
Como latido en muda rebeldía
que espera el nacimiento de un poema,
me tiembla la palabra
entre fiebres crecientes de magnesio
mientras flotan en la noche
los recuerdos que sangran la memoria.
Mis ojos derretidos
derramando bocados de ceniza
son remedo del frío de las losas,
efímero refugio
donde yace su clámide envolvente.
No ceso de buscar
divagando entre azul caligrafía
las fuentes de cristal
donde el instinto mana su ternura,
donde quiso el amor
con un beso poner su primera piedra.
El paso de los años
me ha llevado a ser ánfora de barro,
siempre perdido en medio de mis fugas,
obstinado en volver sobre las huellas
prendidas en la red
de mis sueños vacíos.
Ahora,sólo queda
tras las rampas furtivas de este vuelo
la fátiga de un pájaro sin alas.
*Andros