Como una leyenda
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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Como una leyenda
Fue primer premio en el Certamen Literario de mi Ciudad y si lo publico hoy es porque tengo más tiempo que en otras ocasiones para dejarlo a mi gusto.
Mi Ciudad se extiende a los pies de la Plana(una meseta), y del Cerro del Castillo, en cuya cima hubo en tiempos una fortaleza construída por los árabes. Dice la leyenda (nunca confirmada), que los moros contruyeron un pasadizo que partiendo del castillo atravesaba la ciudad por debajo hasta el rio Alhama(quizá entonces navegable en barca), y por él bajaban a dar de beber a sus caballos.
Los nombres son reales, de personajes de la época; son tres: Sancho Garcés, el cristiano, Banú-Qasi, el infiel, Doña Blanca y el Narrador.
Mi pueblo se llamaba así: Al-Faruh. Desde la cima del Cerro se ve toda la vega que fertiliza el Ebro a su paso. Yerga, es un monte que pertenece a mi ciudad, Isasa es una peña que ahora mismo está nevada. San Miguel es la antigua iglesia que se levantó sobre una mezquita árabe.
Y en fin, perdonad esta introdución tan larga, pero creo que necesaria para la mejor comprensión del poema.
“Como una leyenda”
Castillo de Al-Faruh, hacia el año 914 de nuestra era,
en los albores de la Reconquista.
Narrador
La tarde se desangra. Sobre el cerro,
al lado del castillo sometido,
Yusuf-Banu en el suelo, Sancho erguido,
son figurantes vivos de un entierro
donde la muerte oficia. Lanza un perro
su agónico ladrido. Carroñera,
mira el ave despojos a la espera
de que la noche oculte su andadura.
En el silencio herido, grave y dura,
la voz del fiel cristiano reverbera:
Sancho Garcés
-“Contempla la ciudad que no has logrado
guardar bajo tus armas sarracenas.
¡Mira Al-Faruh! ¿La ves? Se ha liberado
del yugo musulmán de tus cadenas.
Observa las murallas que he burlado,
la regia fortaleza y sus almenas.
¡Contempla todo aquello que has tenido
y ya nunca tendrás, porque he vencido!”
Narrador
Hablaba satisfecho, y en la mano
brillando por la sangre derramada
portaba el rey Don Sancho larga espada
forjada con acero toledano.
Postrado ante sus pies en acto vano,
el derrotado infiel, moro cautivo,
espera inalterado el decisivo
momento terminal. El Sol en Yerga
su horario de morir también posterga
en gesto solidario y compasivo.
La muerte está presente en las laderas
de la futura Plana. Con crudeza,
mostraban del combate la fiereza
las casas arrasadas, las hogueras,
los estandartes rotos, lastimeras
las voces de las gentes ensartadas
por alfanjes y lanzas, desbocadas
caballerías presas del espanto,
crujir de dientes, desolado llanto
en almas de sus cuerpos atrapadas.
Sancho Garcés
-“Retén en el carbón de tu retina
cada trozo de pueblo que humillaste,
cada plaza o lugar, la cristalina
claridad de una fe que tú manchaste
con la túrbida luz de tu doctrina.
¡No nacerá la luna que sembraste…!
¡Sobre la ruina gris de tu mezquita,
alzará San Miguel su cruz bendita!
¡Míralo bien, Banu, míralo todo…!
Observa al fondo el Ebro caudaloso
que mima este vergel con agua y lodo
haciéndolo fecundo y provechoso.
Mira el soto arbolado y el recodo
donde expira el Alhama venturoso
después de hacer hermosa tanta vega.
¡Míralo, perro infiel, tu muerte llega!”
Narrador
La espada presta. El moro altivo.
La tarde en llamarada de aros rojos
ahíta de terror cierra los ojos
y busca tras Isasa algún motivo
para tanto dolor. A paso vivo,
semioculta y tenaz, de cueva en cueva,
una joven mujer que al cuello lleva
un cristo de metal, sube al castillo.
El preso muladí, ayer caudillo,
con notas de cristal su voz eleva:
Banu – Qasi
-“A tus plantas, Garcés, aunque postrado,
jamás humillaré ni mi cabeza,
ni mi orgulloso afán, que la nobleza
no pertenece sólo al que ha ganado.
Yo, Yosuf-Banu-Qasi, el Deseado,
desciendo de un Emir y mi grandeza
no envidia tu altitud, que mi alma reza
a un dios que no murió crucificado.
Alá me salvará, y aunque perezca
bajo el helado filo de tu acero,
jamás mi corazón verás sumiso.
Seré mártir de fe, y harás que crezca
en gloria y dignidad. El golpe espero
que me abra de tu mano el Paraíso.
Al-Faruh conquisté, y justo he sido
al gobernar sus calles y sus gentes,
traté con cortesía a los valientes
y siempre respeté lo prometido.
Bajo mi docta mano han convivido
costumbres y culturas diferentes,
he creado caminos, casas, fuentes,
en medio de una paz que tú has perdido.
Alguna vez erré. También presiento
que disfruté el amor y los placeres
con la sed infinita del desierto.
¡Acaba de una vez! No me arrepiento.
