Óscar Distéfano escribió:En tu poema existe una paleontología de la verdad poética (no es este el único poema que trata el tema), donde los fósiles son las brillantes ideas originarias que te preocupan; y ahí hincas los dientes, encuentras joyas, pepitas, que nos brindan los indicios de enormes vetas de una realidad que parecía oculta a los ojos de los mortales comunes. Yo creo en esa “súbita espiral de la procreación”, ahora que tú has demostrado poéticamente su plena actividad en la existencia toda. Me gustó el poema, descrito en dos oraciones psíquicas bien diferenciadas: el ser vivo y el ser inerte, cortadas por una deliciosa escena de la carnalidad sublime, seres ambos atados a esa ley universal de la eterna renovación.
El ritmo es una cuestión tan dominada, que parece una naturalidad que pasa desapercibida. Sólo algunas asonancias próximas a finales de versos, y algunas internas, vienen a despertarnos levemente del fantaseo que nos brindara la lectura.
Yo celebro que este poema sea un ejemplo de la reconciliación que siempre debe existir entre contenido y forma. También celebro el impecable manejo del lenguaje, placer para el diletante.
Un gran abrazo, admirado poeta y amigo.
Óscar
Lo dicho, querido amigo, son una gozada de altura crítica cada uno de tus comentarios.
Un fuerte abrazo