En segundo plano

[Víctor F. Mallada]

En segundo plano


Quedarse en segundo plano es, a veces,
necesario; a veces, gratificante; otras…
un tanto humillante, pero casi siempre ayuda,
si lo sabes gestionar, a ver en distancias cortas,
lo que no logras captar en el fragor de la brega.

Cuando hay tensión en la arena y hay otros protagonistas
es bueno subirse al carro de las mejores esencias
y hacer que, con tu presencia, se catalice el cariño
de otra forma: sin aspavientos,
pero con la sutileza de saberse necesario
aunque te ignore el tendido.

Y aceptar que las cosas han cambiado
desde que tuviste en brazos tu retoños
un buen día; que la intuición no basta
cuando hay certezas en liza y que ya no eres patrón
en la barca de otras vidas.

Que lo tuyo es aprender, aunque te falten neuronas,
a ser de nuevo la roca en la que anclar esos sueños
que aún no tienen ni verbo, solo gestos y mucha necesidad.

Eso y muchísimo más… es lo que siente este abuelo.


Víctor F. Mallada[/color]

[Ramón Carballal]

Está lleno de sabiduría este poema. A medida que el tiempo pasa y se aproxima la vejez dejamos de ocupar poco a poco el papel de protagonistas de nuestro entorno a roles secundarios con la tarea de ayudar sobre todo en las responsabilidades familiares que ahora competen más a los hijos. Estar en segundo plano nos permite la mirada serena y el juicio pausado de quien ya no está como bien dices "en el fragor de la brega". Podemos ofrecer eso sí el consejo que nace de toda la experiencia de una vida. He sentido muy cercano este poema, aunque todavía no sea abuelo. Me ha parecido muy bueno y bien escrito. Un abrazo.

[Francisco Lobo]

Me encanta tu poema. Es como una voz en el recuerdo. Un abrazo.

[Marisa Peral]

¡Qué certero es tu poema, Víctor!

La experiencia nos enseña a saber ver los toros desde la barrera y a esperar que pidan nuestro consejo y ayuda.

Pero ten la seguridad de que los abuelos somos héroes y confidentes para nuestros nietos.

Felicidades y disfrútalo a tope, que crecen muy deprisa.

Un abrazo muy grande.

[Alejandro Costa]

No perdamos el camino, somos maduros, no viejos, y da igual si somos o no abuelos, tenemos algo, que los que están en primer plano tardarán en conseguir: la cátedra de la vida.

Al final, estemos donde estemos, nos tomen como nos tomen, siempre seremos necesarios y siempre estaremos ahí para aportar nuestro granito de arena envuelto en experiencia.

Tu poema es perfecto, es sabio, real y está bien escrito.

Muy bueno, compañero.

Un abrazo.

[Víctor F. Mallada]

Está lleno de sabiduría este poema. A medida que el tiempo pasa y se aproxima la vejez dejamos de ocupar poco a poco el papel de protagonistas de nuestro entorno a roles secundarios con la tarea de ayudar sobre todo en las responsabilidades familiares que ahora competen más a los hijos. Estar en segundo plano nos permite la mirada serena y el juicio pausado de quien ya no está como bien dices "en el fragor de la brega". Podemos ofrecer eso sí el consejo que nace de toda la experiencia de una vida. He sentido muy cercano este poema, aunque todavía no sea abuelo. Me ha parecido muy bueno y bien escrito. Un abrazo.

Gracias por estas reflexiones tan llenas de humanidad y de ternura.
Todo llega si la dicha es buena, Ramón.
Cuídate mucho.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Me encanta tu poema. Es como una voz en el recuerdo. Un abrazo.

Gracias, Francisco.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

¡Qué certero es tu poema, Víctor!

La experiencia nos enseña a saber ver los toros desde la barrera y a esperar que pidan nuestro consejo y ayuda.

Pero ten la seguridad de que los abuelos somos héroes y confidentes para nuestros nietos.

Felicidades y disfrútalo a tope, que crecen muy deprisa.

Un abrazo muy grande.

Gracias, Marisa por esos consejos siempre tan bien venidos y gracias por comentar estos versos.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

No perdamos el camino, somos maduros, no viejos, y da igual si somos o no abuelos, tenemos algo, que los que están en primer plano tardarán en conseguir: la cátedra de la vida.

