Editorial Alaire

No vengas
- me dijo -
que mis manos yacen frías y mi corazón muerto.

Y fui.

Y fuimos abrigo de las caricias,
lentas miradas...
... silencios.

De sus manos,
los glaciares iban entrenando el tiempo como dosheliotropos
esparciendo la vainilla.

Sus ojos sobre mis ojos
- al cabo -
mares de aguamaniles.




(Parece que en este bendito Alicante, quiere empezar elinvierno, de momento el mar y el cielo están blancos,sí, como cuando empieza aoler a castañas asadas, preludios de Navidades) las gaviotas han cesado por unmomento de cotillear, y discutir por un quítame allá esas pajas, son casi lascinco de la tarde (a ellas siempre les da igual la hora y hacen bien, lo suyoes armar escándalo y lo cumplen a la perfección)






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Me parece bellísima esa imagen de las manos que entregan el tiempo, aunque no más que esa reunión líquida de ojos.
Un placer.
Saludos.

CONCHA VIDAL: Tiene un sabor neopopular que me encanta. Es como si Alberti te hubiera soplado un poco el poema al oído. De verdad, está muy bien. Un beso.

J.C.

J.C. Hernández escribió:Me parece bellísima esa imagen de las manos que entregan el tiempo, aunque no más que esa reunión líquida de ojos.
Un placer.
Saludos.

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¿Y qué mejor podemos entregar, que el tiempo?
A mí me ha fascinado tu decir :"esa reunión líquida de ojos".
Lo tendré que utilizar para otro poema.
Mis saludos mediterráneos, siempre, J.C.