Nuestra casa

[Marina Centeno]

a Manuel


Se aguarda el eco en la distancia
reclamándole edades a la risa
porque quedaron rotos los cometas
que gravitaron por toda nuestra casa

Aún se oculta la tarde en la palmera
y el gallo canta en la albarrada
cuando se mece el sueño en el asbesto
que cruje porque la lluvia canta su calandria

Del arcaico ropero del abuelo conocido zaguán de cucarachas
al sonido frutal de la guitarra
se convierte en gemido el agorero son de la garganta
yo no sé pero imagino que te espera el fantasma
que se desmaya y cuelga de la araña
presintiéndose solo sin el dote servil de tu mirada

Ay Manuel nuestra casa es un cielo pasajero
distante y opaca con la triste senectud en la fachada
que hoy alberga silencios y añoranzas

Si pudiera cortarle la tristeza
bajaría los gajos de la adelfa para alfombrar el frío del mosaico
y juntar nuestras manos acariciar paredes agujeros
sacudir el rescoldo con el guano desempolvar el odio
y que ladren los perros al corretear los juegos que partieron
al caer las aldabas

Volverían quizá los buenos tiempos
aletear las cortinas y floreros repartiendo alegrías a las tazas
y sacarle el brillo a la cuchara con la sopa caliente
en repleto manjar del chocolate que batiéndose está dentro del agua
con el pelo revuelto y las manos pequeñas sosteniendo migajas de esperanzas

Pero el tiempo surca la inclemencia y decora las líneas de la cara
se desdoblan las puertas las ventanas las llaves tiritan en las chapas
se gotean los clavos por los huecos para darle quietud a nuestra casa



Samantha
Yucatán México

[Blanca Sandino]

Pero el tiempo surca la inclemencia y decora las líneas de la cara
se desdoblan las puertas las ventanas las llaves tiritan en las chapas
se gotean los clavos por los huecos para darle quietud a nuestra casa

Pleno de añoranza. Y cuánta tristeza cuando lo que tanto hemos querido nos parece que ha perdido su esencia, la que nosotros le dimos con nuestra risa o nuestro llanto, nuestras manos pequeñas, los sonidos y voces casi siempre amistosos.

En la estrofa que copio abajo, no sé yo si se te ha escapado una "n" en Volvería, por aquello de la concordancia lo digo.

Volvería quizá los buenos tiempos
aletear las cortinas y floreros repartiendo alegrías a las tazas
y sacarle el brillo a la cuchara con la sopa caliente

Me ha gustado, Samantha.

Blanca

[Hallie Hernández Alfaro]

Un poema impresionante y lleno de tu fuerza poética, Samantha.

Felicitaciones y muchos aplausos.

Hallie

[Marina Centeno]

Pero el tiempo surca la inclemencia y decora las líneas de la cara
se desdoblan las puertas las ventanas las llaves tiritan en las chapas
se gotean los clavos por los huecos para darle quietud a nuestra casa

Pleno de añoranza. Y cuánta tristeza cuando lo que tanto hemos querido nos parece que ha perdido su esencia, la que nosotros le dimos con nuestra risa o nuestro llanto, nuestras manos pequeñas, los sonidos y voces casi siempre amistosos.

En la estrofa que copio abajo, no sé yo si se te ha escapado una "n" en Volvería, por aquello de la concordancia lo digo.

Volvería quizá los buenos tiempos
aletear las cortinas y floreros repartiendo alegrías a las tazas
y sacarle el brillo a la cuchara con la sopa caliente

Me ha gustado, Samantha.

Blanca

Apreciada Blanca:

Agradezco tu paso por esta "casa", el tiempo de tu lectura y las amables apreciaciones. Ciertamente se me "escapó" la "ene"....(sonrío)

Gracias, Poeta.

Enhorabuena y Saludo.

[Marina Centeno]

Un poema impresionante y lleno de tu fuerza poética, Samantha.

Felicitaciones y muchos aplausos.

Hallie

Estimada Hallie:

Agradezco el recorrido que ha tu lectura por "mi casa".

Mil gracias por las apreciaciones. Eres amable.

Saludos y enhorabuena, Poeta.

