Dios mío, ten piedad de mí

[Ramón Carballal]

Es blanco el mar o lo fue en el sintagma que describe
la insólita armonía de los planetas, dije yo seré, qué,
nieve, azúcar, algodón, nube, pero era verde
como la esmeralda que nunca vi,
era azul como los ríos de lava en mundos desconocidos.

Quise comprender las palabras que mordían la noche,
el sol de los vocabularios cuando el álgebra inclemente
se volvió sombra en los códices bajo unos textos
que nadie consiguió descifrar.

Quise volver al origen multicolor de los barrios donde nací,
no lo logré: hoy son presencia de espectros, plazas invertidas,
chirrido inaudible de patinetes; antes basílica de juventud,
memoria urbana del crepúsculo, madrigal de los éxtasis en flor.

Fui la espera del vigía justo cuando la bruma ignoraba
los rostros que han puesto proa hacia las islas del olvido,
con sus bajeles que no han cesado de viajar
por los deltas de unos días sin océano
en que verter las esperanzas crecidas tras los ojos del ensueño.

¿Y tú qué ves ahora, tal vez rosas rotas en catafalcos de herrumbre,
jardines que regó la lluvia que manaba de tus dedos
como un rocío infantil apenas esparcido por la brisa
que los relojes dejaban como una huella en los círculos del tiempo?

¿Y el amor, el deseo, su cáliz herido, la rubia candidez
que me pobló como una ola, tan próxima a mí,
a la que puse alas para descubrir que no era pájaro?

Pisan mis pies espinas que ya no duelen y no soy héroe
ni hay en mi frente ningún orgullo que corone el desliz
que acompaña al río que invita a mi ser a derramarse,
igual que un búcaro cuya pared se agrieta y filtra la epopeya
del recuerdo con esta voz que llama a quien ya no está,
muy bajito para que nadie escuche el diálogo eterno
que sacia mi sed, tan viva como la luz que nace de mis ojos
aún ardientes como teas en la cueva donde, la piedad, aguarda al futuro.

[Ana Muela Sopeña]

Maravilloso poema, Ramón:

Es un honor para mí inaugurar el ciclo de comentarios.

Me gustan las palabras, los versos, el sentimiento, los recursos, el ritmo...

Un estilo muy tuyo que cala profundamente.

Enhorabuena
Un beso
Ana

[Alejandro Costa]

Una maravilla poética y profunda.

Desde luego, no hay otro como don Ramón.

Espectacular.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

[Pilar Morte]

Un poema para releer y aprender. Tiene todo lo que exigimos, vocabulario rico, imaginación creativa, calidad y calidez poética. Me gustó mucho.
Un placer leerte y abrazo grande

[Marisa Peral]

Coincido con los compañeros que me preceden en valorar la excelencia de tus letras, Ramón, ver tu nombre es garantía de encontrar algo extraordinario, y lo tenemos aquí, a golpe de tecla y ratón.

En una primera lectura me han enganchado estos tres versos:

¿Y el amor, el deseo, su cáliz herido, la rubia candidez
que me pobló como una ola, tan próxima a mí,
a la que puse alas para descubrir que no era pájaro?

Felicidades y bicos.

[Ricardo López Castro]

Gran trabajo.
Creo que los temas de los que no se sabe nada o muy poco son de los que más se habla.
Algo para embellecer, con más mérito aún, si no, nos devoraríamos entre nosotros.
Las cosas incognoscibles son la base de la vida y fomentan las ilusiones sobre ella.

[xaime oroza carballo]

Es blanco el mar o lo fue en el sintagma que describe
la insólita armonía de los planetas, dije yo seré, qué,
nieve, azúcar, algodón, nube, pero era verde
como la esmeralda que nunca vi,
era azul como los ríos de lava en mundos desconocidos.

Quise comprender las palabras que mordían la noche,
el sol de los vocabularios cuando el álgebra inclemente
se volvió sombra en los códices bajo unos textos
que nadie consiguió descifrar.

Quise volver al origen multicolor de los barrios donde nací,
no lo logré: hoy son presencia de espectros, plazas invertidas,
chirrido inaudible de patinetes; antes basílica de juventud,
memoria urbana del crepúsculo, madrigal de los éxtasis en flor.

Fui la espera del vigía justo cuando la bruma ignoraba
los rostros que han puesto proa hacia las islas del olvido,
con sus bajeles que no han cesado de viajar
por los deltas de unos días sin océano
en que verter las esperanzas crecidas tras los ojos del ensueño.

¿Y tú qué ves ahora, tal vez rosas rotas en catafalcos de herrumbre,
jardines que regó la lluvia que manaba de tus dedos
como un rocío infantil apenas esparcido por la brisa
que los relojes dejaban como una huella en los círculos del tiempo?

¿Y el amor, el deseo, su cáliz herido, la rubia candidez
que me pobló como una ola, tan próxima a mí,
a la que puse alas para descubrir que no era pájaro?

