N.Y.

[José Manuel Sáiz]

N. Y.
(Historias prosaversadas)


En una lejana e indeterminada edad del mundo…
…el viejo mamut decidió morir
cerca de las orillas del gran río.
Abrirse paso a través de la abrupta vegetación
había mermado sus ya escasas energías.
Y decidió rendirse.
La proximidad del río y el mar le dieron las fuerzas necesarias
para afrontar las últimas horas de su vida.
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Por fin, aquella mañana de mediados del s. VII a. c…
…el indígena finalizó su singladura
de norte a sur a través del río transportando
el cuerpo amortajado de su padre.
Aquella era la tierra que buscaba: la tierra
en la que reposaban sus antepasados, las huellas ancestrales
de su historia. Apenas iniciada la excavación de la tumba
su primitiva herramienta tropezó con la osamenta
y los colmillos de un gran animal.
Aquello le pareció un buen augurio.
Antes de regresar al continente miró a su alrededor,
arrojó su hacha de piedra y se dejó llevar
por el murmullo del viento y del río y oró
al espíritu de su padre presente en la naturaleza.
………………………………………………………………………………

Durante el crudo invierno del año 1627…
…el joven colono se sentía solo en aquella isla
tan alejada de su patria. Por eso decidió
unirse a otros colonos y ayudarse mutuamente
en la edificación de la nueva gran ciudad.
La cercanía del río y del mar
les proporcionaba la certidumbre
de haber encontrado al fin la tierra que buscaban.
La rutina de los trabajos se rompió un día
con la aparición de restos humanos
y los de un enorme animal. Separaron con respeto
los grandes huesos de los pequeños (los colmillos
los dejaron aparte)
y aprovecharon para enterrar en aquella fosa común
el cuerpo de un niño, el hijo de un colono fallecido
recientemente. Junto a los restos del pequeño
una madre depositó, entre lágrimas, una vieja Biblia.
…………………………………………………………………………



A finales de 2008,
siete años después del atentado…
…las potentes máquinas excavadoras comenzaron
la laboriosa reconstrucción de la llamada Zona Cero.
Aquel solar en nada recordaba
el inmenso potencial económico de lo que fue un día.
Tras semanas de duro trabajo, el vértigo febril
de las excavaciones paró (apenas una hora y media)
al dar el capataz la orden de examinar el hallazgo
de dos cráneos humanos (el de un adulto y un niño)
enterrados a escasa profundidad de la tierra. Después
encontrarían otros restos, entre los que llamaron la atención,
dos grandes colmillos y varios huesos de un animal fosilizado
(impresionó, por lo anacrónico, el hallazgo de una Biblia del s.XVII
junto a una vieja y primitiva hacha de piedra).
Aquello no parecía tener mucha importancia, pensaron.
Finalmente se reanudaron las excavaciones.

El capataz rememoró su última visita al Word Trade Center
en la primavera del año 2001, poco antes del gran atentado,
y cómo las vistas de Manhattan y del río Hudson a 300 metros de altura
le parecieron de una belleza impresionante.

Políticos, gobernantes y autoridades de Nueva York
colocarían meses después en aquel lugar una placa conmemorativa
recordando los nombres de los que perdieron allí la vida.

El mundo, la tierra, los pueblos y civilizaciones
esconden vestigios escritos con sangre en cada página
viva de nuestra historia, de nuestro pasado y que salen a la luz
reclamando un día su justo protagonismo.

En su limitada memoria el hombre
honra sus efemérides con orlas y esquelas incompletas
olvidando en el mármol frío lo más atávico
y trágico de sus orígenes.


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[Mario Martínez]

Bueno, José Manuel.
Lo primero decirte que siempre me deja alucinado la fértil imaginación que posees, en todo lo que escribes, y lo segundo que, aunque esto sea mas bien un relato versificado, tiene una innegable calidad, un acierto en la secuencia de las épocas y en su conclusión, y como no, en esa fabulosa imaginación y en la sencillez de todo lo que escribes.
Me encantó. Un abrazo, amigo mío.

[Ana Muela Sopeña]

Sensacional, José Manuel. Un texto de prosa poética genial para meditar.

Te dejo mi abrazo
y
mi Aplauso
Ana

[Ramón Carballal]

Una interesantísima forma de hilar la historia y de reivindicar a los olvidados que, también, ayudaron a construir nuestro mundo. Tu habilidad narrativa queda una vez más patente. Enhorabuena y un abrazo.

[Alonso de Molina]

una crónica, hilvanando acontencimientos que no debieran pasarnos por alto,
una inviatación para meditar y reflexionar.


(hoy recibí el faro, mañana me lo llevo a las alturas, a leerlo sin contaminación de por mediom nuchas gracias y enhorabuena por la buenísima edición conseguida).

fuerte abrazo compañero

[José Manuel Sáiz]

Bueno, José Manuel.
Lo primero decirte que siempre me deja alucinado la fértil imaginación que posees, en todo lo que escribes, y lo segundo que, aunque esto sea mas bien un relato versificado, tiene una innegable calidad, un acierto en la secuencia de las épocas y en su conclusión, y como no, en esa fabulosa imaginación y en la sencillez de todo lo que escribes.
Me encantó. Un abrazo, amigo mío.

Muchas gracias Mario. Es un honor para mi recibir un comentario así de un poeta como tú.
En efecto, es un relato versificado (he aprovechado tu comentario para refljarlo al principio del poema). Llevo escritos varios relatos así bajo el subtítulo de Historias de relativa importancia en los que plasmo ciertas ideas que no sabría resumir en un poema más convencional ni desarrollar en un relato ortodoxo. Seguro que tú lo harías mejor incluso en el difícil arte del soneto que tanto dominas. Ojalá tuviera yo tu capacidad, amigo Mario.
Un abrazo muy fuerte.
J. manuel

[Ricardo Serna G]

José Manuel Sáiz,

Poema genial, te felicito


Un abrazo fuerte, querido amigo

[Daniela Miño]

Es muy conmovedor y muy rico tu texto José Manuel. Hace falta talento e inteligencia para hilvanar algo así.

Felicitaciones. Un placer leerte.

[Israel Liñán]

José Manuel ante un poema como este me quedo en blanco, quiero decir tantas cosas que me bloqueo. Me alegro muchísimo de poder disfrutar de tus letras.

Abrazos.

[Pilar Morte]

Querido amigo, sabes que tus letras me llegan y ahondan en lo mejor que podemos poseer: la ternura de la bondad más pura. Eres un ser de vidrio, no por la fragilidad, sino por la transparencia, y haces llegar a través de tus palabras toda tu humanidad. Te felicito y me felicito por ser tu amiga.
Aplausos a tu obra
Abrazos
Pilar

[Julio Gonzalez Alonso]

Siempre, en toda ocasión, encuentras la manera de pararnos y hacernos reflexionar. De manera amable nos señalas un hilo de pensamiento que mueve a lo mejor de nosotros mismos. Gracias por tus aportaciones, José Manuel.
Salud.

[Vicente Fernández-Cortés]

Sin duda un texto impecable que invita a la reflexión.


Mi abrazo

[Hallie Hernández Alfaro]

Me ha encantado esta crónica poética llena de emoción y pulcritud!

Un manojo de felicitaciones y un abrazo con admiración, José Manuel.

Hallie

[Rafel Calle]

Un bellísimo poema de José Manuel.

[José Manuel Sáiz]

Gracias por subir este poema prosaversado.
Un abrazo a todos.
J. Manuel