Tétrica tierra

[Alejandro Costa]

Quiero quitar las piedras, para encontrarte,
desojar margaritas de espaldas al viento
para que su brisa las esparza por el tiempo,
quiero besar tu mejilla como antes lo hacía,
desgarrar la tierra que te muerde
como un caimán necesitado de carne.

Necesito dejar de llorarte en la oscuridad del lamento,
que el cielo no sea más cómplice de mi llanto,
que no hay manto que cubra todo el desaliento
que mi mente raciona sin razonar en su intelecto.

Ambiciono despejar la simiente que emana de tu cuerpo,
las raíces que en un día egoísta anidaste en la tierra,
el barro que alimentó su seca arena
y la esvástica de negra cruz que asienta tu paz.

Ansío secar las lágrimas de los espectros que te vigilan,
maniatar a las almas que se perdieron en las dunas del silencio
para abastecer los cuerpos que murieron sin alimentar la fe.
Ansío deslizar las venas de la soledad
para abrazar tu esqueleto, besar tu calavera
y desenredar los cabellos que las almas malditas dejaron enmarañar.

Las serpientes arrastran el sudor de la fiebre,
mientras tu piel se arrulla en el escándalo itinerante de la incógnita,
entretanto mis manos escarban la podrida miel del deseo,
la implacable mentira de una mente farsante
y el grito tenebroso del espectro que se muestra ante los ojos.

A pesar de ello, te quiero besar, deseo abrazarte,
la luna se esconde, funde su luz con las tinieblas,
para que el ayer y el hoy dispongan del mismo pigmento.

En la oscuridad,
los gusanos devoran la despedida,
alimentan la fusión.

La tétrica tierra hace el resto.

[Ana García]

Es muy duro este poema. Tiene ciertos tintes gore. Muy bueno el final que da lugar al título. Besar y abrazar aunque no se pueda ya, eso sí que es amor.
Te felicito.
Un abrazo.

[Armilo Brotón]

Gracias, mi estimado Alejandro, por traernos de una forma tan potente el recuerdo de Miguel: él escarba la tierra buscando a su amigo Ramón, tú al poeta que está dentro de ti.
Abrazote amigo

[Alonso Vicent]

Qué complicadas se vuelven las ausencias cuando el corazón sigue sintiendo a mares.
Verdades y mentiras cuando la muerte marca con su sello milenario y todo acaba o empieza de nuevo.
Sentir a flor de verso... y tierra, y tinieblas, por un poético momento. Volverán a llegar las primaveras; los recuerdos quedan.
Un abrazo, Alejandro, desde estos campos de tierra y renuevos.

[E. R. Aristy]

Quiero quitar las piedras, para encontrarte,
desojar margaritas de espaldas al viento
para que su brisa las esparza por el tiempo,
quiero besar tu mejilla como antes lo hacía,
desgarrar la tierra que te muerde
como un caimán necesitado de carne.

Necesito dejar de llorarte en la oscuridad del lamento,
que el cielo no sea más cómplice de mi llanto,
que no hay manto que cubra todo el desaliento
que mi mente raciona sin razonar en su intelecto.

Ambiciono despejar la simiente que emana de tu cuerpo,
las raíces que en un día egoísta anidaste en la tierra,
el barro que alimentó su seca arena
y la esvástica de negra cruz que asienta tu paz.

Ansío secar las lágrimas de los espectros que te vigilan,
maniatar a las almas que se perdieron en las dunas del silencio
para abastecer los cuerpos que murieron sin alimentar la fe.
Ansío deslizar las venas de la soledad
para abrazar tu esqueleto, besar tu calavera
y desenredar los cabellos que las almas malditas dejaron enmarañar.

Las serpientes arrastran el sudor de la fiebre,
mientras tu piel se arrulla en el escándalo itinerante de la incógnita,
entretanto mis manos escarban la podrida miel del deseo,
la implacable mentira de una mente farsante
y el grito tenebroso del espectro que se muestra ante los ojos.

A pesar de ello, te quiero besar, deseo abrazarte,
la luna se esconde, funde su luz con las tinieblas,
para que el ayer y el hoy dispongan del mismo pigmento.

En la oscuridad,
los gusanos devoran la despedida,
alimentan la fusión.

La tétrica tierra hace el resto.

Es una perspectiva incómoda, pero todo eso es parte de la naturaleza. No me parece que es un poema de amor, ni de deseo, en mi interpretación, veo esa lente naturalista de aumento que permite ver los ecosistemas, la forma de producir y consumir energía. Me parece un poema psicológico ya que nosotros en la cadena de alimentos podemos pensar.

