El hereje

[Óscar Distéfano]

El hereje

Condenado al suplicio de la hoguera, todo está dispuesto en la vieja plaza para que ejecuten la voluntad de sus impasibles jueces. Una morbosa muchedumbre exaltada lo asedia. Los balcones se ven abigarrados. Divisa mozalbetes riendo en los tejados.
Siente la locura del miedo.

Hábilmente amarrado y, ante la irrevocable decisión, debe aceptar que ya no existe, humanamente, salvación posible. Sin embargo, aunque ansíe, le es imposible resignar el don maravilloso de la vida. Los recuerdos surgen a tropeles de su fértil memoria.

Dos verdugos ascienden al cadalso y avivan con habilidad la hoguera. Con sus desorbitados ojos ve cómo los leños empiezan a arder bajo sus pies. Sus pensamientos giran en la muerte. Crepita el fuego y siente quemarse sus andrajos. Despide los primeros alaridos de dolor.
Empiezan a quemársele ambas extremidades. Olfatea el horrible olor de la carne chamuscada. Sus gritos se vuelven desgarradores, mientras se oye el murmullo ávido y feroz de la multitud.
Busca a Dios en las alturas con su visión casi ciega.
“Tal vez, existe”, dice, en tanto reza una oración con fervor recobrada.

En ese instante se encapota el cielo, y una súbita tempestad se abate sobre el circo. Lentamente, y en medio de terribles dolores, el recio vendaval va extinguiendo la pira.
Empapado de huesos, blasfema ante la interrupción de su cruel agonía. Anhela morir, adentrarse en la calma de la oscuridad eterna. No obstante, sus piadosos jueces interpretan el azar como una manifestación divina y, orando y persignándose, le perdonan la vida.

[Hallie Hernández Alfaro]

Impresionante la brevedad y el dinamismo que se juntan en El hereje para llenarnos la garganta con adrenalina. El final inminente, el aguacero salvador, los pies sacrificados. Muy bien hecho, Óscar.

Aplausos y gracias por tan buenas letras.

Un gran abrazo, compañero.

[Marius Gabureanu]

Tremendo relato, estimado amigo, nada le falta a este escenario, sólo mis aplausos. Me ha encantado como has desarrollado la historia, y el sorprendente final, del que se desprende una moraleja azarosa. Cuando se exceden los limites del dolor ya no se quiere volver y el perdón es tan inútil que la vida misma. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.

[Julio Gonzalez Alonso]

Me has transportado a escenas de El nombre de la rosa (Umberto Ecco) y El hereje (Miguel Delibes). Un placer este rato de lectura, Óscar.
Salud.

[Gerardo Mont]

Un gusto de lectura, estimado Óscar. La sentencia, el fuego que quema, el perdón que llega tarde,
como se parece a la vanidad que define muchas cosas de la vida... La religion misma o cualquier creencia
si no va acompañada de una acción coherente, humana, conduce a lo que tan bien, denuncias.
Tantas cosas se desprenden de tu escrito... Felicitaciones y un gran abrazo.

[Óscar Distéfano]

Gracias, Hallie, eres muy amable con tu comentario.

Un gran saludo de amistad para ti.
Óscar

[Óscar Distéfano]

Tremendo relato, estimado amigo, nada le falta a este escenario, sólo mis aplausos. Me ha encantado como has desarrollado la historia, y el sorprendente final, del que se desprende una moraleja azarosa. Cuando se exceden los limites del dolor ya no se quiere volver y el perdón es tan inútil que la vida misma. Muchos abrazos y felicitaciones sinceras.

Gracias, Marius, por la valoración que haces de este relato. Tu comentario abre el abanico de la comprensión.

Un abrazo, querido amigo.
Óscar

[Malak D. Ffiomme]

me hizo vibrar tu relato, me quemaste, sentí esa hoguera y aun así, fue un placer leerte
un saludo.

[Óscar Distéfano]

Me has transportado a escenas de El nombre de la rosa (Umberto Ecco) y El hereje (Miguel Delibes). Un placer este rato de lectura, Óscar.
Salud.

Gracias, Julio. Me reconforta que te haya gustado este relato. Esas referencias que haces son para mí un motivo de orgullo.

Un abrazo.
Óscar

[Ventura Morón]

Sobrecoge este relato querido amigo. Transporta a un pasado atroz, en el que la suerte y voluntad de los hombres estaba en manos de la interpretación oscura de un Dios despiadado. Impresiona cada linea, atravesando la conciencia.
Me ha gustado mucho. Un placer leerte
Abrazos

[Óscar Distéfano]

Un gusto de lectura, estimado Óscar. La sentencia, el fuego que quema, el perdón que llega tarde,
como se parece a la vanidad que define muchas cosas de la vida... La religion misma o cualquier creencia
si no va acompañada de una acción coherente, humana, conduce a lo que tan bien, denuncias.
Tantas cosas se desprenden de tu escrito... Felicitaciones y un gran abrazo.

Es que el mundo está lleno de historias de estas absurdidades. Muchas gracias, Gerardo, por tan prolija interpretación. Es un lujo para este pequeño texto.

Un abrazo.
Óscar

[Óscar Distéfano]

me hizo vibrar tu relato, me quemaste, sentí esa hoguera y aun así, fue un placer leerte
un saludo.

Gracias, amigo, por tan amables palabras. Estoy en deuda contigo.

Un gran abrazo.
Óscar