me pregunto por que
durante la madrugada
siento la paz
que el día me prohibe.
No es el prójimo a quien temo,
es mi imagen dividida
la que me parte el alma.
Duele
ser consciente
de que todo tiene un precio.
Incluso el amor
se anuncia en las rebajas.
Duele
saberse hipócrita,
mirar más allá de uno mismo,
no poder soltar amarras.
Duele
sentirse impotente
pensando que mañana
todo lo que escribo
será moneda amarga.
(Gracias Mario, querido amigo, por tus sugerencias. He corregido algunas palabras para evitar las asonancias. Sigue sin funcionar la dichosa tecla de los acentos.
