Tu piel contra mi piel

[Alonso Vicent]

Resistirán, aún, mil y un combates
tu piel contra mi piel, sin retiradas,
atrincherando en sábanas de raso
los disparos certeros de miradas.

En un fuego cruzado irán los besos
a pechos descubiertos, si hace falta,
para que luchen cuerpo a cuerpo, a tactos,
y ganen por perderse en la batalla.

Me presto a prisionero, a capturarte,
a fingir que me dueles, que me matas,
a ser tu dictador de guante blanco
si mandas tú que callen las palabras.

Y en el fragor, la sangre que palpita
adornará la carne a llamaradas;
será el sudor la sal, el condimento,
que acerque a las victorias deseadas.

Después la paz, la tregua, el armisticio,
sobre un colchón de muelles firmar tablas
y soñar, inconscientes temerarios,
con guerras que se libren en la cama.

[Marisa Peral]

Una dura batalla que queda en tablas por la elección y el manejo de las armas.

Te/os felicito a ti y a tu contrincante que intuyo también disfruta de estos lances.

Ya es primavera, sí.

Felicidades, Alonso, me ha encantado leerte y me llevo el cero con un abrazo fuerte.

[Alonso Vicent]

Una dura batalla que queda en tablas por la elección y el manejo de las armas.

Te/os felicito a ti y a tu contrincante que intuyo también disfruta de estos lances.

Ya es primavera, sí.

Felicidades, Alonso, me ha encantado leerte y me llevo el cero con un abrazo fuerte.

Muchas gracias, Marisa, que batallando andamos desde hace más de cuarenta años; pero eso sí, con las mejores armas.
Qué bien huele la primavera... aunque mañana dicen que va a llover; también olerá bien la montaña.
Un abrazote.

[Pilar Morte]

Hermosa batalla librada con armas delicadas y sabrosas. Un deleite para los lectores.
Me alegra leerte, yo también he estado ausente por cuestiónes médicas.
Un abrazo grande y felicidad

[Concha Vidal]

Mare de Deu !!! y qué pasada de poemazo. Los que tenemos la suerte de batallar a guante blanco, o sin guantes durante m,uuuchos años, sabemos a qué huelen siempre los mismos rasos.
Bona vesprada y petons mediterráneos.

[Ana García]

Sensualidad a raudales. Es de esos poemas que sacan una sonrisa mientras se lee.
Te felicito por el poema y por el contenido. Después de tantos años y seguir disfrutando con tu pareja es para celebrarlo todos los días.
Un placer de lectura.
Abrazos.

[Alejandro Costa]

Verdadero poemazo el que nos dejas.

Es una catarata de versos, a cuál más genial.

Es de fina lectura y me recuerda, y mucho, a los poemas del gran Buesa.

Creo recordar que es lo mejor que te he leído.

Una maravilla.

Un abrazo.

[Ramón Castro Méndez]

Resistirán, aún, mil y un combates
tu piel contra mi piel, sin retiradas,
atrincherando en sábanas de raso
los disparos certeros de miradas.

En un fuego cruzado irán los besos
a pechos descubiertos, si hace falta,
para que luchen cuerpo a cuerpo, a tactos,
y ganen por perderse en la batalla.

Me presto a prisionero, a capturarte,
a fingir que me dueles, que me matas,
a ser tu dictador de guante blanco
si mandas tú que callen las palabras.

Y en el fragor, la sangre que palpita
adornará la carne a llamaradas;
será el sudor la sal, el condimento,
que acerque a las victorias deseadas.

Después la paz, la tregua, el armisticio,
sobre un colchón de muelles firmar tablas
y soñar, inconscientes temerarios,
con guerras que se libren en la cama.

Excelente poema, una incruenta luchas de sexos llevada de manera muy inteligente y amena. Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

[Alonso Vicent]

Hermosa batalla librada con armas delicadas y sabrosas. Un deleite para los lectores.
Me alegra leerte, yo también he estado ausente por cuestiónes médicas.
Un abrazo grande y felicidad

Ay estos cuerpos serranos que ya van necesitando algunos retoques. De baja ando por culpa de una pierna; veremos si encuentran la avería. Es buena señal volver a vernos por este espacio... y a aguantar, aunque sea con batallas llevaderas.
Un gran abrazo, Pilar, y espero que la salud nos acompañe.

[Alonso Vicent]

Mare de Deu !!! y qué pasada de poemazo. Los que tenemos la suerte de batallar a guante blanco, o sin guantes durante m,uuuchos años, sabemos a qué huelen siempre los mismos rasos.
Bona vesprada y petons mediterráneos.

Aquí andamos tirando de estufa de leña, que aunque el tiempo acompañe, con sus lluvias primaverales, aquí en la montaña hace fresquito... frescoreta decimos. Cambiamos los campos por los riscos... si es que las cabras tiran pal monte, al menos hasta pasar pascuas.
Petons... y que los planes sigan saliendo bien.

[Antonia Mauro]

Buenas tardes, qué bien puede sonar a veces ese "contra", que no es estar en contra o enfrentarse en este caso si no estar enfrente, por ejemplo (horario infantil).
Buen sitio el mueble que citas. Dónde mejor.
Enhorabuena a los dos, a ti y a la Rastas (me acordé ahora de repente. Años que no decía esto).
Un abrazo desde latitud Miño.

[J. J. Martínez Ferreiro]

Muy dulce y sabrosa esta apasionada batalla en la exaltación de las camas.

Todo un placer de lectura, amigo Alonso.

Un abrazo.

[Alonso Vicent]

Sensualidad a raudales. Es de esos poemas que sacan una sonrisa mientras se lee.
Te felicito por el poema y por el contenido. Después de tantos años y seguir disfrutando con tu pareja es para celebrarlo todos los días.
Un placer de lectura.
Abrazos.

Celebrando andamos aunque siempre haya sus mases y sus menos, pero muy llevaderos; vamos conociéndonos.
Un abrazote, Ana, desde los montes.

[Alonso Vicent]

Verdadero poemazo el que nos dejas.

Es una catarata de versos, a cuál más genial.

Es de fina lectura y me recuerda, y mucho, a los poemas del gran Buesa.

Creo recordar que es lo mejor que te he leído.

Una maravilla.

Un abrazo.

Muchas gracias, Alejandro. Andaba este poema ya casi olvidado pero con tantas guerras en los telediarios y en las vidas de tanta gente recordé la mejor de las guerras; esa que se libra en la cama y con armas de tacto, contacto y finales felices.
Un abrazo, compañero.

[Alonso Vicent]

Resistirán, aún, mil y un combates
tu piel contra mi piel, sin retiradas,
atrincherando en sábanas de raso
los disparos certeros de miradas.

En un fuego cruzado irán los besos
a pechos descubiertos, si hace falta,
para que luchen cuerpo a cuerpo, a tactos,
y ganen por perderse en la batalla.

Me presto a prisionero, a capturarte,
a fingir que me dueles, que me matas,
a ser tu dictador de guante blanco
si mandas tú que callen las palabras.

Y en el fragor, la sangre que palpita
adornará la carne a llamaradas;
será el sudor la sal, el condimento,
que acerque a las victorias deseadas.

Después la paz, la tregua, el armisticio,
sobre un colchón de muelles firmar tablas
y soñar, inconscientes temerarios,
con guerras que se libren en la cama.

Excelente poema, una incruenta luchas de sexos llevada de manera muy inteligente y amena. Enhorabuena.

Un fuerte abrazo.

Esas deberían ser las únicas guerras.
Muchas gracias, Ramón, desde el campo de paces, acuerdos y armisticios.
Un abrazo.