Musa de baño y secadora
Ella sostiene a la esperanza
contra sus senos húmedos
y su piel se desprende
con el agua
como si fuera eterna.
Mira sin mirar
a los espíritus,
oye sin oír
a los ángeles caídos,
mientras su niña ríe
y juega a atrapar
lo inatrapable
con los cuencos nacidos
de sus manos.
La ninfa la mira y le sonríe,
y le ama
bajo el baño frío
que despierta en su cuerpo
la sensación
de magia y de deseo
de vertirse en otras aguas
para crear naciones
y mares abiertos.
Ella baña a su niña
bajo el agua
que purifica sin sanar del todo
la más honda herida,
y; sin embargo,
esa cicatriz mojada
la hace más hermosa,
más tierna y más viva.
Ellas se bañan
bajo el agua fría
como si fueran madre e hija,
y lo son,
hasta el momento
en que se oye despertar
la secadora
y otra vez la sequedad
cotidiana
cubre sus cabellos
y mejillas.
El bello instante desaparece
bajo un paño
de prejuicios, tradición,
soledad y machismo.
