VIVIENDO LA NOCHE EN EL FOMENTO
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
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VIVIENDO LA NOCHE EN EL FOMENTO
(NOTA: El fomento es un barrio de Gijón de copas.)
VIVIENDO LA NOCHE EN EL FOMENTO
( De mis manos, zarpan barcos sobre ese fino hilo de tinta, que me
une a la noche del Fomento.)
En el muelle, el Fomento se abre como dos inmensos muslos con
besos y abrazos en cada esquina de cara a una galería indolente,
fundiéndose en esos pubs bajo ambiguas luces de neón.
Esa lascivia primitiva que gravita en ojos alumbrados desangelando
el deseo detrás de cada gesto, funambulistas de esa loca escenifica-
ción donde los sueños bailan con tacones dentro de esa ebriedad tan
efímera.
Las luces desnudan esos ojos de carne viva, llenos de selvas,
iluminan ... hermosas líneas femeninas, geometrías perfectas donde
las medidas bailan entre escotes y apretados muslos, luces almace-
nadas que como hiedras dibujan, apiñados cuerpos bajo histéricos
altavoces ... y el deseo se abraza al humo de un cigarrillo, rodea las-
civamente el vaso donde unos cómplices labios se insinúan.
Y recorres la noche como dos largas piernas, con la urgencia impre-
cisa de un merodeador de saldos, la pobre gramática se dilucida
entre labios inaprensivos, entre esa estática belleza incapaz de dar
un sentido coherente a la comunicación,
( se queda en silencio la palabra herida entre las manecillas del
reloj, marcando horas vacías.)
Ya sé que afuera amanece y tiemblan de frío tantos desencuentros,
cuánta tirita hace falta para cubrir tanta herida, husmeadores en una
desmedida soledad detrás de cada trago, en la mirada perdida que
no encuentra complicidad, en los indecisos miedos aristocráticamente
maquillados que ciegan la luz... ante tanta incertidumbre.
De sobra sabes que es la noche, los instantes se suicidan sin apenas
amanecer, en ese desierto de fuego sin someter, que los besos hacen
las maletas y se llevan las primaveras dejando los corazones en paro
y los móviles fuera de cobertura.
Y sé ... que sólo buscas un abrazo que te ampare del frío, unos labios
en los que vivirse, en los que la existencia ...no sea tan solo una duda.
Se intuye esa extraña intimidad tomando postura entre espejismos,
y te reclaman miradas virtuales que denotan cansancio y soledad sin
duda, pero ya ves, somos dos cuerpos, uno frente a otro, ya impone
ignorarlos con esa arrogancia, cuando solo hacen ... nada más que
interrogarnos.
Reconoces esos rincones olvidados de la piel donde algún día, unas
manos dibujaron unas caricias, por ello buscas un racimo de ternura
e irás desnuda al desafío de unos labios que recorran esos pedigüe-
ños pechos ... y en un arrebato sin freno destrenzas esas piernas de
prostíbulo, dejando el carmín corrido entre las sábanas.
Y amaneces desnuda junto a mí, mirándome, casi como a un extraño,
la resaca nubla tus ojos y ni siquiera insistes, ( la muda sinrazón de
una noche abre paréntesis al vacío), y te descompones ...
la primavera sigue lloviendo por tus ojos, qué extraño ... bajo tus pár-
pados se extiende un inmenso y alargado silencio.
Suele pasar y a veces la ocasión se presta a ello, aunque luego uno
acabe vacío y naufragado entre el tacto de unas horas, la ternura se
queda atrapada entre esas alas quemadas por la luz de unos ojos ...
al comprender la enferma verdad de esa fría caricia sin horizonte.
( He aprendido a callarme cuando nada tengo que decir.)
Pero la noche es así, y tú lo sabes, el espacio de esos pubs registran
perfumes e insidiosas sombras vagando entre la desesperanza.
El hecho de vivir no es echarse en brazos del momento, porque luego
vienen los desgarros en forma de cadáveres.
EPÍLOGO a Dolores (por su estimable paciencia y comprensión)
(Y en ese etílico Fomento, aún me queda un ápice de cordura
para huir ... al refugio de unos brazos hospitalarios y buscar la
complicidad de una mirada para depositar la soledad de mis caricias)
Me voy a tu casa, pensándote, desnudándome a cada paso que doy
y agradezco infinitamente el calor de tu cuerpo, esa sensación tan
indispensable, pero lo que más me sorprende ...
es el silencio,
con que tu cuerpo
se acomoda al mío.