Tercer ojo

[Fermín Lasarte]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Sólo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan sólo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Sólo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan sólo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.








Fermín Lasarte

[Joan Port]

Bueno amigo lo tuyo es poesia cercana a los dioses, profunda existencialista y real.

A tus pies una vez mas, un enorme gusto.

Abrazos.

[Hallie Hernández Alfaro]

Me he quedado casi enferma de belleza, Fermín! Las imágenes de los leones me han tocado muy adentro. El juego de voces, clarividencias, espasmos filosofales y la densidad lírica burbujeante me han provocado un éxtasis de lectura!

Felicitaciones y aplausos.

Un abrazote también.

Hallie

[Jaume vendrell KYUSS]

Joder Fermín. Este poema es grandioso, profundo, delirante y hasta un poco irónico...Se ha diluido por las manzanas que penden de mis cejas como la leche...Te felicito hermano y como el `puerco de Joan dice , a tus pies otra vez mas...Abrazos fuertes hermano...

[Javier Cañas Belmar]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Solo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan solo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Solo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan solo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.








Fermín Lasarte

Una maravilla de poema Fermín..¡qué aperitivo tan fantástico antes de la sobremesa!. Mis aplausos y respetos Poeta, y querido amigo...seguro volveré a leer tus versos. Ya el título me indujo con avidez a asomarme a ellos y, como intuí, me encantó haber vislumbrado las visiones de ese tercer ojo...ese final es magistral:"deshabitándose en el silencio de lo infinito"...poesía existencialista, mordaz, para azotar conciencias adormecidas, la mediocridad y locura del hombre....

Un afectuoso abrazo desde mi refugio.

javi

[Pilar Morte]

Te iba a reseñar una estrofa, pero creo que me quedo con todo el poema. Magníficos versos analizando la vida y la salvación. Solo el amor para subsistir.
Mi felicitación
Un abrazo
Pilar

[Fermín Lasarte]

Bueno amigo lo tuyo es poesia cercana a los dioses, profunda existencialista y real.

A tus pies una vez mas, un enorme gusto.

Abrazos.

Gracias Joan, así seguimos desvistiendo la existencia.
Un abrazo grande.

[Fermín Lasarte]

Me he quedado casi enferma de belleza, Fermín! Las imágenes de los leones me han tocado muy adentro. El juego de voces, clarividencias, espasmos filosofales y la densidad lírica burbujeante me han provocado un éxtasis de lectura!

Felicitaciones y aplausos.

Un abrazote también.

Hallie

Muchas gracias Hallie. Es un placer que el poema te haya gustado, siempre tienes palabras generosas y para mí son un honor viniendo de una Poeta como tú.
Un gran abrazo Hallie.

[Mario Martínez]

Hola Fermín.
Un expléndido y profundo poema, amigo mío, con gran cantidad de bellas imágenes y lúcida filosofía. Un placer de lectura.
Abrazos.
Mario.

[Hallie Hernández Alfaro]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Sólo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan sólo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Sólo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan sólo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.








Fermín Lasarte

Subo este poemazo para deleite de todos.

Hallie

[Fermín Lasarte]

Joder Fermín. Este poema es grandioso, profundo, delirante y hasta un poco irónico...Se ha diluido por las manzanas que penden de mis cejas como la leche...Te felicito hermano y como el `puerco de Joan dice , a tus pies otra vez mas...Abrazos fuertes hermano...

Si no? tiene bastante de delirante, esta bueno eso. Gracias Jaume, te mando un abrazo grade.

[Luna de Nos]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Sólo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan sólo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Sólo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan sólo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.



Fermín Lasarte

Me quedo sin saber qué decir... Fermín, cada poema tuyo es más profundo, más grande, más Más.
Me produce una admiración extraña, algo así como cuando uno queda absorto mirando algo especial. Un abrazo grande y muchos aplausos! Luna.-

[Fermín Lasarte]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Solo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan solo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Solo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan solo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.








Fermín Lasarte

Una maravilla de poema Fermín..¡qué aperitivo tan fantástico antes de la sobremesa!. Mis aplausos y respetos Poeta, y querido amigo...seguro volveré a leer tus versos. Ya el título me indujo con avidez a asomarme a ellos y, como intuí, me encantó haber vislumbrado las visiones de ese tercer ojo...ese final es magistral:"deshabitándose en el silencio de lo infinito"...poesía existencialista, mordaz, para azotar conciencias adormecidas, la mediocridad y locura del hombre....

Un afectuoso abrazo desde mi refugio.

javi

Gracias Javi por tan valioso comentario, es la existencia y sus vueltas lo que me impulsa a escribir, y saco todo lo que tengo dentro, real, irreal, posible o imposible.
También la degenerada condición humana es fuente de inspiración. Creo que vos también te movés por estos valles.
Gracias amigo, un abrazo grande.

[Emilio Aparicio]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Sólo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan sólo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Sólo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan sólo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.








Fermín Lasarte

Mucha belleza en una escritura que me ha recordado al mejor Whitman en sus "Hojas de Hierva". Un placer

[Aubriel Camila de la Prad]

El mundo soy yo ahora.
Todos ustedes convergen en mí.

Soy un gran humano de carnes rebosantes:
un cráneo remachado con clavos de sed,
una campana de sangre
que no se cansa de morir en el lado izquierdo del pecho,
y mis pies, mis pies que no son más que dulces lagartos negros.

Y yo les pregunto fervientes humanos:
¿Quién de ustedes osará sacrificar al pastor?
¿Quién donará sus manos para moldear un sofisticado imperio de placer?
¿Quién desollará su piel por un nuevo orden?

Ya nadie asoma el hocico por encima del rebaño.
Sólo se oye el vuelo torpe de obesas palomas de jardín.

El amor es un buen intento.
Hasta bello diría yo.
Hasta sublime cuando se aleja del hombre
y lo hace más excelso que su ínfima existencia,
más significante que tan sólo un inútil latir de órganos.

Montemos un prólogo de la escena de la vida.
Seremos marineros de cromo y sal surcando la tormenta
en los días de álgido aburrimiento.
Pero denme cuantas palabras se ahogan en sus bocas,
yo quiero oír los cadáveres que callan sus lenguas-cementerios.

Hoy me he detenido a contemplar los leones que descansan en las playas de sus mentes
¡Lucen tan fornidos, tan religiosos con sus melenas burbujeantes!
Cada quien edificará su cárcel:
plantará sus barrotes, anudará sus candados,
y se sentará a marchitar allí dentro
mientras afuera se derriten todos los olimpos posibles.

(Existe una selva de luz al otro lado de las murallas del barro.
Existe un reino pujante tras la burocracia del silencio.
Existe un ermitaño caminando resuelto por profundos prados marinos.
Existe una yegua de fuego galopando furiosa los valles del viento.
Existe un reloj total vomitando números dorados en las entrañas del sol.)

Sólo dos ojos danzan en la vastedad del rostro
como danzan dos manzanas viejas flotando en un estanque de leche.

Tan sólo dos.

Cuando nazca el tercer ojo verás palacios de cristal derrumbarse
en el oleaje definitivo del firmamento.
Verás tu ser suspendido, vacilante en el polvo, radical en la nada,
deshabitándose en el silencio de lo infinito.





Fermín Lasarte

Fermín, creo que lo resalté casi todo.
Es un poema de una hondura abismal, de ésos que se te adentran en el alma. Es ... tremendo poema.

Besos y mi admiración de siempre.

¡Qué imágenes! Una maravilla.