Es un poema conmovedor y científico que apunta a otras cosas quizás. Me gustan tus incursiones poéticas, Alejandro, y percibo tu hambre espiritual, esa es la llamada "sed" de elevada esperanza. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Es un poema intenso y muy bello. Me ha traído ecos del gran poeta que tanto admiras: Miguel Hernández. Mi felicitación y un abrazo.

[Alejandro Costa]

Es muy duro este poema. Tiene ciertos tintes gore. Muy bueno el final que da lugar al título. Besar y abrazar aunque no se pueda ya, eso sí que es amor.
Te felicito.
Un abrazo.

¿Gore? Es posible.

Lo que tiene es parte de mi locura, ya sabes, la influencia de Miguel.

Gracias, corazón, por estar junto a mí.

Miles de besos.

[Alejandro Costa]

Gracias, mi estimado Alejandro, por traernos de una forma tan potente el recuerdo de Miguel: él escarba la tierra buscando a su amigo Ramón, tú al poeta que está dentro de ti.
Abrazote amigo

Millones de gracias, Armilo.

Es el mejor regalo (comentario) que me podías hacer.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Qué complicadas se vuelven las ausencias cuando el corazón sigue sintiendo a mares.
Verdades y mentiras cuando la muerte marca con su sello milenario y todo acaba o empieza de nuevo.
Sentir a flor de verso... y tierra, y tinieblas, por un poético momento. Volverán a llegar las primaveras; los recuerdos quedan.
Un abrazo, Alejandro, desde estos campos de tierra y renuevos.

Gracias, Alonso.

Tu visita y comentario me dan vida.

Un fuerte abrazo.

[Alejandro Costa]

Quiero quitar las piedras, para encontrarte,
desojar margaritas de espaldas al viento
para que su brisa las esparza por el tiempo,
quiero besar tu mejilla como antes lo hacía,
desgarrar la tierra que te muerde
como un caimán necesitado de carne.

Necesito dejar de llorarte en la oscuridad del lamento,
que el cielo no sea más cómplice de mi llanto,
que no hay manto que cubra todo el desaliento
que mi mente raciona sin razonar en su intelecto.

Ambiciono despejar la simiente que emana de tu cuerpo,
las raíces que en un día egoísta anidaste en la tierra,
el barro que alimentó su seca arena
y la esvástica de negra cruz que asienta tu paz.

Ansío secar las lágrimas de los espectros que te vigilan,
maniatar a las almas que se perdieron en las dunas del silencio
para abastecer los cuerpos que murieron sin alimentar la fe.
Ansío deslizar las venas de la soledad
para abrazar tu esqueleto, besar tu calavera
y desenredar los cabellos que las almas malditas dejaron enmarañar.

Las serpientes arrastran el sudor de la fiebre,
mientras tu piel se arrulla en el escándalo itinerante de la incógnita,
entretanto mis manos escarban la podrida miel del deseo,
la implacable mentira de una mente farsante
y el grito tenebroso del espectro que se muestra ante los ojos.

A pesar de ello, te quiero besar, deseo abrazarte,
la luna se esconde, funde su luz con las tinieblas,
para que el ayer y el hoy dispongan del mismo pigmento.

En la oscuridad,
los gusanos devoran la despedida,
alimentan la fusión.

La tétrica tierra hace el resto.

Es una perspectiva incómoda, pero todo eso es parte de la naturaleza. No me parece que es un poema de amor, ni de deseo, en mi interpretación, veo esa lente naturalista de aumento que permite ver los ecosistemas, la forma de producir y consumir energía. Me parece un poema psicológico ya que nosotros en la cadena de alimentos podemos pensar.

Es un poema conmovedor y científico que apunta a otras cosas quizás. Me gustan tus incursiones poéticas, Alejandro, y percibo tu hambre espiritual, esa es la llamada "sed" de elevada esperanza. Un fuerte abrazo.

Inmenso tu decir y elegante.

Infinitas gracias.

Un beso del corazón que te llegue.

[Alejandro Costa]

Es un poema intenso y muy bello. Me ha traído ecos del gran poeta que tanto admiras: Miguel Hernández. Mi felicitación y un abrazo.

Siempre me salen cosas de él, su recuerdo siempre está en mi escritura.

Gracias, Ramón.

Un fuerte abrazo.