Editorial Alaire

A mi madre, que se debate en las sombras del Alzheimer




En mi carne viví tu carne viva
en su apacible claustro retenido
y aunque te tuve atenta a mi latido
hoy mi razón de tu razón me priva.

Ya me dirás en qué morada esquiva
podré, madre, olvidarme de tu olvido,
a qué oscura oquedad y sin sentido
te replegó tu nave a la deriva.

No existe territorio en mi amargura
en que extender mi llanto, ni sendero
donde desalojar mi desventura.

En el albor del despertar primero
viví tu voz de lúcida ternura
y en la orfandad de tu silencio muero.




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Hola Vicente

No tengo nadie cercano que padezca la traidora enfermedad, amigo mío, aunque ejemplos cercanos tengo muchos y cada vez más jóvenes. Lamento que tú la sufras tan de cerca.
Un excelente soneto que refleja la cruda realidad.
Un abrazo.
Mario.

Precioso homenaje, amigo Vicente.
Un poema que nos lleva a sentir contigo esa terrible puesta de sol.
Los cuartetos son, en su clasicismo, toda una lección de sentido poético.

Un fuerte abrazo, amigo.

Luis Oroz.

Bueno amigo gran homenaje a todas las madres del mundo.

Un sincero abrazo y adelante.

Yo también tuve a mi padre con esa enfermedad y ocurre que, una vez que la aceptas, te llena de ternura inmensa. Hay que quedarse con lo único bueno que tiene, que es volver a la niñez con ellos.
Me encantó el soneto. Tiene versos preciosos
Un abrazo
Pilar

Leyendo tus versos me atraviesa una tristeza y un miedo como un rayo sobre la mar.
Y me repito: - ¡Qué tristeza!.
Saludos conmovidos.
Amparo

MARIO MARTINEZ

Muchas gracias, amigo Mario, por estar cerca.


Mi abrazo

Amigo Vicente, un soneto ejemplar, desde su funcionalidad técnica en favor de la emoción, hasta el profundo contenido: humano y trascendente. El poema, no sólo es un canto al más puro amor; sino, además, una conmovedora visión sobre el desgaste de una enfermedad tan lamentable. Ha sido una experiencia volar en tu palabra.

Un abrazo fraterno desde Sevilla, Benjamín.

La emoción hecha soneto, precioso!
Con respecto al tema y tu forma de tratarlo, emeciona hasta lo más íntimo. Sé de ella y de la encrucijada en que te envuelve cuando la sufres de cerca. Un abrazo amigo.

MARIO MARTINEZ


Efectivamente, Mario, esta es una enfermendad terrible por cuanto convoca poco a poco irremisiblemente al paciente a un escenario de incomunicación profunda.
Muchas gracias por tu elogio


Mi abrazo

LUIS OROZ


Muchas gracias, Luis, por valorar este manojo de versos escritos desde la impotencia.


Mi abrazo

JOAN PORT

Muchas gracias, Joan. Ya sabes lo que supone esta implacable enfermedad.


Mi abrazo

PILAR MORTE

Yo también tuve a mi padre con esa enfermedad y ocurre que, una vez que la aceptas, te llena de ternura inmensa. Hay que quedarse con lo único bueno que tiene, que es volver a la niñez con ellos.

Es verdad, Pilar, que el enfermo se vuelve como un niño, pero no sabemos lo que realmente siente en su interior.
Gracias por tu paso

Mi abrazo

Vicente emotivo poema nos dejas escrito en estilo clásico. eres todo un maestro de soneto. Se disfrutan leyendo tus versos

saludos

raf

Hermoso poema, amigo Vicente, donde la emotividad rebosa más allá de la palabra.
Se te dan bien los sonetos, no hay duda, colega.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un cordial abrazo.