Surge la Noche entre Caballos y Flamenco (Dedicado a Julio Bonal)

[Ana García]

Sentimos la elegancia del caballo y por eso te dedico este viejo poema que reposaba en mi baúl.


De pronto surge la noche
y el caballo hermoso, en su establo,
reposa en pajas, suaves y minúsculas.

Surge la noche,
los fantasmas, las sorpresas;
el acero y la carne
se cobijan, abrazan, estrechan.

Es la noche,
la capilla de lo insólito, lo palpable.
En ella ocurren
las uniones, que en el tiempo
no alcanzaban a estrecharse.
Los aceros y las carnes se entrelazan,
la furia y el remanso
ya se encajan.

De pronto,
los limones son cortados,
y jugo y aroma se compendian.

Al instante,
cuanto éramos ya no somos,
nos realizamos ahora nuevamente,
y el caballo hermoso está en su establo,
y el prado tiene una sombra
con ojos cerrados,
con multitud de ansias postergadas.

Cuanto éramos, no lo somos.
A cada instante
nos marchamos
a aquellos lagos que ahí tenemos, escondidos,
resguardados, en secreto;
son grandes o pequeños, pero hermosos,
dignos de aquel hombre
que se pierde en lo oscuro, escudriñando.

Ya somos
sandalias descubiertas
del camino tortuoso;
ya tenemos
los pies abiertos a la esperanza;
los ultrajes del esparto
están cerrándose todavía;
pero,
ya desnudos y con ansias nos amamos.

Cuanto éramos
está encerrado entre pleitas de espartos,
con ungüentos, embalsamado en tabernáculos,
prieto en el pasado.

Ya somos
sandalias de esparto, espliego, sándalo,
esencia estremecida de dos.

[Alejandro Costa]

No sé cuándo lo escribiste, ni el tiempo que tiene.

Sea como fuere, el poema es perfecto y, si ha pasado el tiempo sobre él, demuestra lo que todos sabemos: que escribes muy bien.

Un beso eterno.

[Ana García]

No sé cuándo lo escribiste, ni el tiempo que tiene.

Sea como fuere, el poema es perfecto y, si ha pasado el tiempo sobre él, demuestra lo que todos sabemos: que escribes muy bien.

Un beso eterno.

Creo que tiene algo más de diez años. Es viejito.
Gracias por tus palabras. Eres un amor.
Un beso muy fuerte.

[Marisa Peral]

Me gustan los caballos, me parece un animal noble y bellísimo y en tu poema lo expresas con amor.
Del Flamenco no puedo opinar porque, a pesar de que es algo que nos identifica, no lo entiendo, lo siento mucho, Ana.
Pero me gusta mucho el poema, el video y el recitado con esa guitarra y la voz de fondo.
Y la dedicatoria a Julio Bonal.
Felicidades a ambos y abrazos grandes.

[Ana García]

Me gustan los caballos, me parece un animal noble y bellísimo y en tu poema lo expresas con amor.
Del Flamenco no puedo opinar porque, a pesar de que es algo que nos identifica, no lo entiendo, lo siento mucho, Ana.
Pero me gusta mucho el poema, el video y el recitado con esa guitarra y la voz de fondo.
Y la dedicatoria a Julio Bonal.
Felicidades a ambos y abrazos grandes.

Sí que es bello y elegante el caballo. Y un animal muy limpio y escrupuloso.
La voz clara y profunda del recitado acompaña el trote del caballo, es una maravilla.
Gracias por tus palabras, Marisa.
Un fuerte abrazo.

[E. R. Aristy]

Sentimos la elegancia del caballo y por eso te dedico este viejo poema que reposaba en mi baúl.


De pronto surge la noche
y el caballo hermoso, en su establo,
reposa en pajas, suaves y minúsculas.

Surge la noche,
los fantasmas, las sorpresas;
el acero y la carne
se cobijan, abrazan, estrechan.

Es la noche,
la capilla de lo insólito, lo palpable.
En ella ocurren
las uniones, que en el tiempo
no alcanzaban a estrecharse.
Los aceros y las carnes se entrelazan,
la furia y el remanso
ya se encajan.