[Eduardo R. de la Cruz]

a Manuel


Se aguarda el eco en la distancia
reclamándole edades a la risa
porque quedaron rotos los cometas
que gravitaron por toda nuestra casa

Aún se oculta la tarde en la palmera
y el gallo canta en la albarrada
cuando se mece el sueño en el asbesto
que cruje porque la lluvia canta su calandria

Del arcaico ropero del abuelo conocido zaguán de cucarachas
al sonido frutal de la guitarra
se convierte en gemido el agorero son de la garganta
yo no sé pero imagino que te espera el fantasma
que se desmaya y cuelga de la araña
presintiéndose solo sin el dote servil de tu mirada

Ay Manuel nuestra casa es un cielo pasajero
distante y opaca con la triste senectud en la fachada
que hoy alberga silencios y añoranzas

Si pudiera cortarle la tristeza
bajaría los gajos de la adelfa para alfombrar el frío del mosaico
y juntar nuestras manos acariciar paredes agujeros
sacudir el rescoldo con el guano desempolvar el odio
y que ladren los perros al corretear los juegos que partieron
al caer las aldabas

Volverían quizá los buenos tiempos
aletear las cortinas y floreros repartiendo alegrías a las tazas
y sacarle el brillo a la cuchara con la sopa caliente
en repleto manjar del chocolate que batiéndose está dentro del agua
con el pelo revuelto y las manos pequeñas sosteniendo migajas de esperanzas

Pero el tiempo surca la inclemencia y decora las líneas de la cara
se desdoblan las puertas las ventanas las llaves tiritan en las chapas
se gotean los clavos por los huecos para darle quietud a nuestra casa



Samantha
Yucatán México

Tu poema Marina, me atrae como a un coleóptero la bombilla del porche. Cada elemento me parece tan familiar y cotidiano, y al mismo tiempo como una suerte de universo paralelo donde nos acercas imágenes de un pasado que aún persiste.

Un abrazo.

[Marina Centeno]

a Manuel


Se aguarda el eco en la distancia
reclamándole edades a la risa
porque quedaron rotos los cometas
que gravitaron por toda nuestra casa

Aún se oculta la tarde en la palmera
y el gallo canta en la albarrada
cuando se mece el sueño en el asbesto
que cruje porque la lluvia canta su calandria

Del arcaico ropero del abuelo conocido zaguán de cucarachas
al sonido frutal de la guitarra
se convierte en gemido el agorero son de la garganta
yo no sé pero imagino que te espera el fantasma
que se desmaya y cuelga de la araña
presintiéndose solo sin el dote servil de tu mirada

Ay Manuel nuestra casa es un cielo pasajero
distante y opaca con la triste senectud en la fachada
que hoy alberga silencios y añoranzas

Si pudiera cortarle la tristeza
bajaría los gajos de la adelfa para alfombrar el frío del mosaico
y juntar nuestras manos acariciar paredes agujeros
sacudir el rescoldo con el guano desempolvar el odio
y que ladren los perros al corretear los juegos que partieron
al caer las aldabas

Volverían quizá los buenos tiempos
aletear las cortinas y floreros repartiendo alegrías a las tazas
y sacarle el brillo a la cuchara con la sopa caliente
en repleto manjar del chocolate que batiéndose está dentro del agua
con el pelo revuelto y las manos pequeñas sosteniendo migajas de esperanzas

Pero el tiempo surca la inclemencia y decora las líneas de la cara
se desdoblan las puertas las ventanas las llaves tiritan en las chapas
se gotean los clavos por los huecos para darle quietud a nuestra casa



Samantha
Yucatán México

Tu poema Marina, me atrae como a un coleóptero la bombilla del porche. Cada elemento me parece tan familiar y cotidiano, y al mismo tiempo como una suerte de universo paralelo donde nos acercas imágenes de un pasado que aún persiste.

Un abrazo.

Mi estimado Eduardo:

me agrada las sensaciones que produce en ti éste mi poema... realmente es un derroche de sentimientos con sus respectivos "errores" técnicos en pòesía, pero que me deja la grata sensación de ser objetivo y entrañable... celebro que te agrade y tu palabra me motiva e impulsa a continuar.....

Saludos y enhorabuena, Poeta.

Un abrazo.