Monica

[oscar alberdi sainz]

Y nuestros sexos en espiral piensan en voz alta vocales mudas
escapando por nuestras bocas abiertas hasta la extenuacion,
en las que sorbemos con la lengua las yemas de los dedos
que se cuelgan de sus labios y las agrandan,
desencajando aun más dos rostros desgarrados por el éxtasis
de un nudo de venas escurriendo todo su húmedo contenido
como una cascada imposible a la que practicar un torniquete.

De pronto nuestros cuerpos se sacuden
como dos sombras atrapadas en el sol.
Deslumbrado cierro los ojos para admirar un sanguíneo universo
palpitando en mis parpados. A oscuras recupero próximo
el sonido de tu respiración; luego, la punta de tus cabellos mojados
desplomándose cómo un aguacero, rocía nuevamente mi pecho
retorcido por esta repentina pequeña aun más grata impresión.

Y afuera, la ciudad con sus luces nocturnas parece una salamandra
desparramada a la que es imposible ubicar los ojos.
Los trenes han dejado ya de pasar y bajo tu ventana
la calle estira más su tenue soledad con el lucernario resplandor de las farolas.
Cuando llegue y me esperabas tras la puerta entreabierta,
te bese y te avise de que había un escalón suelto en la escalera.
Tú buscaste predecir en mi rostro que tipo de paso traigo hoy.
A fin de cuentas somos dos personas a las que no da miedo haber vivido,
sólo, a las que da vértigo y lastrada pereza
sospechar que aun les puedan quedar más vidas por vivir.

[Sara Castelar Lorca]

la ciudad con sus luces nocturnas parece una salamandra


Me encanta esa ciudad salamandra, Óscar, y todo lo que se vislumbra por los miradores de la noche, insinuantes y cálidos.

Un abrazo

Sara