Editorial Alaire

Iben Xavier Lorenzana escribió:.

Me quede' completamente despistado con tu poema. Una vision de Paris muy diferente de la que conservo en la memoria y mira que siempre desmitifique' las exageraciones que se hacen al respecto de la Ciudad Luz, pero, jo..., Paris es Paris. No es tan malo que los museos se multipliquen, pero en verdad no como ratoneras, que vaya como los cuidan. En fin me quedo despistadisimo...

Iben Xavier

.

Ramón Carballal escribió:
Bueno, Iben, no es una descripción realista sino absolutamente subjetiva, impresionista diría yo, es lo que guardo en la memoria de esa ciudad en la que estuve dos veces(siempre de paso) y que seguro tu conoces mucho mejor que yo. Supongo que los poemas son así y que cada uno tiene "su" París que ofrecer. Los museos son preciosos y están muy cuidados pero el dia que los visité no tuve esa impresión, tendría un día malo, quizás. Un abrazo y gracias por tu comentario.

Ramón Carballal escribió:

Se cumple la traición del acuario,
yo te pronuncio y tu vienes como malva
o escondite en un rostro delgado.

Nuestro mar guarda un tesoro
tan simple como tu piel,
en el oasis negro las preguntas vomitan estelas de viernes,
la humedad y su caos,
el perdón de los vidrios
y la ternura de un ópalo abierto al aire.

Amor, el viaje nos ilumina, enciende nuestra estatura,
pone candiles en los ojos del suspiro, Paris emerge
como una hiena dulce, atemperada en rojos,
mordida por el agua de los sueños.
Amanecimos como navíos agrestes,
asomados al delirio de un surtidor gris,
era otoño, la luz posaba sus párpados de vieja
en los naranjos taciturnos, cerca de Ópera
el verde era mas verde, los cafés formaban un remolino
de relojes azules, la prisión de los semáforos,
los puestos de flores, vaciaban su eco
como nenúfares ambiguos.

Fue allí,
donde la sombra acicala su mortal precipicio,
donde hombres desdentados asoman sus mutiladas formas,
donde los museos crecen como ratoneras de cristal,
fue allí en esa pared dibujada por el dios de la muerte,
por los nudillos negros, donde el mercurio de las venas
columpió sus crines.

Paris de tejados nobles, de cúpulas y formas de ángel,
de hambre y ríos de luz; yo no soy nadie,
pero una antigua senda de pronto me lleva a tus cráteres,
me enciende en tus signos y me devuelve a la verdad de tus arterias.

Iben Xavier Lorenzana escribió:

Ramón Carballal escribió:
Bueno, Iben, no es una descripción realista sino absolutamente subjetiva, impresionista diría yo, es lo que guardo en la memoria de esa ciudad en la que estuve dos veces(siempre de paso) y que seguro tu conoces mucho mejor que yo. Supongo que los poemas son así y que cada uno tiene "su" París que ofrecer. Los museos son preciosos y están muy cuidados pero el dia que los visité no tuve esa impresión, tendría un día malo, quizás. Un abrazo y gracias por tu comentario.

No era un reproche, amigo Ramon, solamente un despiste. Ya me toco' llegar en Paris y encontrarme con una huelga general y vivir momentos catastroficos hasta para salir del aeropuerto, pero en fin, de una manera general es una ciudad que se disfruta mucho. En verdad tus metaforas siempre buscan anhelos existenciales y constatan algunos absurdos del mundo actual. Eso lo veo, no en este poema en particular, pero en muchos de tus poemas que son siempre interesantes a la lectura. Abrazo amigo.

Iben Xavier

.

Hallie Hernández Alfaro escribió:Paris de tejados nobles, de cúpulas y formas de ángel,
de hambre y ríos de luz; yo no soy nadie,
pero una antigua senda de pronto me lleva a tus cráteres,
me enciende en tus signos y me devuelve a la verdad de tus arterias.

El poema es inmenso; orbita y enceguece de tanto resplandor.El final es un certificado lírico, un compendio de alas, una señal honda que ya eres Poeta del mundo.

Me ha emocionado mucho, desde el título hasta la última sílaba. Gracias, muchas.

Un beso grande.

Hallie

Emilio Aparicio escribió:

Ramón Carballal escribió:

Se cumple la traición del acuario,
yo te pronuncio y tu vienes como malva
o escondite en un rostro delgado.

Nuestro mar guarda un tesoro
tan simple como tu piel,
en el oasis negro las preguntas vomitan estelas de viernes,
la humedad y su caos,
el perdón de los vidrios
y la ternura de un ópalo abierto al aire.

Amor, el viaje nos ilumina, enciende nuestra estatura,
pone candiles en los ojos del suspiro, Paris emerge
como una hiena dulce, atemperada en rojos,
mordida por el agua de los sueños.
Amanecimos como navíos agrestes,
asomados al delirio de un surtidor gris,
era otoño, la luz posaba sus párpados de vieja
en los naranjos taciturnos, cerca de Ópera
el verde era mas verde, los cafés formaban un remolino
de relojes azules, la prisión de los semáforos,
los puestos de flores, vaciaban su eco
como nenúfares ambiguos.

Fue allí,
donde la sombra acicala su mortal precipicio,
donde hombres desdentados asoman sus mutiladas formas,
donde los museos crecen como ratoneras de cristal,
fue allí en esa pared dibujada por el dios de la muerte,
por los nudillos negros, donde el mercurio de las venas
columpió sus crines.

Paris de tejados nobles, de cúpulas y formas de ángel,
de hambre y ríos de luz; yo no soy nadie,
pero una antigua senda de pronto me lleva a tus cráteres,
me enciende en tus signos y me devuelve a la verdad de tus arterias.

Cada poema tuyo inventa una nueva mitología: París se llena de faunos, de hamadríades de seres y lugares extraordinarios y que nadie antes se ha percatado de que existen. Tus poemas son imaginación y realidad esotérica, Literatura. Me encantas tus historias, Ramón. Un abrazo

Pilar Morte escribió:Cada verso te lleva por paisajes habitados. Me ha gustado mucho
Un abrazo
Pilar