Óscar Distéfano escribió:Un metapoema de reflexión pura, que nos habla del proceso “eléctrico” cuando implosiona la magia del verso. Exige el quehacer de la metáfora, en el sentido de arrancar al verso su máximo sentir. A lo largo de ese rayo de lirismo que se enciende en la memoria (que necesariamente debe ser consciente, ya que el surrealismo y vertientes semejantes sólo contienen espacios invisibles), en ese tramo, se producen los espacios cargados de materia poética visible e invisible. De la materia visible (disponible a la conciencia) se hace cargo la metáfora, para insuflarle el soplo de la vida; de la parte oscura, esa materia que permanece invisible a los ojos (casi siempre es lo esencial lo invisible. Saint-Exupéry),el poeta nos remite a la imaginación, al estro, que son las cualidades misteriosas(por no decir milagrosas) que le brindan al verso su “naturalidad”, es decir su existencia esencial y estética.
Como decíamos, un poema hondamente reflexivo que trata la cosmología de la poesía en su principio de gestación, con una conclusión subjetiva que, sin embargo, no deja de subyugar.
El ritmo es acentual imparisílabo, con variada mixtura de metros. Se encuentran pentadecasílabos, tridecasílabos; y entre los versos cortos, se aprecian los eneasílabos con acentos sáficos (4ª-8ª) que redondean un ritmo sin rupturas, agradablemente cadencioso.
Ha sido un placer, apreciado y admirado poeta.
Óscar
Me enorgullece llegar a tu comentario y espolvorear poco a poco el análisis técnico que haces de mi poema. Leerte como poeta y como crítico es aprender a escribir y a comportarse.
Un abrazo