En la encrucijada

[Blanca N. García González]

Un poema lleno de sentimiento amigo poeta,
una obra intensa cuyo cierre me ha parecido
certero con el tema.
Felicidades por sus letras, saludos cordiales
y gracias por visitar mi escrito.

[F. Enrique]

Gracias, Pilar, se me hace difícil hablar de este poema, bueno, y de otros, y hablar del amor y del sueño. Con el paso del tiempo observo que hay una aceptación más estoica de los acontecimientos, pero no creo que se entiendan mejor las cosas.

Pilar.

[F. Enrique]

¡No sabes, Isabel, cuánto me agrada lo que me dices! Creo que lo más importante, no puedo evitar ser un sentimental, es transmitir, hacer partícipes a otros de sensaciones que nos son comunes a todos. Me dejas encantado con tu expresión tan espontánea.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

[quote="F. Enrique"]

F. Enrique, mi felicitación por este enorme poema de nostalgias y amarguras, también de recuerdos bellos y sueños que se han ido.
Todo pasa, compañero. Lo que escribas hoy queda como la huella que te dicta tu corazón herido. Sigue adelante.
Un abrazo grande.

[F. Enrique]

Gracias, Pepa, siempre es agradable tener noticias tuyas. Veo la hora en tu respuesta y comprendo lo difícil que es mantener la concentración en esos momentos, por ello me sienta muy bien que me hayas querido dejar constancia de tu presencia.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, J.M.M., por tu cálido comentario. Desconozco la razón, pero a partir de un momento, contradiciendo lo que sería la norma en nuestro idioma donde prevalecerían las ocho sílabas como propias y las once como importadas, me sentí muy cómodo con el alejandrino y el heptasíabo, lo que venía a liarla un poco más porque mi voluntad me llevaba a escribir en verso libre. Es un poema de nostalgia adolescente, y como aprisionado un poco por los recuerdos intento seguir el ritmo de los poetas que leía entonces.

Un abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Enrique, tu poema es bellísimo. La emoción apasionada, el lenguaje bien labrado, el ritmo impecable hacen de estos versos una joya.

Mis aplausos y felicitaciones
Un abrazo grande
Ana

[F. Enrique]

Gracias, Elizabeth, por estas cosas tan precisas que me dices y que, en líneas generales, coinciden con lo que perseguía teniendo en cuenta mi estado de ánimo cuando escribí el poema, y eso agrada mucho.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Hallie, por tu insistencia en el poema, eso quiere decir que verdaderamente te ha gustado.

Un abrazo.

[Josefa A. Sánchez]

Me miraste a los ojos como si fueras vida
y tu aliento guiara la lengua de los astros.
Ya no soy joven, vuelvo
como un fantasma errante
que persigue el acento que tuviste en la aurora
como si fuera fuente que nunca detenido
manara en los deseos de un ansia indescifrable.

Me miraste en el cielo, y los dioses sin nombre
nos dieron una nube para rimar caricias,
cayeron los destellos en la herida que vuelve
siempre con tu mirada, noche abierta y en calma
que aún me tiembla en los labios
al pronunciar tu estrella y llamar al destino,
y me duele alejarme
del hombre que te amaba con candor
en la ruta y el monte que guardaban las vías,
sin cortinas la tierra nos dejaba su aroma
y el velo de su olvido para cruzar los puentes.

Fuiste mía en silencio un instante sin pausa,
te miré a los ojos como si conociera
la sed de tu garganta, de tu alma la fuerza,
y el valor de tu orgullo doliente que esperaba
la gesta y el milagro vivo de mi sonrisa
acosada en el verde muro de los fracasos.

Fui tuyo ¿no te acuerdas?
¿no arrancas de tu mente que indaga en el pasado
las raíces que huyeron de hierbas de mi infancia
para sembrar tu orilla que guardaba los versos?
En el patio extraviado, en la calle sin luces
quedó un niño sin habla
que te pide el secreto que entonces le arrancaste
de noche entre las velas para dormir sin sueño.

Fui tuyo, nuestro encuentro
arroparon romeros sin savia ni destino,
vuelos de mariposa cerca de la bodega
te hablaron de mis tardes entre las siemprevivas
que dormían en tus manos.
Sin saber que existías reconocí tu rostro,
en los caminos broncos que teje la fortuna
te amé con la locura de un buscador sin norte.

Fui tuyo, lo que tuve lo tuvieron tus brazos,
y sin pensar te di
más de lo que tenía;
lugares y misterios que nunca imaginaste,
madrugadas que hablaban por ti mientras soñabas
y llenaban tu isla de palabras y flores.

Fuiste mía en el aire
de un instante perdido
que siempre sabe dulce en la voz del recuerdo,
te adentraste en mi alma como huella que sigue
prisionera en la Luna de los besos del alba.

Fuiste mía y no pude saberlo ni vivirlo
pues tu rostro tejía la amargura temida
por cualquier erosión de tu mundo soñado,
y aparecía tu dueño
que siempre violentaba la hora del amor
tierno que navegaba por el mar de las dudas
hacia la encrucijada de tu amargo lamento.

Aún te veo aparecer por aquellos caminos,
vuelvo a sentir la herida de la noche en tus ojos.
Lucho por tu sonrisa
en senderos de piedra, en rampas sin descanso
y es tan duro seguir cuando apartas la cara,
cuando hablas de amor
y piensas en la muerte.

Bueno, si sigo lo voy a resaltar todo, así que lo dejo aquí. El poema atrapa por completo en su atmósfera, en su historia de amor y pérdida. Todas las imágenes me parecen impactantes y si destaco estas es por qué a mi humilde entender resumen un sentimiento que traspasa todo el poema.
Volveré de nuevo, porque me parece que merece muchas lecturas.
Un abrazo.
Pepa

[F. Enrique]

Gracias, Israel, por tus palabras, no puedo quejarme con el resultado de esta vuelta a la nostalgia, y mucho menos de este poema en concreto que no se convirtió, ni mucho menos, en un quebradero de cabeza.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Hay características en lo que escribimos, Ronald, que creo que llevamos de una forma inconsciente y que forman parte de nuestra forma de interpretar lo que nos gusta, me agrada lo que me dices, pues es una aspiración que siempre me ha seducido intentar mezlar elementos de vanguardia incluso con aquellos de corte tradicional, y no es una casualidad, sigo un poco anclado en nuestros grandes poetas del primera mitad del siglo pasado. Te agradezco tus bellas palabras, siempre es un placer poder comunicarme contigo.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Mi delicada y siempre tierna, Blanca, acojo con emotividad lo que me escribes, ciertamente es mucho más importante el sentir que me tienes como a una persona a la que quieres demostrar que estás a su lado que cualquier divagación literaria.

Gracias, Blanca, por todo, un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Marisa, quizás seamos incorregibles, quizás el amor sea así para nosotros, ya que hablamos demasiadas veces de tristezas, deseos no satisfechos, pensamientos de lo que pudimos lograr y no fue posible. Tan recurrente se me hace que he acabado viéndolo como algo esencial en el hecho de que optemos por escribir poesía, de la misma manera que los adolescentes escribían los diarios de sus frustraciones, y muchas veces acababan tuteándolos.

Un abrazo.

[F. Enrique]

Gracias, Ana, por tu generoso comentario. Así se hace fácil vagar por los versos y ofrecer lo que uno puede con una sonrisa.

Por supuesto que te envío también eses abrazo tan grande.