Carta abierta a un hombre que pretendía haber creado el cielo

[Ignacio Mincholed]

...

Te escribo porque veo que el tenor de tu vida está en querer ser genio y figura.

Voy a desengañarte de ilusiones ópticas, de espejismos que nublan las sobremesas,
de lo que habita tras el telón en los teatros de marionetas,
de la vanidad que padece una nube solitaria contra el azul de agosto;
acaba en tristeza y amargura, sabe que no va a ninguna parte.

Los genios están todos en las lámparas,
que apenas sí dejan escapar un tufillo de arrogancia,
humillo que al final a todo el mundo le resulta indiferente.

Las figuras son de piedra,
y solo quedan en los jardines renacentistas
o en algún museo bajo el palio de Platón.

Mejor a cielo abierto la enseñanza sin doctrina,
la autoridad sin policía,
la duda antes que la verdad acogotada al dictado de la soberbia.

No seas el sapo en la charca de las ranas,
que sin ser príncipe dicta las tablas de la pobre ley como un pobre rey
que adorna su casa con arquitrabe, frontón sobre friso e inscripción.

Sé humilde mejor que altivo, te considerarán más por la tolerancia
que por el dogma de goma que se estrecha o ensancha mientras lo estiras,
según cenas de taberna o de salón, según rezas a un Baco o a un Apolo de hormigón.

No te apropies de lo que encuentres a sabiendas de que no es tuyo,
la propiedad no está en la tapa de los baúles,
ni el saber es un proceso que acaba en las tapas de los libros.
Si aun así lo haces, sé prudente al apropiarte de bombas con mecanismos que desconoces,
leer el manual no te hace fabricante;
manéjalas con cuidado porque detectan la manipulación de las manos torpes.

El pensamiento no es un mueble de Ikea que se monta con llaves Allen,
el pensamiento es propio y a medida,
se monta poniendo atención en las razones que lo asisten.

No te empeñes en ser lo que no eres, el cielo no lo creaste tú,
tampoco existe ni te espera;
solo es un lugar vacío donde nunca sopla el viento.

Por acabar, te diré que no mires directamente a las bombillas,
sino hacia la luz que proyectan para poder ver con claridad;
no envidies a los genios, no te embobes con las figuras.

...

[Pilar Morte]

Muy bueno y bien urdido el poema. Para meditar sobre el orgullo y la prepotencia que tú has mostrado con versos inteligentes. Felicidades.
Un abrazo grande y salud

[Alejandro Costa]

Muy original, Ignacio, y muy bien llevado.

Algunas estrofas deberían leerlas mucha gente, de esas que se creen que todo lo saben y que son dioses.

Me ha gustado.

Un abrazo.

[Marisa Peral]

Excelente carta de principio a fin, Ignacio, a ver si llega a su destinatario y la entiende.

Me ha hecho sonreír el montaje del mueble de Ikea,
La de no quieras ser sapo en el charco de las ranas,
Y la última estrofa es para muy listos y tu destinatario sólo es genio y figura.

Enhorabuena, ha sido un placer leerte
Un abrazo.

[Lisandro Sánchez]

"El pensamiento no es un mueble de Ikea que se monta con llaves Allen".

"Por acabar, te diré que no mires directamente a las bombillas,
sino hacia la luz que proyectan para poder ver con claridad".

Por cada una de esas dos ideas, ya lo aplaudo.
Pero todo el poema me ha parecido muy bueno.
Qué difícil es lidiar con el orgullo, propio y ajeno...
Más cuando socialmente se lo difunde como una virtud.
Un gustazo, Ignacio.
Un cordial saludo desde Argentina.

Lisandro

[Antonia Mauro]

Buenos días.

"Los genios están todos en las lámparas".

Algunos he visto y sigo viendo todos los días ocupando sillas de escritorio. Menos mal que las led les impiden la ceguera momentánea cuando dan al interruptor por la mañana.

"Hacen falta tontos que listos ya hay muchos". Frases de esas que escuchas en cualquier sitio, esas personas carentes de vanidad que no de humildad. Esta concretamente la decía una señora mayor que iba en su silla de ruedas a tomarse un café por las mañanas. Esas personas que desconocen sus genialidades porque su genio e ingenio, su pensamiento es natural. Y propio.

Uno puede perdonar que se queden con lo que es tuyo: un paraguas en la cafetería, el pañuelo que llevabas anudado al cuello para no perder la cabeza, pero el pensamiento es otra cosa.
Se ve en redes a todas horas, frases sin entrecomillar y sin citar al autor haciéndolas pasar por propias. Y hay que ser tonto para no darnos cuenta de nuestras propias limitaciones.

Ser o no ser.
Esta sin entrecomillar a propósito. A modo irónico.

Un abrazo, señor.

[F. Enrique]

Sin conocerte, Ignacio, te habría atribuido este poema como tuyo e intransferible. Es bueno, condenadamente bueno.

Un abrazo.