Al final, estemos donde estemos, nos tomen como nos tomen, siempre seremos necesarios y siempre estaremos ahí para aportar nuestro granito de arena envuelto en experiencia.

Tu poema es perfecto, es sabio, real y está bien escrito.

Muy bueno, compañero.

Un abrazo.

Gracias, Alejandro, por esa cátedra de la vida y estas hermosas reflexiones. Es más que un granito de arena lo que aquí aportas.

Víctor

[Rafel Calle]

EN SEGUNDO PLANO, DE VÍCTOR F. MALLADA

Víctor F. Mallada, en el poema “En segundo plano”, propone una pieza intimista y profundamente humana que reflexiona sobre el papel secundario que, inevitablemente, adoptamos en determinadas etapas de la vida. Desde una voz poética cargada de experiencia, ternura y resignación, Víctor construye un discurso emocional sobre el tránsito de protagonista a espectador, desde la figura de un abuelo que observa, comprende y acompaña en silencio.

Confesional, sereno y a veces melancólico, pero nunca derrotista, Víctor escribe desde la madurez emocional, con un lenguaje sencillo pero cargado de significados. Existe una renuncia al artificio, que se traduce en una sinceridad desarmante. Las frases fluyen con una cadencia casi conversacional, como si el poema fuese una reflexión dicha en voz baja, pero con mucho peso.

El tema central es, evidentemente, la aceptación del segundo plano, esa posición a la que muchas personas llegan con los años, especialmente en el rol de abuelo o padre cuando los hijos ya han tomado el timón de sus vidas. El poema explora la tensión entre el amor incondicional y la pérdida de protagonismo, entre el deseo de guiar y la necesidad de dejar espacio.

También hay una meditación sobre el tempus fugit, la renuncia y la sabiduría adquirida desde la sombra. El hablante lírico no se queja de su nuevo lugar, sino que encuentra en él una forma distinta de presencia: más sutil, más silenciosa, pero igualmente esencial.

Y es que nuestro querido tesorero de la Academia de Poesía Alaire, hace uso de imágenes muy cercanas y cotidianas. Habla del “fragor de la brega” como metáfora de la vida activa, de la “barca de otras vidas” como símbolo del control que una vez tuvo y ya no le corresponde. Son imágenes suaves, nada grandilocuentes, pero efectivas para transmitir emociones complejas con palabras sencillas.

Y, bueno, hay un lirismo contenido, que se apoya más en la emoción que en la estética formal. A resaltar el ritmo del poema, sin tropezones —obviamente de naturaleza binaria—, y el uso frecuente del encabalgamiento, lo cual facilita una lectura muy emparentada con el efecto del flujo natural del pensamiento. La última estrofa es especialmente poderosa: “a ser de nuevo la roca en la que anclar esos sueños / que aún no tienen ni verbo, solo gestos y mucha necesidad”. Aquí, el abuelo se redefine como un pilar silencioso, imprescindible aunque invisible.

En fin, “En segundo plano” es un poema que emociona por su autenticidad. No pretende impresionar, sino compartir una verdad: que el amor también se expresa desde la distancia, que el papel secundario puede ser una forma elevada de amor y entrega. Víctor F. Mallada logra capturar con delicadeza la belleza de lo invisible, de lo callado, de lo que sostiene sin ser visto.

Es un poema que habla al corazón de quien ha vivido, de quien ha criado, de quien ha aprendido a ceder el centro del escenario sin perder el sentido de su presencia. En su aparente sencillez, reside su grandeza.

Mi más cordial enhorabuena, querido amigo Víctor, junto a un fuerte abrazo que llegue hasta la lejanía de Yakarta.

[Ana Muela Sopeña]

Un poema bello, profundo, sabio, Víctor:

Explicas muy bien ese rol secundario pero necesario a medida que se avanza en edad.

Son aciertos la autenticidad de cada verso, el tono confesional, el lirismo suave pero
sobrio...

