
rótulo del saber,
luz de esta rutina llamada pensamiento.
Unamos nuestras ciencias,
que soy hombre de letras,
sin florituras,
que despide un calor psicosomático,
no atrapan mis palabras,
son insignia de polvo,
aún he de brillar con la vejez del aire.
Dime, cómo se ven las cosas desde fuera,
si el horizonte azul ya traspasa a los ángeles,
si las pautas del folio dirimen el buen karma.
Mente fuerte,
ideas que te nutren en instantes vacíos,
con las que dominar el poder invisible de la anticipación.
Estado multiforme del concepto.
Oscilación que tumba cada letra,
clandestina, borrón de los reflejos.
Pluma apaciguadora del exilio,
concilio sostenido de la escala solar.
Destino inesperado,
dónde puedes llegar, a qué profundidad,
subyuga la certeza del librepensamiento,
mirada literaria,
cruzar nuestros caminos,
serendipia.
Guardo mi gratitud,
mientras admiro a ratos tu colmillo poético.
Mientras haya emociones, me ilusiono.
Te sumerges en claves, esa cruz en el mapa del tesoro,
cada vez más concisas, y más nítidas,
obedecen a ti y escribes coordenadas.
Cada huella que imprimes en tus notas,
se convierte en señal;
cada una de ellas, llega a irse,
en cuanto se produce otro contacto.
Tu arte es serio y abstracto,
intocable,
cerca de combinar letras con números,
socorres tu existencia del caos de la palabra.