Balada Incompleta sobre Ángeles y Demonios

[Ana García]

El tercer peldaño está roto y cruje. Lo piso, me subo, me bajo, lo piso, lo vuelvo a pisar y me alejo del crujido porque me duele la madera rota en el tímpano. No bajo de mi casa porque me encontraré con el diablo.
Los peldaños de mi casa son de mármol y si crujen, el sonido solo lo oyen los átomos petrificados en redes imposibles.
El tercer semáforo sigue en rojo a pesar de que los coches se amontonan como trastos viejos e inútiles en un cruce absurdo.
Sorteo un coche, sorteo dos, me subo a la acera, me vuelvo a bajar y sonrío a los faros del Toyota de mi vecino como si fuera la muerte que sale a mi encuentro.
El tercer paso de cebra sigue intacto, y lo veo pasar porque toda la calle se desliza a mí alrededor. El asfalto y las aceras se deslizan bajo mis pies inmóviles. Quieren retroceder para hacerme avanzar hasta un portón de madera que sujeta el edificio.
Se deslizan las papeleras y los contenedores de basura, se retrasan los atascos, los saludos a los conocidos, la ceniza del cigarro cae en remolinos detrás de mi cuerpo lleno de humo sin vida.
Mis zapatos desgastan capas finísimas de pasos que no doy. Voy a llegar tarde para mi última entrevista. Aún queda que el portón de madera se deslice y me atraviese su hueco, faltan unos segundos para que el saludo que no pronuncio salude al barquero y dos segundos más para que las escaleras comiencen a bajar para que yo ascienda hasta los infiernos de Dante.
Después ya estaré sentada esperando que el tiempo retroceda hasta que mis labios decidan presentarme. Cuando las palabras hayan retrocedido lo suficiente, ya me habré definido ante los npc´s más impúdicos de este mundo.
Y cuando el tiempo se haya quedado atrás por completo, retomaré de nuevo el camino inverso para llegar a los peldaños de mármol que no crujen y respiraré aliviada, nadie habrá notado nada extraño, cualquiera habrá pensado que era una persona más caminando junto a los ángeles que acompañan a la muerte.

[Israel Liñán]

Menudo viaje nos presentas, atrapa desde el primer crujido. Creas la atmósfera perfecta para quedar atrapado hasta sentir el frío mármol en la planta de los pies.

La canción aporta un extra especial.

Un abrazo, Ana.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema surrealista de altura, Ana, y muy original:

Se entremezclan la vida y la muerte de un modo asombroso.

Percibo todo a través de tu pluma como una secuencia de imágenes holográficas.

Felicitaciones
Un beso enorme
Ana

[Alejandro Costa]

Es terrible, Ana.

Parece un escrito de Edgar Alan Poe.

Tiene ese aire destructivo de la oscuridad.

Me ha mantenido en suspense hasta el final.

Bien escrito y con un final tan tétrico como bello.

Un besazo, corazón.

[Ana García]

Menudo viaje nos presentas, atrapa desde el primer crujido. Creas la atmósfera perfecta para quedar atrapado hasta sentir el frío mármol en la planta de los pies.

La canción aporta un extra especial.

Un abrazo, Ana.

Mientras tengas la cuerda perfecta para salir de ese laberinto vamos bien.
Gracias por acercarte a este raro viaje.
Un abrazo. Tiempo sin verte.

[Ana García]

Un poema surrealista de altura, Ana, y muy original:

Se entremezclan la vida y la muerte de un modo asombroso.

Percibo todo a través de tu pluma como una secuencia de imágenes holográficas.

Felicitaciones
Un beso enorme
Ana

A lo mejor de eso trata la vida, de un simple semáforo apoyado sobre la muerte o los demonios. La normalidad y el surrealismo.
¿Te imaginas un film en blanco y negro?
Gracias por tu apoyo.
Un beso enorme.

[Ana García]

Es terrible, Ana.

Parece un escrito de Edgar Alan Poe.

Tiene ese aire destructivo de la oscuridad.

Me ha mantenido en suspense hasta el final.

Bien escrito y con un final tan tétrico como bello.

Un besazo, corazón.

Siempre que piso unos peldaños de mármol mi mente se dispara hacia lo siniestro. Rara que es una.
Gracias por estar.
Un besazo.

[E. R. Aristy]

El tercer peldaño está roto y cruje. Lo piso, me subo, me bajo, lo piso, lo vuelvo a pisar y me alejo del crujido porque me duele la madera rota en el tímpano. No bajo de mi casa porque me encontraré con el diablo.
Los peldaños de mi casa son de mármol y si crujen, el sonido solo lo oyen los átomos petrificados en redes imposibles.
El tercer semáforo sigue en rojo a pesar de que los coches se amontonan como trastos viejos e inútiles en un cruce absurdo.
Sorteo un coche, sorteo dos, me subo a la acera, me vuelvo a bajar y sonrío a los faros del Toyota de mi vecino como si fuera la muerte que sale a mi encuentro.
El tercer paso de cebra sigue intacto, y lo veo pasar porque toda la calle se desliza a mí alrededor. El asfalto y las aceras se deslizan bajo mis pies inmóviles. Quieren retroceder para hacerme avanzar hasta un portón de madera que sujeta el edificio.
Se deslizan las papeleras y los contenedores de basura, se retrasan los atascos, los saludos a los conocidos, la ceniza del cigarro cae en remolinos detrás de mi cuerpo lleno de humo sin vida.
Mis zapatos desgastan capas finísimas de pasos que no doy. Voy a llegar tarde para mi última entrevista. Aún queda que el portón de madera se deslice y me atraviese su hueco, faltan unos segundos para que el saludo que no pronuncio salude al barquero y dos segundos más para que las escaleras comiencen a bajar para que yo ascienda hasta los infiernos de Dante.
Después ya estaré sentada esperando que el tiempo retroceda hasta que mis labios decidan presentarme. Cuando las palabras hayan retrocedido lo suficiente, ya me habré definido ante los npc´s más impúdicos de este mundo.
Y cuando el tiempo se haya quedado atrás por completo, retomaré de nuevo el camino inverso para llegar a los peldaños de mármol que no crujen y respiraré aliviada, nadie habrá notado nada extraño, cualquiera habrá pensado que era una persona más caminando junto a los ángeles que acompañan a la muerte.

Me gustan tus incursiones, Ana García. Estás haciendo todas las preguntas para las que ni el diablo, ni la poesía bella esperara que ni siquiera abrieras la boca en desconcierto o en tan gran asombro. Vas muy bien. Me gustaron todos esos piso y obstáculos y luces que controlan el tráfico. Me gusta tu escrito línea por línea. Esos ángeles guardianes de lo invisible son incomprensibles porque en el modo humano de pensar, deberían arrebataron de los brazos de la muerte, y en vez, son ellos también como portales al mas allá. Te felicito por el plus entre la poesía y los obstáculos a la poesía. Un abrazo.

[Horacio O'Clock]

Una exploración literaria de gran belleza a lo más recóndito de la mente humana donde se haya todo un universo de sueños y pesadillas, de sombras y luces, de realidades y ficciones, de eros y thanatos, de cielo e infierno, de ángeles y demonios, de vida y muerte.
Un saludo, amiga Ana, de uno nuevo.