Aquel Lugar
Publicado: Lun, 02 Jun 2025 19:40
¿Sabes la nostalgia que produce volver a caminar?
¿Sabes la nostalgia que produce volver a entrar en “Aquel Lugar”, en el que todos entrabamos todos los días, a la hora del recreo? Pues no era una hora, sino media. Y tampoco entraban todos. Las niñas pijas iban a un pub. El pincho de tortilla, el mosto y el chorizo barato no eran para ellas.
La nostalgia me devuelve a los días de instituto y la puerta de este local sigue rechinando como entonces.
Vete a saber a dónde han ido a parar mis compañeros y yo me siento como si hubiera envejecido unos treinta años, aproximadamente. Fíjate que ahora es un Pub.
Han cambiado el interior. Le han puesto esa ornamentación tan kitsch, tan de pop-art con los cuadros de Warhol hasta en la entrada de los lavabos. Sin embargo, parece que el garito ha mejorado.
Me quito el sombrero y lo tiro al perchero como antes. Con estilo, elegancia, algo de nostalgia…
El sombrero ha caído al suelo.
Soy un grimo.
Me acerco a la barra. Hay una joven camarera y los clientes le llaman Cris. La nostalgia me devuelve su rostro al recuerdo, cuando a veces me dejaban entrar en ese pequeño reducto de la barra.
─Hola.
─Hola ─me ha saludado; rasgo inequívoco de que es una mujer muy segura.
─Ponme un gyn-tonic, baby.
─Nos falta el gyn. ¿Quieres que te ponga el tonic?
─No. ¿Dónde está Sam, el pianista?
─Se jubiló. El carbunco lo estaba matando.
─Rayos, ¿Cuándo se jubiló?
─Ayer.
En ese instante comprendí que lo decía por joder.
Así pues me pediré un Martini-Dry, a ver si me lo sirve. ¡Venga que yo lo vea!
─Nos falta el Martini, pero tenemos el Dry.
─Lo sabia, mira que lo sabia.
Si quieres sentir nostalgia, ve al WC a ver los grafitis tras la puerta. Observa que aún está aquel que hice hace años con el spray azul.
Admira la perspectiva con la que está trazado.
Y también sé que esa puerta seguirá aquí, aunque cambien el local por fuera.
Si lloran ─como yo─, acuérdense de que no pasa nada.
Sobre todo cuando la camarera te diga:
─¿Quieres mosto y un pincho de tortilla?
“Aquel Lugar” está a quince minutos de mi vida, y aún me acordaba de como llegar.
Y aquel grafiti decía así:
Bordarte todos mis besos
en cartoné plastificado.
Sentir que el tiempo no pasa contigo.
que la eternidad es un arcoíris pintado en el suelo.
¿Sabes la nostalgia que produce volver a entrar en “Aquel Lugar”, en el que todos entrabamos todos los días, a la hora del recreo? Pues no era una hora, sino media. Y tampoco entraban todos. Las niñas pijas iban a un pub. El pincho de tortilla, el mosto y el chorizo barato no eran para ellas.
La nostalgia me devuelve a los días de instituto y la puerta de este local sigue rechinando como entonces.
Vete a saber a dónde han ido a parar mis compañeros y yo me siento como si hubiera envejecido unos treinta años, aproximadamente. Fíjate que ahora es un Pub.
Han cambiado el interior. Le han puesto esa ornamentación tan kitsch, tan de pop-art con los cuadros de Warhol hasta en la entrada de los lavabos. Sin embargo, parece que el garito ha mejorado.
Me quito el sombrero y lo tiro al perchero como antes. Con estilo, elegancia, algo de nostalgia…
El sombrero ha caído al suelo.
Soy un grimo.
Me acerco a la barra. Hay una joven camarera y los clientes le llaman Cris. La nostalgia me devuelve su rostro al recuerdo, cuando a veces me dejaban entrar en ese pequeño reducto de la barra.
─Hola.
─Hola ─me ha saludado; rasgo inequívoco de que es una mujer muy segura.
─Ponme un gyn-tonic, baby.
─Nos falta el gyn. ¿Quieres que te ponga el tonic?
─No. ¿Dónde está Sam, el pianista?
─Se jubiló. El carbunco lo estaba matando.
─Rayos, ¿Cuándo se jubiló?
─Ayer.
En ese instante comprendí que lo decía por joder.
Así pues me pediré un Martini-Dry, a ver si me lo sirve. ¡Venga que yo lo vea!
─Nos falta el Martini, pero tenemos el Dry.
─Lo sabia, mira que lo sabia.
Si quieres sentir nostalgia, ve al WC a ver los grafitis tras la puerta. Observa que aún está aquel que hice hace años con el spray azul.
Admira la perspectiva con la que está trazado.
Y también sé que esa puerta seguirá aquí, aunque cambien el local por fuera.
Si lloran ─como yo─, acuérdense de que no pasa nada.
Sobre todo cuando la camarera te diga:
─¿Quieres mosto y un pincho de tortilla?
“Aquel Lugar” está a quince minutos de mi vida, y aún me acordaba de como llegar.
Y aquel grafiti decía así:
Bordarte todos mis besos
en cartoné plastificado.
Sentir que el tiempo no pasa contigo.
que la eternidad es un arcoíris pintado en el suelo.