En este atardecer de atardeceres
sobre el suelo que amé, habrá otro muerto.”
Narrador
La noche se desploma. Sancho duda.
La cristiana que llega se detiene.
La mano de la muerte se mantiene
esperando quizá que el diablo acuda.
De nuevo la mujer de sitio muda
y tras del soberano se agazapa.
El monte del Castillo es una capa
de negra soledad, ladra otro perro,
y armada de un puñal de tosco hierro
la sombra femenina se destapa.
Doña Blanca
-“Quizá traicione al Rey o a Dios despierte,
pero el amor me dice que os de muerte.”
Narrador
No dice nada más. Ágil gacela,
salvando con un salto el corto trecho,
clava a Sancho Garcés sobre su pecho
la cruz de su pasión. Cálida estela
de rojo carmesí su vista vela,
y el Rey cae en la tierra malherido.
Se abrazan los amantes y el latido
de un par de corazones ríe y canta.
La noche tiene un nudo en la garganta,
el cierzo para en seco sorprendido.
Ajenos al dolor y a la locura
de muerte y destrucción que les rodea,
las manos de uno en otro son marea
buscando blancas playas de ternura.
Cegados de deseo, con premura,
ignorando los ayes del herido
que piden en el eco presto oído,
del castillo sin vida abren la puerta,
y en un camastro roto a tumba abierta
le ponen al amor voz y sentido.
Se alumbra la colina con precoces
albores de las teas encendidas
que ayudan a Don Sancho y las salidas
bloquean con sus gritos más feroces.
Alerta a los amantes tales voces
y dejan su reposo placentero
para mejor lugar, queda un te quiero
flotando en el jergón. Mientras la Luna,
mujer a fin de cuentas, y moruna,
se deja seducir por un lucero.
Doña Blanca
-“Salvaos, mi señor, si aún hay salida,
defenderé con mi alma vuestra vida”
Banu – Quasi
-“Señora, no temáis. Me habré salvado
si compartís conmigo toda suerte,
o encontraremos juntos digna muerte
como hallamos la dicha y el pecado.
Es triste huir así, viendo truncado
aquello que soñé, lo que convierte
un pueblo en algo más. Ser cielo inerte
o firmamento en logros constelado.
¡Adiós pues Al-Faruh! Tan sólo dejo
la sangre y el dolor, y a mi enemigo
sembrando de fracaso mis aciertos.
¡Ven conmigo, mujer! Sigue el consejo
que dicta el corazón, serás testigo
de mis sueños de amor por ti despiertos.”
Narrador
La soldadesca irrumpe. El cobertizo
donde Banu conduce a Doña Blanca,
tiene una puerta oculta que apalanca
dejando al descubierto un pasadizo.
La cierran tras de sí. El huidizo
destello de un candil hace proclama
de un túnel bajo tierra, parca llama
que guía a los amantes hasta el río.
Se hace la madrugada escalofrío
mientras su barca boga en el Alhama.
El poema está estructurado en décimas, octavas reales, sonetos y pareados.
Mario.
- Esteban Granado
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- Registrado: Dom, 25 Nov 2007 10:12
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Re: Como una leyenda
Un trabajo meticuloso y muy ortodoxo en las formas.
Enhorabuena, justo el premio.
Un abrazo,
Esteban
- José Manuel F. Febles
- Mensajes: 7402
- Registrado: Dom, 09 Dic 2007 15:45
- Ubicación: Sta. Cruz de Tenerife
re: Como una leyenda
Te felicito muy sinceramente.
Un abrazo.
José Manuel F. Febles
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- Registrado: Mié, 09 Abr 2008 10:21
re: Como una leyenda
Un abrazo
Pilar
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- Mensajes: 7693
- Registrado: Sab, 20 Sep 2008 18:59
re: Como una leyenda
Pues me alegra saberlo, Esteban, amigo mío, me temía lo contrario.
Gracias por tu entrada y por dejarme tu gratificante opinión. Un abrazo desde Alfaro en la Rioja.
Mario.
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- Mensajes: 3024
- Registrado: Jue, 22 Nov 2007 14:30
Re: Como una leyenda
Blanca
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- Mensajes: 7693
- Registrado: Sab, 20 Sep 2008 18:59
re: Como una leyenda
Mario.
- Alonso de Molina
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re: Como una leyenda
Me alegra mucho que te haya gustado el poema. Un fuerte abrazo.
Mario.
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- Mensajes: 7693
- Registrado: Sab, 20 Sep 2008 18:59
re: Como una leyenda
Mario.
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- Mensajes: 7693
- Registrado: Sab, 20 Sep 2008 18:59
re: Como una leyenda
Me alegra que te haya gustado este poema amoroso-épico.
Un abrazo.
Mario.
- Julio Gonzalez Alonso
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- Registrado: Vie, 23 Nov 2007 20:56
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re: Como una leyenda
Salud.
- Ricardo Serna G
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- Registrado: Lun, 18 Feb 2008 0:55
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re: Como una leyenda
Me alegra que te haya gustado a pesar de su extensión. Ya sabes en cuanto valoro tu opinión. Un abrazo.
Mario.
- Tristany Joan Gaspar
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- Registrado: Mar, 09 Dic 2008 5:11
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