Gabriel Capó Vidal escribió: ↑Vie, 27 Sep 2024 11:33
Sentado en el sofá mi perro.
Midas, mordía el periódico,
me enfada tanto aúllo y roídas.
¡Como se urde una historia!
Tú y tu hija idean salir de compras.
Aquella tarde abordarías un tranvía.
Y del faldero yo huiría.
¡Una centella, un ruido atronador
y el cielo se vino abajo!
Doble la esquina y las vi.
Al frente de ti
me saluda una niña rubia.
Cruzando riveras,
raudales, sin calcetines;
tú de mi reías, también,
prendida a ti, la flor de tus entrañas.
¡Se baten las alas, se apiñan tres vidas
Hoy el cuento reinicia:
había una vez, un ser feliz
que con una dama vivía,
y con un ángel por niña.
¡Con un crío por nacer! ¡Que no darías,
por este nuevo nido… y por el mismo perro!
Me gustan como nos la ingeniamos en busca de expresión. Llamamos "efecto" a esas cosas que en alguna descripción de "destino" y que es ( aunque no únicamente)la incertidumbre que sentimos en los ciclos de nuestra vida. Si yo hubiera dicho o hecho en vez de de hecho y no dicho. Si hubiera llegado tres minutos antes.
Tu poema es muy interesante porque parece y sé que puedo estar rotundamente equivocada, parece jugar en el imaginarium a cambiar el pasado de la unidad de familia que fue. La lealtad del perro es infalible ante nosotros los que somos volubles y fallamos el blanco del presente una y otra vez. Me gustó mucho. Un abrazo, Gabriel.