
Duele la rosa
duele el río
y ese olor a nostalgia que invade los rincones
presagia infinitos en el agua
Un olvido encarcela al polvo
con humedad de libro en cada página
los objetos ahondan el espacio
luyen la memoria
matizando el escenario entre versos y prosas
Voy colgando oraciones
en tumulto de lágrimas
mientras la vida deshace los huesos
y se aprende a morir
en cada pausa