Pisan mis pies espinas que ya no duelen y no soy héroe
ni hay en mi frente ningún orgullo que corone el desliz
que acompaña al río que invita a mi ser a derramarse,
igual que un búcaro cuya pared se agrieta y filtra la epopeya
del recuerdo con esta voz que llama a quien ya no está,
muy bajito para que nadie escuche el diálogo eterno
que sacia mi sed, tan viva como la luz que nace de mis ojos
aún ardientes como teas en la cueva donde, la piedad, aguarda al futuro.

Quixen comprender a singradura...
Fondo e moi fermoso, Ramón. A miña gratitude polas túas íntimas palabras. Parabéns.
Unha aperta, irmao.

[F. Enrique]

Cumples las expectativas siempre, Ramón. Este buen poema se ve perjudicado, a mis ojos, por la excelencia de lo último que te he leído.

Un abrazo.

[Ramón Carballal]

Maravilloso poema, Ramón:

Es un honor para mí inaugurar el ciclo de comentarios.

Me gustan las palabras, los versos, el sentimiento, los recursos, el ritmo...

Un estilo muy tuyo que cala profundamente.

Enhorabuena
Un beso
Ana

Gracias por tu generosidad, Ana. Un beso.

[E. R. Aristy]

Es blanco el mar o lo fue en el sintagma que describe
la insólita armonía de los planetas, dije yo seré, qué,
nieve, azúcar, algodón, nube, pero era verde
como la esmeralda que nunca vi,
era azul como los ríos de lava en mundos desconocidos.

Quise comprender las palabras que mordían la noche,
el sol de los vocabularios cuando el álgebra inclemente
se volvió sombra en los códices bajo unos textos
que nadie consiguió descifrar.

Quise volver al origen multicolor de los barrios donde nací,
no lo logré: hoy son presencia de espectros, plazas invertidas,
chirrido inaudible de patinetes; antes basílica de juventud,
memoria urbana del crepúsculo, madrigal de los éxtasis en flor.

Fui la espera del vigía justo cuando la bruma ignoraba
los rostros que han puesto proa hacia las islas del olvido,
con sus bajeles que no han cesado de viajar
por los deltas de unos días sin océano
en que verter las esperanzas crecidas tras los ojos del ensueño.

¿Y tú qué ves ahora, tal vez rosas rotas en catafalcos de herrumbre,
jardines que regó la lluvia que manaba de tus dedos
como un rocío infantil apenas esparcido por la brisa
que los relojes dejaban como una huella en los círculos del tiempo?

¿Y el amor, el deseo, su cáliz herido, la rubia candidez
que me pobló como una ola, tan próxima a mí,
a la que puse alas para descubrir que no era pájaro?

Pisan mis pies espinas que ya no duelen y no soy héroe
ni hay en mi frente ningún orgullo que corone el desliz
que acompaña al río que invita a mi ser a derramarse,
igual que un búcaro cuya pared se agrieta y filtra la epopeya
del recuerdo con esta voz que llama a quien ya no está,
muy bajito para que nadie escuche el diálogo eterno
que sacia mi sed, tan viva como la luz que nace de mis ojos
aún ardientes como teas en la cueva donde, la piedad, aguarda al futuro.

Wow! Un poema que emana como una cascada asombrosa, maravillosa. Hay elocuencia, belleza, esperanza y ciencia. Te felicito por esta inspirada obra, Ramón. Abrazos

[J. J. Martínez Ferreiro]

Magnífico!!! se resume en este poema lo mejor de Ramón Carballal. Eso... pongo este poema en una de las cumbres de tu carrera poética, que ya es poner.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Una maravilla poética y profunda.

Desde luego, no hay otro como don Ramón.

Espectacular.

Un abrazo.

Salud, paz y felicidad.

Gracias, Alejandro, por tus generosas palabras. Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema para releer y aprender. Tiene todo lo que exigimos, vocabulario rico, imaginación creativa, calidad y calidez poética. Me gustó mucho.
Un placer leerte y abrazo grande

Gracias, Pilar, por leer y por la amabilidad del comentario. Un abrazo, amiga.

[Ramón Carballal]

Coincido con los compañeros que me preceden en valorar la excelencia de tus letras, Ramón, ver tu nombre es garantía de encontrar algo extraordinario, y lo tenemos aquí, a golpe de tecla y ratón.

En una primera lectura me han enganchado estos tres versos:

¿Y el amor, el deseo, su cáliz herido, la rubia candidez
que me pobló como una ola, tan próxima a mí,
a la que puse alas para descubrir que no era pájaro?

Felicidades y bicos.

Gracias, Marisa, por tu tiempo y por tu generosidad. Bicos, amiga.

[Ramón Carballal]

Gran trabajo.
Creo que los temas de los que no se sabe nada o muy poco son de los que más se habla.
Algo para embellecer, con más mérito aún, si no, nos devoraríamos entre nosotros.
Las cosas incognoscibles son la base de la vida y fomentan las ilusiones sobre ella.

Gracias, Ricardo, por tu lectura y comentario. Un abrazo.