De pronto,
los limones son cortados,
y jugo y aroma se compendian.

Al instante,
cuanto éramos ya no somos,
nos realizamos ahora nuevamente,
y el caballo hermoso está en su establo,
y el prado tiene una sombra
con ojos cerrados,
con multitud de ansias postergadas.

Cuanto éramos, no lo somos.
A cada instante
nos marchamos
a aquellos lagos que ahí tenemos, escondidos,
resguardados, en secreto;
son grandes o pequeños, pero hermosos,
dignos de aquel hombre
que se pierde en lo oscuro, escudriñando.

Ya somos
sandalias descubiertas
del camino tortuoso;
ya tenemos
los pies abiertos a la esperanza;
los ultrajes del esparto
están cerrándose todavía;
pero,
ya desnudos y con ansias nos amamos.

Cuanto éramos
está encerrado entre pleitas de espartos,
con ungüentos, embalsamado en tabernáculos,
prieto en el pasado.

Ya somos
sandalias de esparto, espliego, sándalo,
esencia estremecida de dos.

Me imagino una manada de caballos salvajes corriendo en la pradera. Símbolo de belleza, fuerza, libertad. De la domesticacion hemos obtenido del reino animal recursos, y la ayuda necesaria para en praxis realizar y aliviar la mecánica del movimiento. El caballo es un amigo con quien y de quien ( y no solo por su servicio) hemos aprendido de la nobleza, la cooperación, la comprenetacion empatica. Tu espléndido poema se adentra en estos valores , estos símbolos, estos viajes y estos páramos entre el trabajo, el gozo interior de una libertad sin límites. Y claro, llegadas las sombras, el cansancio, el fuste de la disciplina, el sobrepeso, el tragin, la incomodidad, las sombras cierran sus ojos y uno sueña con jugar en el prado, con correr a los sin límites de la belleza y la fuerza regenerativa que es simplemente ser, estar vivos.
Es un poema de lazos sublimes, Ana, es un poema de identificación con la naturaleza, con la noble unión de estas fuerzas. Dedicar a Julio Bonal este atemporal poema, es un regalo, un aprecio profundo de esos lazos afectivos, empaticos y fuertes. Un abrazo a ambos.

[Ramón Castro Méndez]

Una belleza de poema, que conjuga, además, sensibilidad y magia.
Mi felicitación.

Un abrazo grande.

[Ana García]

[quote="Ana García" post_id=620496 time=1739300055 user_id=16130




Me imagino una manada de caballos salvajes corriendo en la pradera. Símbolo de belleza, fuerza, libertad. De la domesticacion hemos obtenido del reino animal recursos, y la ayuda necesaria para en praxis realizar y aliviar la mecánica del movimiento. El caballo es un amigo con quien y de quien ( y no solo por su servicio) hemos aprendido de la nobleza, la cooperación, la comprenetacion empatica. Tu espléndido poema se adentra en estos valores , estos símbolos, estos viajes y estos páramos entre el trabajo, el gozo interior de una libertad sin límites. Y claro, llegadas las sombras, el cansancio, el fuste de la disciplina, el sobrepeso, el tragin, la incomodidad, las sombras cierran sus ojos y uno sueña con jugar en el prado, con correr a los sin límites de la belleza y la fuerza regenerativa que es simplemente ser, estar vivos.
Es un poema de lazos sublimes, Ana, es un poema de identificación con la naturaleza, con la noble unión de estas fuerzas. Dedicar a Julio Bonal este atemporal poema, es un regalo, un aprecio profundo de esos lazos afectivos, empaticos y fuertes. Un abrazo a ambos.

Qué bien has captado este viejo poema. Soñamos con correr por esos paramos con la elegancia del caballo. Soñamos con amar y cobijarnos entre serás y espartos, porque el lugar no importa tanto si las uniones son ciertas. Las sandalias hacen daño si caminas sola por encima de los cantos.

Gracias por este maravilloso comentario.
Un abrazo muy fuerte.

[Ana García]

Una belleza de poema, que conjuga, además, sensibilidad y magia.
Mi felicitación.

Un abrazo grande.

Agradezco tu comentario, Ramón.
Un fuerte abrazo