneros españoles reconvirtieron la celebración en una bienvenida post-navideña al Niño Jesús).
Víctor F. Mallada