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

[Víctor F. Mallada]

EN SEGUNDO PLANO, DE VÍCTOR F. MALLADA

Víctor F. Mallada, en el poema “En segundo plano”, propone una pieza intimista y profundamente humana que reflexiona sobre el papel secundario que, inevitablemente, adoptamos en determinadas etapas de la vida. Desde una voz poética cargada de experiencia, ternura y resignación, Víctor construye un discurso emocional sobre el tránsito de protagonista a espectador, desde la figura de un abuelo que observa, comprende y acompaña en silencio.

Confesional, sereno y a veces melancólico, pero nunca derrotista, Víctor escribe desde la madurez emocional, con un lenguaje sencillo pero cargado de significados. Existe una renuncia al artificio, que se traduce en una sinceridad desarmante. Las frases fluyen con una cadencia casi conversacional, como si el poema fuese una reflexión dicha en voz baja, pero con mucho peso.

El tema central es, evidentemente, la aceptación del segundo plano, esa posición a la que muchas personas llegan con los años, especialmente en el rol de abuelo o padre cuando los hijos ya han tomado el timón de sus vidas. El poema explora la tensión entre el amor incondicional y la pérdida de protagonismo, entre el deseo de guiar y la necesidad de dejar espacio.

También hay una meditación sobre el tempus fugit, la renuncia y la sabiduría adquirida desde la sombra. El hablante lírico no se queja de su nuevo lugar, sino que encuentra en él una forma distinta de presencia: más sutil, más silenciosa, pero igualmente esencial.

Y es que nuestro querido tesorero de la Academia de Poesía Alaire, hace uso de imágenes muy cercanas y cotidianas. Habla del “fragor de la brega” como metáfora de la vida activa, de la “barca de otras vidas” como símbolo del control que una vez tuvo y ya no le corresponde. Son imágenes suaves, nada grandilocuentes, pero efectivas para transmitir emociones complejas con palabras sencillas.

Y, bueno, hay un lirismo contenido, que se apoya más en la emoción que en la estética formal. A resaltar el ritmo del poema, sin tropezones —obviamente de naturaleza binaria—, y el uso frecuente del encabalgamiento, lo cual facilita una lectura muy emparentada con el efecto del flujo natural del pensamiento. La última estrofa es especialmente poderosa: “a ser de nuevo la roca en la que anclar esos sueños / que aún no tienen ni verbo, solo gestos y mucha necesidad”. Aquí, el abuelo se redefine como un pilar silencioso, imprescindible aunque invisible.

En fin, “En segundo plano” es un poema que emociona por su autenticidad. No pretende impresionar, sino compartir una verdad: que el amor también se expresa desde la distancia, que el papel secundario puede ser una forma elevada de amor y entrega. Víctor F. Mallada logra capturar con delicadeza la belleza de lo invisible, de lo callado, de lo que sostiene sin ser visto.

Es un poema que habla al corazón de quien ha vivido, de quien ha criado, de quien ha aprendido a ceder el centro del escenario sin perder el sentido de su presencia. En su aparente sencillez, reside su grandeza.

Mi más cordial enhorabuena, querido amigo Víctor, junto a un fuerte abrazo que llegue hasta la lejanía de Yakarta.

Sí que me ha llegado, Rafel, y muy adentro.
Nunca me habían comentado un poema con tanta delicadeza y de forma tan extensa. Tienes oficio, buen amigo. Muchísimas gracias por este gesto y este análisis que guardaré para siempre.

Víctor

[Pilar Morte]

Todos, pronto o tarde, pasamos a segundo plano. Me gustó mucho tu poema tan certero, auténtico y sin alardes. Se siente uno en sus versos o, al menos, se comprenden. Felicidades.
Abrazos y salud

[Víctor F. Mallada]

Un poema bello, profundo, sabio, Víctor:

Explicas muy bien ese rol secundario pero necesario a medida que se avanza en edad.

Son aciertos la autenticidad de cada verso, el tono confesional, el lirismo suave pero
sobrio...

Felicitaciones
Un beso grande
Ana

Gracias, Ana, por estas palabras de aliento.

Víctor

[Víctor F. Mallada]

Todos, pronto o tarde, pasamos a segundo plano. Me gustó mucho tu poema tan certero, auténtico y sin alardes. Se siente uno en sus versos o, al menos, se comprenden. Felicidades.
Abrazos y salud

Gracias mil, Pilar, por este gesto.

Víctor