Terremoto de notas
Publicado: Mar, 03 Feb 2009 17:23
Sonidos familiares, lejanos y desconocidos, marcan el ritmo de mis entrañas, me mueven la alegría y la pena por dentro. Pausada belleza que azota un vientecillo cálido azotando mi cara. Muchedumbre de sentimientos vertidos en una lágrima, en un latido acariciado por un látigo de velocidad y serena calma. Mis sentimientos se contradicen y se funden.
Ardiente quemazón incomprensible que prende las ondas que aterrizan suaves sobre mis sentidos, que se deslizan con elegancia y regodeo entre las hebras de mi cabeza aturdida. Temblor de tierra humana, que se raja poco a poco dejando entrever un haz de luz incandescente del color de una grandiosa e hirviente erupción de montaña. De mis profundidades surge una sacudida de dolor que gritando a mis vísceras hace sordo el clamor de mi cuerpo.
De repente desaparezco, sólo soy una parte de aquello que me hace explotar lanzándome en mil pedazos veloz hacia miles de direcciones salpicando los ángulos de las paredes. Ellas, que me encierran junto a lo que abre dulcemente mis horizontes.
De repente siento amor, risa, llanto, un alarido de penetrantes cuchillos dorados de miel.
Ahora soy lacrimosa y sonriente gelatina, nervioso chorro de agua, cubo enorme de pasiones desatadas. Que no vuelvan a quedar en una caja de cartón embalado, que salgan y se propaguen a través de los sueños y vigilias de otras camas, de vidas ajenas paralelas a la mía.
Ardiente quemazón incomprensible que prende las ondas que aterrizan suaves sobre mis sentidos, que se deslizan con elegancia y regodeo entre las hebras de mi cabeza aturdida. Temblor de tierra humana, que se raja poco a poco dejando entrever un haz de luz incandescente del color de una grandiosa e hirviente erupción de montaña. De mis profundidades surge una sacudida de dolor que gritando a mis vísceras hace sordo el clamor de mi cuerpo.
De repente desaparezco, sólo soy una parte de aquello que me hace explotar lanzándome en mil pedazos veloz hacia miles de direcciones salpicando los ángulos de las paredes. Ellas, que me encierran junto a lo que abre dulcemente mis horizontes.
De repente siento amor, risa, llanto, un alarido de penetrantes cuchillos dorados de miel.
Ahora soy lacrimosa y sonriente gelatina, nervioso chorro de agua, cubo enorme de pasiones desatadas. Que no vuelvan a quedar en una caja de cartón embalado, que salgan y se propaguen a través de los sueños y vigilias de otras camas, de vidas ajenas paralelas a la mía.